Linda
Le prometí a Molly que su estadía aquí sería genial y eso haré. Sin embargo, mi cabeza está con Edward. Tengo un mal presentimiento y he intentado llamarlo, pero su teléfono me da apagado. Trato de hacerme la idea que solo es parte de mi cabeza, que nada ha pasado y que sólo es mi lado paranoico. Pero no puedo dejar de pensar en que no debí dejarlo ir en la motocicleta.
Por otra parte, estar pendiente de Molly me ayuda a no perderme en mis pensamientos y centrarme en ella. Hemos ido al cine y a comer pizza y helado. Me gusta verla contesta y estar así con ella, me recuerda cuando era niña y salía con mi padre. Hacíamos exactamente las mismas cosas, y por lo que Molly me dice, él aún sigue haciendo lo mismo con ella. Espero que cuando tenga un hijo se me den estas oportunidades de salir a solas, no hay nada como el vínculo madre-hijo o hija, que se crea en estas salidas.
—¿Edward y tú se van a separar?—pregunta de la nada mientras muerde el cucurucho de su helado.
—¿Que? ¿Por qué preguntas eso Molly?—le digo y me río un poco.
—No sé. Él se fue enojado hoy y ayer no estaba feliz de verme—dice. Jesús, había olvidado lo despierta e inteligente que es Molly.
—No cariño, no nos vamos a separar y sabes cómo es Edward. Él nunca está feliz de ver a alguien—le digo bromeando y me relajo cuando veo aparecer una sonrisa en su rostro. —Por cierto, ¿Que te dijo el medico?
Molly el día de ayer había ido al médico por rutina, sin embargo, Karin y mi padre estaban algo preocupados, ya que en seis meses Molly no ha subido ni un gramo. No es normal esto, puesto que la niña no está inapetente y Karin procura darle todo según como el médico le diga, así que, esto es algo raro.
—Parece que me van a sacar sangre—dice algo amurrada—No quiero que vuelvan hacerme esos exámenes, son muy dolorosos—dice arrugando su pequeña naricita. Me da pena pensar en todo lo que ha tenido que pasar siendo tan pequeña.
—Todo estará bien cariño, te lo aseguro—ella asiente encogiéndose de hombros y me muestra las palmas de sus manos para indicarme que se comió todo y también que se le ha derramado el helado.
Luego de pasar al baño decidimos que ya es hora de irnos. La tarde se ha pasado muy rápido y ahora vamos de vuelta a la casa, sin embargo, en el camino Edward vuelve a surcar mi cabeza y prefiero tomar un atajo e ir al bar. Molly se alegra, ya que, una sola vez ha ido al bar y quiere ver cómo está ahora.
Estaciono donde él siempre deja el auto, y me percato que la motocicleta está tirada. Dudo mucho que Edward la haya dejado así, tal vez se cayó, pero decido restarle importancia y me dedico a desatar a Molly de su silla, o como ella prefiere decirle, asiento especial. Ella entra primero y me espera a un lado de la puerta para tomar mi mano. Al primero que veo es a Charles quién agita su mano como saludo. Le indico a Molly que se acerque a la barra y la tomo en brazos para sentarla en una de las bancas. Me inclino hacia delante para salir a Charles y Chad pasa por atrás mío pellizcandome la cintura.
—No se aceptan niños—dice con voz seria a Molly. Niego con la cebeza sonriendo y veo la reacción de Molly quien mira a todas partes.
—No hay un cartel que diga eso—le responde y yo suelto una carcajada. Chad asiente admitiendo su derrota ante una niña de seis años.
—Touche—le dice y le enseña su puño para que ella lo choque. Molly sonríe formandosele los hoyuelos y choca su pequeño puño con Chad. —Vaya... no hay duda de que Scott y tú tienen el mismo ADN—dice mientras mira a Molly como si fuera una especia de experimento.
—Hablando de Edward...¿Está?—Chad me mira y asiente. —¿Podrías...vigilarla? Voy y vuelvo—le digo. Chad frunce el ceño pero termina por encogerse de hombros.
Justo cuando voy entrando por el pasillo, volteo y veo a July aparecer al lado de Molly. Quiero darme la vuelta y traer a Molly conmigo para alejarla de ella, pero necesito estar con Edward a solas. Ya no quiero seguir molesta, no quiero seguir dándole vueltas a este asunto, quiero estar bien y quiero estar con él. Lo extraño.
Mientras avanzo soy capaz de oír mis propios latidos. Estoy algo nerviosa, y no sé porque. Quizás, porque no se cómo reaccionara él, tal vez esté molesto aun. Por supuesto que estará molesto, me he portado como una tonta. Debí hablarlo cuando tuve oportunidad y así me evitaba todo esto. Pero a veces el orgullo es más fuerte que la razón. Cuando llego a su puerta, doy tres golpes y me asomo despacio. Él aparta la vista del ordenador y cuando me ve, vuelve a lo que estaba haciendo como si no le interesara mi presencia. Creo que empezamos mal. Entro en su oficina y me acerco a su escritorio. Él aún mantiene la vista fija en la pantalla del ordenador y comienzo a sentirme estúpida.
—Venimos del centro comercial, llevé a Molly al cine—digo temerosa. Me muerdo el labio cuando él solo alza las cejas como respuesta—Estaba pensando que...podríamos hacer algo los tres...¿Que dices?—pregunto, pero el continua ignorandome—¡Edward!—le digo en voz alta. Él se separa un poco de ordenador y me mira.