Day Z

Capítulo Bonus

1 día antes de los sucesos de Day Z.

-Agh -un quejido varonil se hizo presente, aparte de los rayos de luz que se filtraban por la persiana-. ¿Amor? -inquirió.

Creyó oír un «¿sí» de parte de su esposa, pero como estaba con la cara pegada al almohadón, no estaba seguro.

Gentilmente la empieza a empujar, con intención de despertar a la marmota a su lado.

-¿Qué es lo que querés? -esta vez sí logró ver la cara mañanera de su amor-. No podés arruinar el sueño de una mujer a estas horas.

-Facundo me llamó -y como si eso fuese el anuncio del ganador de una lotería, la cabeza de su esposa resurgió de entre las almohadas-. Dice que es urgente -comentó mientras se abrochaba su uniforme.

-¿Sobre el caso «URV»?

Sus ojos parecieron asentir, ya que la fémina al instante se levantó y comenzó a cambiarse al igual que su pareja.

-Te acompañaré -anunció-. Estuvimos esperando esto por meses.

-Me alegro de que te des cuenta que es algo importante -se acercó y plantó un pequeño beso en sus labios-. Sí que será un gran día -no pudo evitar soltar una diminuta sonrisa.

[...]

-¡Frederic Zimmer! -exclamó Facundo, antes de que el nombrado se pegue un pequeño susto porque el hombre lo estaba levantando. Al parecer la alegría en el laboratorio también era un poco grande-. ¡Andrea! -también la elevó por los aires-. Pensaba que no vendrías más a visitarnos luego de tu retiro.

-Bueno -rio-. El bebé dentro de mí no se cuidará solo.

-A esa diminuta persona le gustará saber cuáles son las noticias -se volteó y se elevó en una sonrisa-. Doctor -suspiró-, nos llegó al laboratorio, esta mañana, unas coincidencias con el ADN que usted envío a Dakota del Norte.

-Espera... -lo detuvo abruptamente. Quería oír lo que tenía para decir, pero no estaba preparado, no podía suceder todo de manera tan rápida-. ¿ADN...? -comenzó, pero se vio interrumpido, una vez más, por la alegría de su cotrabajador.

-¡Inmune!

Y el laboratorio se hizo una fiesta al escuchar nuevamente la noticia. La fiesta no se detendría en el sitio.

Ahora se hallaban analizando en una de las salas principales, dichas muestras que Facundo mencionó. Andrea estaba estática todavía. Desde su retiro que jamás había oído una noticia que revolucionara a cientos de trabajadores.

-Cristina y Bird McGravord; madre e hija -informó Facundo. Sus rizos se encontraban hechos un desastre; había estado durante 32 horas encerrado en su laboratorio, yendo desde su silla hasta la cafetera en un intento de mantenerse con vida-. Ambas son portadores del ADN.

-¿Sabes si la hija es menor de edad?

-Sí. Lo es.

-Tendremos que conseguir el permiso -dijo la embarazada.

-Lo tendremos -replicó confiado-. Cítalas, Facundo. Tenemos que tener su sangre en cuanto antes.

Pero en cuanto terminó de pronunciar aquellas palabras, como si fuera obra del destino, la oscuridad predominó entre ellos; en un vano intento de verse a las caras, un festival de gritos inundó los oídos de todos y alteró al pequeño humano en la panza de la mujer.

Un corte mundial.

Bird McGravord; Cristina McGravord. Dos personas inmunes.

Ellas son la cura.




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