Darksouth ll: Ante la mentira

Capitulo 21

Edward 

Otra maldita semana. Otra mas en la que con suerte, ha respondido dos putos mensajes y apenas a cogido una llamada. No logro descifrarla. Miller me dice que le de tiempo, que no la sofoque, pero ¿Que mierda sabe él? Ni siquiera logro saber que hice mal para que se haya largado como lo hizo. Pienso en mis jodidas acciones y sé que varias cosas de mi le molestan, pero salvo mi desaparición de la última vez, no creo haber hecho algo mal. Me he pasado toda la semana, desde que se volvió a ir, pensando en alguna forma de arreglar lo que sea que hice mal, pero no se que hacer. No soy bueno con las cursilerias, le mandé hacer una pulsera de plata con la palabra Rizos grabada, pero ni siquiera sé si le gustará, pero aun asi la tengo por si acaso. He llamado a Sandy para ver si me puede decir que cagada me mandé, pero ella con suerte me insultó y cortó la llamada. También he llamado a Karin, pero me ha dicho que no sabe nada, y  que ella ha estado igual que siempre. Asi que, no se. 

Por otro lado, el bar va bien. Debo admitir que la idea de July resultó. Las ganancias han estado muy buenas, con la diferencia que el inventario se ha agrandado. Ahora debo ordenar pan, carne, aderezos, lechuga y toda esa mierda. Por suerte, Juls me ayuda, sino no se que haria. En fin, termino de responder un mail de Will, justo cuando Chad aparece y se sienta en la silla frente a mi. Cabe mencionar, que después de lo que paso con el asunto de Linda y los Darksouth, ya le he dejado claro que no vuelva a mencionarlos, se molestó conmigo, pero por lo menos, ahora no está tan insoportable como los otros dias, supongo que ya lo superó. 

—¿Que te pasa?—me pregunta. Lo miro sin entender.—Es por la rubia ¿no?

—No quiero hablar de eso Chad—le digo. Él suspira y niega con la cabeza—¿Que?

—Nada, es solo que si tanto quieres arreglar las cosas...deberias estar ya mismo montando tu trasero en tu auto e ir a buscarla—dice. Frunzo el ceño y lo miro dudoso—Es mi humilde opinion—dice. 

—Humilde opinion...—me burlo—No lo se, no creo que quiera verme—le digo y rasco la parte posterior de mi nuca.

—¿Como lo sabrás si estas acá sentado lamentadote?

 

Aquello fue suficiente para despachar a Chad de mi oficina y dejarlo a cargo por el resto del fin de semana, el idiota tiene razón. Si quiero arreglar esto, debo ser yo quien vaya en su búsqueda. En el camino llamo a Karin para preguntarle cual es el horario de Linda, ella me dice que por hoy tengo suerte, ya que, tiene que quedarse hasta las cinco en la universidad, si me apuro llegaré a tiempo. 

Como me importa muy poco ser precavido con la velocidad, aprovecho el máximo de mi bebé para llegar lo antes posible. Karin me ha dicho que el auto se Linda se averió está mañana, así que es la excusa perfecta para recogerla a la salida. Pero si llego tarde lo más probable que se vaya en autobús o el idiota latino ese la lleve, solo de pensarlo pongo el acelerador al máximo y avanzo tres autos en la carretera. 

Me lleva tres malditas horas y media llegar. Para mí jodida suerte, llego veinte minutos tarde. Seguro que ya se fue y yo como idiota aqui. No quiero llamarla porque pretendo sorprenderla, pero si en cinco minutos más no la veo salir, entonces es porque ya se fue y mí jodida buena intención, valió una mierda. Aún así me bajo del auto y espero apoyado en este mientras veo a más idiotas salir. Algunos me miran y otros miran mi auto. Y una tres chicas han estado paradas frente al umbral desde que llegué, me miran y me sonríen pensando que las estoy mirando a ellas, cuando en realidad estoy pendiente de la maldita puerta donde se supone que deberia salir mi Rizos. Maldigo en voz baja chequeando la hora en mi celular, estoy dispuesto a entrar a buscarla y verificar por mi mismo si se fue o no. Me acerco al grupo de chicas y me saco las gafas de sol antes de llegar. Una de ellas me mira de pies a cabeza mientras que otra se sonroja con mi llegada, solo una demuestra menos interés que las demás, y me dirijo a ella. 

 —¿Sabes dónde queda la escuela de leyes?—pregunto. La chica sonríe por amabilidad y se voltea para darme las indicaciones. 

—Entras por la puerta principal, al fondo a la derecha y sigues derecho. Te darás cuenta cuando llegues. —me dice. Asiento y hago una mueca como agradecimiento. 

—Gracias. 

Me coloco nuevamente mis gafas y justo cuando pretendo entrar al área del campus, la veo salir. Primero reconozco a la prima odiosa de Miller y seguido, Linda sale riéndose mientras mira hacia atrás, y no pasan ni dos segundos que descubro el porque de su risa. Es el hippie ese. Me cruzo de brazos y me quedo parado mientras me apoyo en el umbral justo detrás de la chica que me dió la indicación. Aún puedo oír sus murmullos dirigidos a mi, pero me importa muy poco. Aprieto inconscientemente mis puños cuando el hippie latino apoya su mano en la espalda baja de ella cuando bajan las escaleras. Linda es tan inocente que no se da cuenta que hay segundas intenciones en ese imbécil. 

 

—¿Tienes miedo de entrar?—oigo que alguien dice detrás mío. Me giro sobre mi hombro y me encuentro con la chica que me dió la indicación, está vez está sola. 

—No—respondo. Ella levanta una ceja y yo frunzo el ceño. No es linda, ni muy agraciada que digamos. O bueno, quizás tenga buenos pechos pero en definitiva no es alguien en quien yo me fijaría a primera vista. 

—Eres como el típico chico rudo que viene a buscar a su novia a la universidad...¿No?—pregunta. 

—Te creía menos odiosa que tus amigas chillonas, pero creo que me equivoqué—le digo. Ella suelta una carcajada. 

—Y yo te creía más simpático pero me equivoqué—dice y niego con la cabeza intentando no sonreir. —Soy Alex—me dice. 

—¿Alex? ¿Que no es nombre de chico?—pregunto. Ella vuelca los ojos. 

—Es diminutivo de Alexia—dice. 



#45010 en Novela romántica

En el texto hay: mentiras, peligro, amor y odio

Editado: 15.08.2019

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