Tu abrazo, es mi refugio en medio de la tormenta, mi lugar seguro en un mundo lleno de incertidumbres. Cuando tus brazos me rodean, siento una paz que no puedo describir con palabras. Es como si todo el ruido, todo el caos, simplemente desapareciera, dejando solo a nosotros dos.
En tu abrazo, encuentro consuelo. Tus brazos son como un bálsamo para mis heridas, un consuelo para mis miedos. Cuando me abrazas, siento que puedo enfrentar cualquier cosa que el mundo me lance.
Tu abrazo es tan cálido, tan acogedor, que a veces, cuando te veo, no quiero soltarte. Quiero quedarme allí, enredada en tus brazos, perdiéndome en la seguridad y el amor que me ofreces.
Tu abrazo es mi hogar. No importa dónde esté, no importa lo que esté pasando, siempre que esté en tus brazos, sé que estoy en casa.
Y aunque sé que no siempre podemos estar juntos, que no siempre puedo tener el consuelo de tu abrazo, solo el recuerdo de cómo se siente estar en tus brazos es suficiente para darme fuerzas.
Porque tu abrazo no es solo un gesto, es un mensaje. Un mensaje que dice: "Estoy aquí para ti. Te protegeré. Te amaré, sin importar qué". Y ese mensaje, ese sentimiento, es lo que hace que tu abrazo sea tan especial.
Así que aquí estoy, recordando tu abrazo, anhelando el día en que pueda volver a sentir tus brazos alrededor de mí, sintiéndome agradecida por cada momento que hemos compartido, por cada abrazo que hemos intercambiado. Porque cada abrazo tuyo es un regalo, un momento de felicidad pura, un recuerdo que atesoraré para siempre.