Eran las 11 a.m. y seguía habiendo gente dando vueltas, por ejemplo, Esteban y su bendita familia que era tan desorganizada. Todos estábamos esperando en la entrada de la estancia donde los micros que nos llevarían se encontraban. Sabía que Esteban no era sinónimo de puntualidad y orden, nunca lo fue, pero siempre las mujeres tendemos a serlo y por lo visto la querida esposa era un desastre al igual que él.
Xime estaba sumamente enfadada, los estaba insultando en todos los idiomas posibles, ella lo tenía todo planeado y si no llegábamos a horario perdíamos la reservación en la parrilla donde comeríamos.
- No lo puedo creer, juro que los dejaré si no se apuran.
- No harás eso Ximena, es tu hermano – contesto Alicia algo frustrada, conocía las mañas de su hijo, pero siempre había odiado que Xime y él se pelearan.
- ¡Mamá! Es mi semana y me importa muy poco el dejarlos ¡Que se ofendan si quieren!
Xime nos indicó que subiéramos a los micros y cuando estábamos por largarnos los vemos aparecer, la cara de Florencia era de puro de disgusto claramente habían estado discutiendo.
Ryan se mostraba tenso a mi lado, ambos los observábamos desde los asientos, ninguno dijo nada, pero sabía lo que probablemente estaría pensando. ¿Cómo pude haber pensado en casarme con un sujeto así? Bueno, eso algo que ahora mismo yo me lo estoy planteando, ¿Cómo pude ser tan ciega en su momento? Ahora estaba avergonzada.
- ¿Estás bien? - sorprendida por su pregunta volteo a verlo, había estado bastante tiempo en silencio imaginaba que en cualquier momento hablaría, pero no que me preguntaría como estaba.
- ¿Por qué lo preguntas? - digo contestando con otra pregunta logrando que sonriera, desde mi perspectiva en su hombro era toda una maravilla.
- Estás muy callada, piensas mucho. Lo sé porque te estuve observando y puedo ver como los engranajes giran dentro de tu cabeza.
- Tú también estabas muy pensante que yo no pude evitar pensar que tanto pensabas.
Un increíble juego de palabras. Reí ante lo absurdo que sonó todo eso.
- ¿A qué conclusión llegaste? ¿Sabes lo que probablemente rondaba en mis pensamientos?
- Quizás el cómo pude querer casarme con un tipo tan desagradable como él.
Ryan me miró confundido, sonríe cuando ve que hablaba enserio y entonces se acercó a mi atrayendo mi rostro al suyo deleitándome con un beso suave pero fugaz.
- Yo no estuve pensando en eso – dice y luego me da otro beso – Pensaba en lo afortunado que soy al tenerte conmigo, al haberte conocido. Además, me fue inevitable pensar en lo mucho que temo perderte y en lo cerca que estuve. Recuerdo lo que ocurrió y me genera cierto malestar que no quiero volver a experimentarlo.
- Ya no lo pienses, somos más fuertes que cualquier cosa y averiguaremos quien está detrás de todo esto.
Lo amaba, lo sabía. Aún no se lo dicho a pesar de que él ya me lo hubiera confesado, pero sé que lo amo como nunca amé a nadie. Lo sentía era la persona indicada para mí y no permitiría que nada ni nadie nos dañen.
- Preparen sus cosas estamos llegando – anuncia Xime poniéndose en pie en el medio del pasillo – No quiero más retrasos – dijo esto mirando fijamente hacia su hermano – Y no se olviden de nada que después de almorzar iremos directo a la caminata y no volveremos hasta la tarde.
Mi amiga estaba mucho más cascarrabias que nunca, entendía por qué. La familia de Mason había estado ansiosa de conocer más cosas de este lugar y esta caminata significaba mucho para ella y su relación con sus suegros, no deseaba que nada saliera mal. La convivencia entre familias era sumamente importante, luego de esto era más que seguro que compartirían muchas festividades juntas y si no se toleraban iba ser difícil, Xime siempre había querido que su relación con sus suegros fuera la mejor ya que amaba tener a la familia junta.
Una vez que el micro se aparcó en el estacionamiento de la entrada de los Pasos Malos, que es donde se encontraba la parrilla. Descendimos tranquilamente disfrutando ya del aire de la naturaleza, el lugar tenía una especialidad y era el chivo asado algo que hacía tantos años no comía. Eufórica por ir dentro ya Ryan se mostró muy sorprendido por mis gustos, le mencioné que era como una tradición que, en las fiestas de año nuevo, navidad o algún cumpleaños el chivo era el plato principal.
El almuerzo fue bastante divertido y lleno de nostalgia. Volver a disfrutar de un asado argentino después de tanto tiempo estando fuera sin mi familia, hoy reunidos en este lugar me volvió a transportar en los años en que era pequeña. Mi familia todos los domingos tenían como tradición organizar un asado ya sea con más familiares o algunos matrimonios amigos, pero era infaltable. Las mesas largas, las conversaciones variadas, los más pequeños correteando alrededor, juegos y muchas risas, la pasábamos tan bien. Extrañaba todo eso, lo quería nuevamente y hasta ahora no me había dado cuenta de cuánto lo había estado añorando.
Todos estos recuerdos afirmaron más mis ganas de volver seguido, de no abandonarlos como mis padres creen que volveré a hacer. ¿Cómo podría? Estaba disfrutando tanto estar rodeada nuevamente de personas que me querían y conocían, personas de mi pasado y personas nuevas que se ganaron un espacio en mi interior.
- Tienes una mirada perdida y sonrisa en tu rostro ¿En qué piensas?
Ryan me miraba sumamente curioso, le sonreí para que estuviera tranquilo. Tenerlo al pendiente mío percatándose de cosas que nadie más lo hacía. Me robaba suspiros tras suspiros a cada momento del día. No sabía cómo pude desconfiar de él en un momento de esta mañana, debí imaginarme que se trataba de un engaño. Presioné sus manos bajo la mesa y me acerqué a susurrarle evitando que personas me escuchasen.
- El asado, el ambiente todo esto. Me hizo recordar momentos en familia que disfrutábamos todos los domingos desde que era pequeña, tradición argentina. Lo necesitaba otra vez.