Darksouth ll: Ante la mentira

Capitulo 14

Termino de preparar mi maleta y reviso a mí alrededor que todo esté en orden. Hago un chequeo mental de las cosas que necesito y que he descartado, puesto que, ya está  guardado. Miro el closet semi vacío y comienzo a sentirme enferma. La ropa de Edward está intacta guardada, mientras que en mi parte solo hay un par de chaquetas y pantalones guardados. He guardado zapatillas y botas, mis cosas personales que llenaban los cajones ya no están, y también me he llevado uno de los portaretratos que decoraba la habitación. Siento como si le estuviera diciendo a adiós a esta casa, que ya le había empezado a tomar un gran cariño. 

Decido no ponerme sentimental y camino hacia el baño para sacar mi cepillo de dientes, mi cosmetiquero y otras cosas personales. Una vez que ya vacié casi todo, bajo las cosas de a poco para no caerme por las escaleras, justo cuando Edward entra. Su cara refleja ese sentimiento de pérdida que sé que está sintiendo, pero también sé que él no me dirá jamás que pasa por su cabeza exactamente. Él se apresura para tomar mi maleta y la lleva al auto sin decir una sola palabra. 

Desde mi cumpleaños no hemos vuelto a tocar el tema del viaje ni nada similar. Él ha estado más atento que nunca e incluso, iba medio turno al bar para pasar más tiempo conmigo, sin embargo, el sábado en la noche cuando me vio hacer la maleta, todo cambió. No diría que cambió para mal, él me ha ayudado, pero no quiere hablar, ni siquiera soporta que le haga alguna caricia o le de algún beso. Comprendo cómo se siente, sé que alguien como él no soporta la separación, no soporta que yo esté lejos cuando debería estar a su lado, sé que cree que me va a perder y que nuestra relación se gastará con esta separación. Y aunque no se lo diga, yo también tengo miedo. Pues, solo lo veré el findesemana  y no sé qué podría pasar entre nosotros los otros cinco días. Yo no podré estar pendiente en un cien por ciento, y a raíz de ello, solo queda confiar en nosotros mismos. 

—Esto es lo último—digo cuando llego a su lado y abro la puerta del copiloto para guardar la última caja. 

Él voltea y asiente sin decir nada. No aguanto más esto. 

—No pongas esa cara por favor—le pido con la voz quebrada. Cierro la puerta y me acerco a él para abrazarlo. 

—Lo siento, pero no puedo fingir felicidad cuando no es asi—dice. Suspiro cuando sus brazos me rodean con fuerza y esconde su rostro en mi cuello. 

—Esto no pone feliz a nadie—susurro en su pecho. Inspiro hondo su aroma para no olvidarlo y me aferro más a su cuerpo. No quiero separarme. —...pero funcionará. Créeme—le digo. 

Sus brazos me sueltan para darle el lugar a sus manos de buscar mi rostro. En cuanto lo hace, corre mi cabello hacia atrás y une su frente a la mía. Aprieto entre mis puños su camiseta para sentir mejor su cercania y suspiro con ansias de sentir sus labios por última vez. 

—Funcionará...¿no?—dice y yo alzo la vista para verlo frente a frente. 

—Claro que si—le digo. Él sonríe apenas pero yo sonrío más al ver ese hoyuelos encantador asomarse. —Te amo—le digo. 

—Te amo más—bromea con una sonrisa más completa. 

—Eso, es imposible—le digo y ambos reímos un poco. Su mano acaricia mi mejilla y se desliza por mi nuca para acercarme a sus labios. 

Rodeo su cuello con mis brazos y me pongo de puntillas de pie para alcanzar a besarlo. Él, sin ningún problema, me rodea la cintura y me levanta un poco para estar a la misma altura. No me cansaría jamás de esto, de él, de esta cercanía que se vuelve visiosa y adictiva. Nos separamos unos centímetros luego de un rato, y él roza la punta de su nariz con la mía de modo cariñoso que me hace reír. La despedida se hace eterna, pero es momento de decir adiós. 

Él me deja con cuidado y me suelta segundos después como si lo hiciera en contra de su voluntad. Acaricio su mejilla y me acerco para darle un último beso antes de subirme al auto. 

—Avisame cuando llegues—me dice y desde mi posición veo sus ojos ponerse ligeramente cristalinos. 

—Lo haré. Te amo...y pórtate bien—le digo para aligerar el ambiente un poco, sin embargo, él solo hace una mueca parecida a una sonrisa. 

—Suerte..—dice y saluda una última vez con la mano antes de darse la vuelta y entrar a la casa. 

Suelto un suspiro entrecortado y enciendo el auto para irme. Las ganas de llorar me invaden, y no hago nada para retenerlas, total nadie me está viendo. Solo he avanzado un par de cuadras, y ya siento ese vacío doloroso atravesar mi pecho. Todo saldrá bien. Yo sé que podremos con esto. 

 

En fin, mientras conduzco paso por el muelle donde se encuentra la cabaña, puesto que está de pasada. Sin embargo, por alguna razón me acuerdo de la anciana rara que nos topamos en la feria. Estoy segura que esa señora dijo mi nombre, fue algo realmente extraño. Era como si ella me conociera, pero estoy segura que nunca la habia visto antes. Una idea tonta surca mi cabeza, y me encuentro entrando en el estacionamiento de la feria. Por lo que sé, hoy es el último día y no se que pretendo hacer, pero aquí estoy, caminando por el camino de madera en busca de ese local. No recuerdo donde esta, puesto que ese dia iba enojada con Edward y ni siquiera me fijaba por donde caminaba. Esto es una locura. No deberia estar acá, ¿que tal si esa señora tiene malas intenciones? Edward me mataria, no tengo dudas y bien merecido que lo tendría. 

—Sabia que vendrias—dice alguien detrás mio. Me quedo helada en mi lugar temiendo a voltear—No temas Linda, estaba escrito que debías venir a mi—dice y ahora, tengo mas miedo que antes. Joder. 

—Yo...—digo dándome la vuelta. La misma señora de aquel dia está justo frente mio—Lo siento, pero...no se de que habla, yo ya me iba—digo de manera torpe. La lengua se me traba al hablar y me siento patética. Ella sonrie. 



#44996 en Novela romántica

En el texto hay: mentiras, peligro, amor y odio

Editado: 15.08.2019

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