Que comience el juego.
Despierto algo cansada y me meto a la ducha, me relajó un poco y voy despertando poco a poco.
—¡AY PERO QUE MIERDA! Otra vez me metí a bañar con ropa— me pasa cada vez que estoy muy dormida.
Me quitó la ropa mojada y la dejo en la ducha, me terminó de duchar y salgo de la ducha, exprimo un poco la ropa y la llevo a la secadora.
—Dios ¿cuándo dejaré de hacer eso?— me río sóla.
Busco en mi armario una falda de cuero, mi camisa de tiros favorita de color vinotinto, mi ropa interior negra. Termino de arreglarme, esté bralette que me compré me queda maravilloso, me colocó mis botas, arreglo mi cabello, poco maquillaje y listo.
Salgo directo a Princeton, siento que este día será maravilla.
Camino por los pasillos de la universidad hasta llegar al salón, todos me quedan viendo y algunos me sonríen, y otras me miran mal, me siento cerca del ventanal y espero a que llegue la profesora.
Reviso mi teléfono, no he recibido ningún mensaje importante así que decido guardarlo.
—Aunque te arregles seguirás siendo bruja—
—¿Perdón?—
—Perdonada— se ríe.
—Eres tan patético—
—Eso no lo decías anoche cuando nos besamos—
Me quedo helada, sin poder decir nada, pero de pronto siento mucha rabia.
—¿Ves? No tienes nada que decir— se ríe.
—Eres tan patético—
—Eso ya lo dijiste bruja—
—No me llames bruja, ¿Quien mierda te crees?—
— Hoy alguien amaneció de mal humor—
—Verte me pone así—
Se me acerca.— ¿cómo? ¿Nerviosa?— Joder, esos ojos negros me erizan la piel.
—¿Nerviosa? Jamás, me molesta ver tu cara, además porque debería ponerme nerviosa no eres nadie—
—Por dios nena, soy Derián Dash, todas se derriten por un Dash—
Derián Dash...
—Menos yo—
—Claro, eso lo dejaste en claro ayer al besarme —
Siento como mi sangre hierve al escuchar lo.
— A ti que te importa, imbécil, crees que por tener ese maldito apellido todo el mundo se debe rendir a tu pies, pues no, lastimosamente yo no, así que déjame en paz—.
—No puedo brujita, está tarde te espero en la biblioteca para comenzar con el análisis—
Aasf que fastidio, me doy media vuelta y saco mi teléfono, no quiero seguir hablando con él.
—Rachel—
—¿Que quieres?— vuelto a voltear.
—¿Cómo sigue tu mano?—
—¿Mi mano?—
—Sí— me mira las manos
—Bien, mucho mejor—
Derián iba hablar pero la profesora lo interrumpe y agradezco por eso, no quiero oírlo más. Durante toda la clase no pude sacarme de la cabeza el beso. ¿Por qué mierda los bese? Definitivamente esto comenzó mal.
...
—¡Oh dios mío! Pero que belleza de mujer— dice Natasha
—No exageres, solo me arregle un poco—
—Nunca te habías vestido así—
—siempre hay una primera vez— reímos.
Busco en mi bolso mi termo con agua y bebo un poco.
— El beso que te diste con Damián y Derián hicieron efecto en ti— ella ríe
Casi me atragantó con lo que acaba de decir Natasha.
—Explicame como termine besándome con esos idiotas, ¿Por qué lo permitiste?—
—Amiga ¿Que podía hacer yo? Esos dos están para chuparse los dedos, pero porfa déjame aunque sea probar a Dorián—
—Puedes quedarte con los tres, no me interesan— digo con asco.
—Pero nunca me constaste que se siente besar a los Dash—
—Un asco total—
—Seras la solterona con muchos gatos— ambas reímos.
—Deja de decir payasadas y vamos a comer, muero de hambre—
— Ay Rachel, no cambias, vamos—
Caminamos hasta la cafetería del campus, y compramos unos sándwich de pollo, papitas, y un ponqué, y Natasha adicional se compró un jugo. Nos sentamos en una de las mesas vacías,comenzamos a comer y hablar.
Todas las chicas comienzan a murmurar y veo que viene entrando el idiota que estudia conmigo y ...
— Los Dash están en boca de todas—
—Hasta se me quitó el hambre —
—Ojala ellos fueran este delicioso sandwich de pollo—
—Ay Natasha— digo negando
—Si tu no los quieres, yo sí— dice mordiendo su sandwich.
—¡Oh! Pero miren quien está aquí, la niña bonita, ¿Pero ya va? Se arregló—
Suspiro.— Primero no me digas niña bonita, y segundo que te importa— refuto.
—Aun sigues como fiera, creo que necesitas otro beso—
Apreto mis manos debajo de la mesa, está colmando mi paciencia.
—Mira pedazo de imbécil, alejate déjame desayunar en paz— digo colocándome de pie.
—como diga la niña bonita— se acerca a mí y esos ojos grises, me hipnotiza.— Pero lo de anoche no se queda así, me la vas a pagar—
—No te tengo miedo—
—Juegues con fuego, y mucho menos con un Dash—
—Me gusta ver cómo se queman en el infierno, y si eso significa ver cómo se quema un Dash pues, Que comience el juego—
—Que gane el mejor—
Me estira la mano y yo la recibo, ambos reímos maliciosamente.
—Buen provecho niña bonita— dice mientras se aleja de nosotras.
—¿Acaso estás loca?—
—¿Por qué?—
—¿En serio lo preguntas?— pone sus manos en su frente.
—¿Que pasa?—
—Mientra que todas se lo quieren llevar a la cama, me incluyo, tu le declaras la guerra—
— A mi no me importa, esos imbéciles, con sus caritas bonitas y ese maldito apellido no pueden venir a intimidar a nadie—
—¿Qué carajo te pasa?—
—Que los odio, eso pasa—
Ese imbécil no sabe con quién se mete, pero no voy a dejar que con su apellido venga a pisotear a cualquiera, ni con todos sus millones.
Bruno se acerca a nosotras.
—Vaya Bruno, la golpiza que te dió Damián te dejo feo—
La rabia vuelve a mí.
—Y luego no quieres que le declaré la guerra— le digo a Natasha
—¿Que hiciste qué?—
— Nada sin importancia—digo
—Le declaró la guerra a Damián— dice Natasha terminado su sandwich
—Rachel, alejate de esos imbéciles—
—Tranquilo Bruno, no me pasará nada—
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Editado: 14.05.2020