Davinia: La Última Bruja De Salem

EL REENCUENTRO

DAVINIA

Desde el día que conocí a Alec, ha pasado ya una semana. Una semana en la que no conseguí averiguar/encontrar nada que nos permitiera volver a vernos. A pesar de las intensas horas encerrada en aquella inmensa biblioteca no había sacado nada. Lo único que me mantenía animada eran nuestras notas. Notas que escribía en secreto, y que ocultaba en el interior de mi diario como un tesoro, con la esperanza de que algún día pudiésemos hablarnos a la cara.

Oigo la alarma sonar encima de mi mesilla anunciando un nuevo día. Mi primer fin de semana ha llegado, y no pienso perderlo bajo las sabanas. Me visto con sumo cuidado para no despertar a Genevie y una vez arreglada con unos shorts vaqueros y una camiseta blanca a juego con unas convers blancas salgo de la habitación con mi mochila, en la cual llevo mi ordenador, al hombro.

Recorro los distintos pasillos hasta llegar a la biblioteca en donde me siento en mi sitio desde hace ya una semana. Contemplo con detalle cada libro que he escogido, reuniendo y comparando la información que en estos se hallan, anotándola toda en mi ordenador. Información que no vale para cumplir mi sueño.

Dejo caer un suspiro de exasperación ante el fracaso que estamos obteniendo Alec y yo en encontrar una forma para poder vernos sin quebrantar las leyes. Miro a través del enorme ventanal de la biblioteca hacia la otra punta, en donde se encuentra la escuela para magos. Parece mentira que al pesar de estar tan cerca estemos tan lejos.

Después de dos horas guardo todo de nuevo en la mochila y me encamino al comedor, en donde hay muy pocas alumnas. Cojo algo para desayunar, más que nada para llenar mi estómago; pero lo cierto es que no tengo apetito. Sin previo aviso, Luna se sienta sobre la mesa con una postal de la aldea sobre su boca.

-¿Que me estás queriendo decir Luna?-le pregunto acariciándola detrás de la oreja. Ella como respuesta maúlla cara la foto, poniendo su pequeña pata negra sobre esta.-Me estás diciendo que vaya a la aldea ¿ Y eso de que me va a valer para ver a Alec?-A continuación observo como rasguña con cuidado una zona del bosque. La misma zona en donde se encuentra la frontera. Empiezo a recoger todo rápidamente, dándole a Luna una galleta como premio a su fantástica idea.

Salgo del centro apurada, en busca del autobús que me llevará al centro de la aldea. Una vez ya en el, me siento en uno de los asientos libres con Luna en mi regazo. Los nervios empiezan a invadirme, a recorrer todo mi ser, de tal forma que no soy capaz de escribir una simple nota sin que me tiemble el pulso. Inspiro y exhalo varias veces con el propósito de relajarme. Una vez que mi pulso se ralentiza escribo la carta.

Nos vemos en la frontera, justo en donde nos despedimos hace una semana.Te tengo una sorpresa. Lleva un pendrive si lo tienes.

Al terminar la nota la envío recitando el hechizo de la otra vez.

-Con algo de suerte lo volveré a ver hoy mismo Luna-le digo en voz baja, tan pronto visualizo la aldea de las brujas.


 

ALEC
Me encuentro en la biblioteca repasando lo último visto en clase, después de que mis padres me llamaran la atención tras haber recibido la noticia de que su hijo había perdido una batalla mágica. Todo el mundo cree que por ser el hijo de uno de los magos más poderosos de todos es un privilegio; pero la realidad es distinta. Ser el hijo de un mago de esa categoría te somete a una presión constante, al hecho de ser siempre el primero, de mejorar tus resultados una y otra vez porque de no ser así nunca estarán satisfechos contigo.

Estoy pasando unos apuntes al portátil cuando justo en la pantalla se queda pegada una nota. La agarro con cuidado y la leo, y tan pronto la termino de leer veo como mi compañero Leo aparece con mí pen en su boca.

-Bien hecho Leo. Creo que es hora de dar un paseo y de romper las reglas de nuevo-le digo guardando todo en el maletín que mi padre me regaló al entrar en mi primer año.

Los dos salimos del centro de manera sigilosa, para no ser vistos, y al llegar al comienzo del bosque nos adentramos en este. Caminamos con cuidado;pero sin pausa uno al lado del otro. Leo parece notar mi entusiasmo porque de vez en cuando se adelanta. Al llegar a la frontera me detengo y me siento en una roca a esperar. Espero para poder volver a verla.

Después de varios minutos esperándola agarro mi maletín y saco mi blog de pintura. Desde pequeño he adorado pintar; pues a través de los dibujos podía gravar todo lo que mis ojos veían o simplemente expresar mis sentimientos, mi estado de ánimo. Agarro mis lápices de colores y continúo con el dibujo que tengo empezado. En este se ve a Davinia feliz junto a una gata negra de brillantes ojos azules. Representa la misma imagen que vi hace una semana.

Estoy sumamente concentrado en el dibujo que no me percato de su presencia hasta que Leo empieza a ladrar. Tan pronto la veo allí, frente a mí, junto a la que debe de ser su compañera, noto como en mi rostro se dibuja una gran sonrisa. Una sonrisa que jamás había realizado con anterioridad.


 

DAVINIA
Camino con precaución entre las empedradas calles de Witch Towm, para que nadie se percate de mis intenciones, para que nadie vea que me dirijo a la frontera. Siempre que veo a la gente pasar a mi lado disimulo viendo los escaparates o simplemente me escondo entre las paredes, para no ser vista.

Después de varios minutos veo la frontera frente a mis ojos, y mi corazón empieza a palpitar.

-¿Estoy haciendo lo correcto Luna? Es decir, si se enteran de que nos vemos...¡Dios! Nos van a expulsar. No puedo hacerlo, no puedo permitir que eso suceda-Empiezo a dar media vuelta cuando veo que Luna no me sigue, sino que ella continúa camino a la frontera-Luna, ven aquí. Esto es un error-le digo siguiéndola hasta que me encuentro justo a unos metros de la frontera.



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En el texto hay: magos, brujas, magia

Editado: 17.09.2019

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