Luego de nuestra estupenda cita, en la mañana siguiente Ryan y yo tuvimos que dejar el restaurante muy temprano, para nuestra fortuna no nos topamos con ningún personal ya que el único quien estaba presente a esa hora era el guardia de seguridad. Agradecía en mi interior ya que no tenía ganas de ver caras desconocidas mirándome de una forma acusatoria sabiendo lo que hicimos. Eso no quiere decir que no lo haya disfrutado, porque sí. Pero no soy de las que anda exhibiéndose sin problemas, yo no soy de esas.
Apenas llegamos a casa Ryan quiso ir directo a la cama seguía exhausto, pero yo no quise volver a dormir, ya estaba amaneciendo y quise aprovechar el día hasta el máximo. Decidí darme un baño, preparar café para luego tomar la portátil para poder seguir con nuestra investigación de la mujer misteriosa. Tenía un contacto a pesar de que desaparecí por mucho tiempo, que podría ayudar a conseguir la orden necesaria para pedir las grabaciones de esa noche a la compañía de teléfonos, el problema con esto es que esas órdenes solo son dadas por un juzgado cuando la causa es grave y de suma importancia. Debía de armar una estrategia bastante convincente para que un juez firme esa orden.
No sé por cuánto tiempo trabajé, perdí por completo la noción de la hora. Ponerse al día con las leyes de otro país era bastante difícil y llevaba mucho más tiempo del que tenía previsto. La persona que estuvo apoyándome por videoconferencia también tenía lo suyo por lo que tuvo que cortar la llamada.
De todas formas, me concentré en buscar algunas otras opciones por lo que me sumergí con todo que no presté atención en absoluto a lo que se encontraba en mi alrededor. Todos estos días que no estuve trabajando pareciera que lo estaba extrañando, enfrascarme tanto en mis actividades era mi día a día y volver a concentrarme en algo así me daba cierta emoción.
Logré volver a la realidad cuando sentí el ruido de una taza sobre el mármol de la mesada, Ximena me estaba observando con una gran sonrisa ¿Por cuánto tiempo estuvo ahí que no la vi?
- No te sentí cuando llegaste – digo sorprendida.
- Veo que nunca cambiaste, siempre que te concentras mucho en algo pierdas la noción del tiempo y el espacio.
- Si es una costumbre no muy sana supongo. Estaba trabajando en lo que ya sabes, pero y tú ¿Qué haces aquí tan temprano? ¿Qué hora es?
- Traje algunas cosas para desayunar, la iba a despertar a Dani. Como ayer tuvieron su cita pensé en dejarte dormir. Son las 9 a.m.
Las 9.a.m. ¡Wow! Estuve una hora y media con esto y para mi pareciera que pasaron solo minutos.
- Ok, déjame que cierro todo esto y la despertamos. Tengo muchas cosas que contarles – digo muy sonriente alertando a mi amiga que ya saltaba de la emoción.
Ambas fuimos a despertar a nuestra amiga, sería nuestra primera mañana juntas sin hombres ni nadie que nos interrumpa. Aprovecharíamos a ponernos al día, planear lo que quedaba pendiente, aunque la mayoría del trabajo ya lo había hecho Ximena.
Aunque nuestra amiga protestó mucho para lograr levantarla al final lo logramos. Cuando las tres estuvimos listas trasladamos una mesa cerca del sillón colgante del otro lado de la laguna para poder estar a solas y disfrutar de nuestro tiempo. Allí nos deleitarnos primeramente con los bocadillos y el café antes que nada ya que mis amigas estaban muy dormidas aún para hacer otra cosa, yo estaba lo suficientemente despierta, pero estar así mientras hablábamos de lo deliciosa que estaban las galletitas me hizo recordar nuestros momentos compartidos en la universidad.
- Bueno chicas me alegro que hayamos podido terminar todo finalmente – nos dice una muy feliz novia, habíamos trabajado en la lista de pendientes por casi una hora y media – Ahora debemos de pasar el cronograma completo a todos en la casa y todas las mujeres prepararnos para cuando la modista llegue, hoy concluye el tema de los vestidos.
- Bien, lo haré yo – ofrece Daniela, mandando un mensaje al grupo que habíamos creado el día anterior para facilitar mucho más esto.
- Volvamos con el resto, supongo que nuestros chicos nos estarán extrañando.
Porque yo sí extrañaba a Ryan, durante nuestro desayuno había puesto al corriente de nuestras aventuras el día anterior a mis amigas, les había mostrado su hermoso regalo y les había contado una historia a medias de nuestro “reencuentro” en el aeropuerto con el frappuccino. Ambas quedaron extasiadas al ver el perfecto regalo y no paraban de recalcarme que me había sacado la lotería con él. Ya lo creía.
- ¡Buenos días! - digo entrando a la habitación esperando ver a Ryan todavía en la cama, pero me lo encuentro saliendo del baño en toalla. - ¡Wow! Me alegras la vista.
- Mmmm quizás tú también deberías de alegrarme la vista a mí - me dice acercándose mientras me agarra de la cintura y me arrastra hasta la cama.
- ¡Basta! - digo retorciéndome entre sus brazos - Tenemos que ir con la modista dentro de poco. Tengo un vestido de dama de honor que todavía no lo vi, confío en mi amiga, pero aún temo que no me guste. - digo riendo mientras me escapo del agarre de Ryan y busco otro atuendo para el día.
Ya que el día se trataría exclusivamente en definir los últimos detalles de la boda, como la prueba de vestido, elegir el ramo adecuado, definir algunos arreglos florales que quedaron sin ver y por supuesto lo que estuve añorando desde el primer día el catering. El día de hoy estábamos a salvo de actividades deportivas por lo que podía evitar las calzas deportivas que las odiaba infinitamente.
Busqué un atuendo tranquilo de verano, vestido floreado y suelto con un poco de maquillaje para darle vida a mi rostro, más teniendo en cuenta que me vería con mi vestido puesto dentro de unas pocas horas y no quería arruinar la primera y última prueba con una cara de zombi.