Edward
—Sabia que tú regreso sería beneficioso para mí negocio Ice—me dice Zorro mientras me entrega un vaso con whisky, pero lo rechazo.
—Una carrera más Zorro. Ese es el trato—le recuerdo. Él sonríe y alza su vaso en mi dirección antes de beber. —Una vez que acabe quiero a todos los Darksouth fuera de este basurero y a tu maldito trasero alejado de nosotros.
—Siempre y cuando ganes—dice. Lo miro y resoplo sin decir nada.
Él solo me sonríe y no sé cómo tomar aquello. Se que no puedo fiarme de él, estoy seguro que buscará la manera de joderme, pero es que, no tenía otra alternativa. Haciendo esto es como me estoy ganando nuevamente la confianza de los Darksouth, y por suerte, he podido llevarme a los que son menores de edad. Con la ayuda de Will estamos tratado de desintoxicarlos y hacerlos trabajar para que mantengan su ansiedad controlada. Es difícil, puesto que son chicos que no tienen a nadie, no tienen el interés de sus padres ni tampoco ganas de ser mejores en la vida. Y pensar que yo era como ellos.
Me pongo de pie para irme y en la salida me encuentro cara a cara con Nikki.
—Vuelve el perro arrepentido...—dice mofandose de mi. La miro mientras ella juguetea con su chicle y me mira con cara de drogada.
—¿Que te ha pasado Nikki?—digo. Su sonrisa desaparece y opta por una postura más ruda—Si sigues así y aquí, terminarás mal. Te lo aseguro.
—¿Y a ti que mierda te importa? —espeta con brusquedad mientras se acerca a mi y me da un empujón que no logra correrme ni un poco. —No te creas mejor que yo porque no lo eres. Tú y nadie más que tú, provocó todo esto. —dice muy cerca de mi rostro. Me hecho hacia atrás esquivando su cercania y río con sorna.
—Siempre fuiste una drogadicta, conmigo o sin mi. Ahora que tú seas lo suficientemente tonta para arruinar tu vida y no tener control sobre ella, es tu jodido problema Nikki. —ella me mira y veo sus ojos inyectados en sangre ponerse vidriosos.
—Vete al infierno—dice mostrándome sus dientes y mirándome fijamente a los ojos. —¡Vayanse todos ustedes al maldito infierno!—grita y decido no seguir escuchandola. Doy media vuelta y me voy por dónde vine.
Conduzco hacia el bar y me meto en la oficina entrando por la puerta trasera, dónde July está hablando por teléfono. Corta en cuanto me ve y me sonríe. Le devuelvo apenas la sonrisa y me dejo caer en el sillón mientras llevo mis manos a la cabeza tratando de pensar. Will tenía razón, Zorro no me dejará libre con esta última carrera, me perseguirá toda mi maldita vida, y sé que Scott ya no podrá meterse y salvar mi pellejo. Creo que estoy metido hasta el infierno, y lo que podría empeorar todo, es que Linda se entere en que estoy metido. Si ella llega a saber lo que hago y lo que hice en mi pasado, estoy seguro que no me perdonará.
¿Por qué siempre cagó todo?
Hace días que apenas hablamos. Estoy seguro que ella captó algo extraño en mi y sé que se está aferrando a sus palabras de no entrometerse en nada, pero yo no estoy siendo sincero con ella. No le estoy dando motivos para que no se meta. Pero no sé cómo mirarla a la cara y decirle que corro carreras ilegales en motocicleta para un mafioso y no solo eso, también le ayudo a distribuir drogas. No, Linda no lo entendería.
—Edward...¿Estás bien?—habia olvidado por completo la presencia de July.
—Si—le digo pero al cabo de unos segundo niego—No, no estoy bien—le digo y la miro.
He estado evitando hablar con July estos días, después de lo de la última vez. No pasó nada, pero ahora que lo pienso, no debí llevarla a casa y dejarla dormir en el sillón ni que usara mi camiseta. Si Linda se entera es mi perdición. De eso, estoy completamente seguro. Sé que no se tragó lo de Chad quedándose a dormir en casa, pero no me ha vuelto preguntar. No sé si podría mentirle descaradamente al rostro. Estoy haciendo todo mal maldita sea.
—¿Tuviste dramas con Linda?¿Se enteró lo del sábado pasado?—pregunta con interés. La miro y niego enseguida.
—No, claro que no. Ya hablamos de eso July. —ella asiente y me pide disculpas en voz baja.—...es solo que, creo que estoy a punto de perder todo—digo y la miro. Me encojo de hombros y me dejo caer hacia atrás para apoyar mi espalda en el respaldo. Me cruzo de brazos y presto atención al techo.
—¿A qué te refieres?—pregunta sentándose a mi lado.
—Estoy jodido hasta el cuello y lo peor es que, no sé si tenga escapatoria—digo y muerdo con fuerza mi labio.
—Sea lo que sea, estoy segura que todo tiene solución—dice y la miro.
—No lo sé. Solo sé que estoy haciendo todo mal, desde mentirle y ocultarme cosas a Linda, hasta la malditas carreras que juré no volver a correr.
—Ella entenderá Edward—dice y al miro nuevamente. Ella lo conoce a Linda—...en cuanto sepa porque haces lo que haces, ella te comprenderá. Si te ama, ella te aceptará con estos errores y te perdonará—dice con una sonrisa y solo le causa algo de risa.
—No la conoces—digo y vuelvo a plantar mis ojos en el techo. —...Linda es alguien que valora más la verdad y la sinceridad que cualquier otra cosa—digo y siento algo punzante en mi pecho al pensar en todo lo que no le he dicho de mi y no sé si podría hacerlo. —...yo juré serle sincero, leal y que no habría secretos entre nosotros. Y lo único que he sido, es serle leal en cuanto a nuestra relación, pero en todo lo demás, le he fallado. Y sé que no me perdonará.
—Pero lo haces por amor Edward—me dice—...quieres protegerla y que nada malo le suceda. Cualquier mujer en la que su hombre hace esas cosas solo por ella, debería sentirse completamente agradecida de tenerlo.—la miro y frunzo mis labios pensando un poco en lo que dijo.
¿En serio hago todo esto solo por ella?
—No se si es por ella. Quizás, solo lo hago por mi, para volver a sentirme vivo y como era antes, antes de ella.