Aquella mañana el escritor abrió los ojos, frente a él vio a una bella mujer que le ofreció el desayuno en la cama. Después se levantó dirigiéndose a su estudio donde se sentó frente a su escritorio en completo orden y escribió las ultimas líneas de su novela. Finalmente después de toda su rutina diaria pensó que lo mejor para él era volver a soñar.