A la mañana siguiente, no podía sacarme de la cabeza a aquella chica que vi el día anterior gracias al observatorio, no es que planeara ir a buscarla y casarme con ella, como dije antes eso sería parcialmente imposible… (O bueno más o menos porque sé dónde buscar) pero simplemente me pareció linda, no al grado de ir a casarme con ella.
La rutina era la misma de siempre; me despertaba me iba a ver el exterior para mirar la tierra y ahora sin perder tiempo regresaba para alistarme, desayunar y estar listo para empezar otra jornada más de mi trabajo, afortunadamente ahora no tenía que violar ninguna ley excediendo el límite de velocidad por lo que pude tomarme mi tiempo para llegar a la casa de mi jefe sin que estuviera gritándome dentro de mi cabeza… pero, lamentablemente eso era algo inevitable, pues como dije antes: mi historial de varios fallos, le ha hecho estarme checando durante la mañana y de hecho ya no tardaba en iniciar el acoso.
- ¡Javier! – Se escuchó el grito del lobo feroz en mi cabeza.
- Antes de que empiece a regañarme, conecte primero la vista para que vea donde estoy. – Dije yo aprovechando que ahora si podía defenderme, ya había llegado y volteé a mirar hacia arriba de su edificio para que viera a través de mis ojos que ya estaba fuera.
- … - él se quedó callado y solo refunfuño un poco y dijo. – Bien, bajo en un momento.
Era como si se divirtiera al estarme regañando y le frustre sus planes por haber llegado al menos hoy a tiempo. Vi acercarse a lo lejos a la imponente bestia con olor a perfume ultra caro, y al subirse empezamos la marcha. Hoy era miércoles 25 de junio y como todos los miércoles teníamos que ir a la zona D-6; y eso me recuerda algo que no les he dicho aun, todo marte está poblado, pero en ausencia de continentes los humanos han dividido el planeta en 5 secciones las cuales consideramos “continentes” y esto nos ayuda a guiarnos de una forma mucho más sencilla, después de todo llegar a ellas gracias a los vehículos es muy fácil y rápido.
La Sección “A”, es aquella ubicada a una distancia exactamente igual que todas las demás pudiendo decir que se encuentra “en el centro” y es dedicada al sector salud, la sección “B” está dedicada al comercio y aquí es donde se encuentra la ganadería o agricultura, la sección “C” está enfocada a todo lo residencial y es donde absolutamente todos los humanos del planeta vivimos sin excepción alguna, la sección “D” está enfocada a la industria o manufactura y la “E” está enfocada a todo lo gubernamental y de defensa y esta última nos defiende de absolutamente todo, nosotros mismos, asteroides que tienen un curso hacia nuestro planeta, o cualquier adversidad que pudiera presentarse, como les dije este día nos toca ir como siempre a la sección D y el numero en realidad solo es para ubicar de forma más específica cada lugar de dentro de las secciones mismas facilitando la orientación y varia para cada una, por ejemplo la residencial llega hasta el número 698, el sector salud llega únicamente al 50, el Comercial tiene hasta el 20, la industrial tiene hasta el 242 y la de defensa únicamente 5; con ese número pueden darse una idea de que tan grandes son cada uno de los “continentes”
Mientras avanzábamos Raúl (que es mi jefe) comenzó a hablar, supongo que estaba algo aburrido, y no me malentiendan, de hecho él y yo llevamos una buena relación, que estoy seguro pudieron darse cuenta, ha sido amigo de la familia por mucho tiempo y cuando mis padres fallecieron en él encontré todo el apoyo que necesité.
- Y, ¿Cómo vas? – Preguntó el como si supiera de que hablaba.
- ¿Con? – Le contesté, pensando en cosas que le haya dicho, para ver si encontraba a que se refería.
- Con lo de tu boleto para la tierra… - Dijo en un tono algo burlón. – Ya logré conseguirte la visa de trabajo, probablemente mañana o pasado mañana te hablen para que vayas a tomarte la foto y te la entreguen, solo en caridad de dios, ve con un atuendo adecuado…
- En verdad muchas gracias por ello. – Respondí con mucho entusiasmo pero calmado. – Y respecto al dinero cada vez estoy más cerca, ya solo me faltan 3000 dólares y podré completar el viaje.
- ¿3000 dólares? No es mucho, desde cuando me hubieras dicho y te los daba, pero estas aferrado a querer lograrlo por tu cuenta, y está bien, respeto eso, pero ya has ahorrado por ti mismo los otros 57,000 dólares no te vendría mal aceptar un regalo…
- Agradezco mucho tu intención, pero es algo que quiero hacer por mí mismo, es algo que me da mucha ilusión y que mejor forma de lograrlo que por mi cuenta trabajando duro para ello, aceptar tu regalo me haría irme mañana mismo o apenas teniendo la visa, pero no me haría sentir del todo satisfecho pues en parte te lo debería a ti nuevamente, y quiero que ese sentimiento, ese logro sea completamente mío. –
Por el retrovisor solo pude ver como los ojos de Raúl se llenaban de orgullo y después ya no dijo algo más, me obligo a encender el radio y digo obligó porque ama con toda su alma la música country y para mi es lo peor del universo… Pero en fin, “donde manda capitán no gobierna marinero” Durante todo el camino se puso a cantar, absolutamente todas las canciones y he de decirles que tiene una voz angelical que te desgarra los tímpanos de lo “bello” que suena, no tuve más opción que volver a exceder el límite de velocidad, sin que él se diera cuenta para llegar lo más pronto posible y que mi tortura terminara; al momento de llegar salí disparado del auto y le abrí la puerta para que se fuera lo antes posible, pero como vio en su reloj que aun estábamos a tiempo dijo lo peor que pudo haber dicho:
- Cantemos la siguiente, ya sabes cual sigue. – Y si, lamentablemente ya sabía cuál seguía… afortunadamente mi voz me gustaba más que la de él por lo que haciéndole dueto no sufrí tanto a como me hubiera atormentado dejarlo cantar solo.
Para esto cabe aclarar que absolutamente todos los empresarios que pasaban nos miraban con un poco de asco por nuestras voces desafinadas y ese horrible dueto que seguramente escuchaban hasta el piso más alto del edificio. Al acabar la canción Raúl se despidió y me dijo que hiciera lo que quisiera en ese tiempo que volvería a requerirme hasta las 18:00 cuando ya terminara lo que tenía que hacer aquí, asentí con la cabeza y una vez se metió en el edificio me fui a la sección B a pasar el rato, es algo que me encanta de mi trabajo, todo el tiempo disponible que tengo al menos este día, ya que los demás normalmente andamos de un lado para otro sin descanso posible.
Llegando a la sección B, lo único que quería hacer era encontrar ropa adecuada para mi primer día en la tierra, después de todo cada vez estaba más cerca de cumplir mi sueño; de pronto una llamada llegó a mi chip de un número privado, le contesté y después de unos minutos la felicidad se apoderó de mi por completo porque si, esa llamada era para avisarme que podía pasar ¡Ese mismo día! Por mi visa para ir a la tierra, apenas había llegado a la sección B y no me importo en lo más mínimo tener que regresarme, aprovechando todo el tiempo que tenía disponible no pensé en otra cosa más que ir directo por mi Visa, como dije antes la emoción se apodero de mí, solo tenía que irme a la Sección E parte 1 y en las oficinas cercanas estaría mi visa esperándome; corrí tan rápido como pude hacia mi vehículo y les juraría que incluso me daban ganas de irme volando utilizando la inhibición de gravedad de mi chip, pero no.
El camino se me hizo eterno, estaba tan ansioso que cada segundo que pasaba lo sentía como si fuera un minuto, me tarde un tiempo el llegar hasta allá y apenas llegar e intentando guardar la compostura busque la oficina de migración planetaria, como siempre en estos sitios la persona que te atiende es la más animada y con una voz exageradamente seria y sin mirarme a los ojos me preguntó:
- ¿Asunto?
- Vengo a recoger una visa para la tierra… - Dije yo intentando ocultar mi emoción.
- Ajá. – Respondió, y se quedó ahí sin decirme algo más.
- Mmm, ¿A dónde tengo que ir? – Pregunté, mirando el lugar.
Ella no dijo algo y solo señalo hacia el edifico del frente de donde estábamos, le agradecí y al salir no me di cuenta que por mi emoción me había equivocado por completo de lugar, entre al bueno ahora sí y con la misma amabilidad de la persona del edificio pasado me pregunto ahora un hombre:
- ¿Qué?
- Vengo por mi visa para la Tierra… - Dije yo un poco fastidiado por el trato.
- ¿Nombre? – Dijo el con una voz que hasta parecía que me odiaba y ni siquiera me conocía.
- Javier Fernández Carrasco nacido el 14 de abril del 2731
El sujeto miro en su computador y después de unos segundos me pidió que le acompañara, me dejo en un cuarto muy iluminado y completamente de color blanco, dijo que me colocara en una pared, la habitación me tomaría una fotografía corporal completa y de reconocimiento exhaustivo (no era necesario que me desnudara) y que al terminar mi visa sería impresa justo al lado de la puerta por donde entramos por una pequeña ranura, la tomaba y ya podía irme; justamente como el sujeto increíblemente amigable dijo, aquella habitación me escaneo por completo y al finalizar al lado de la puerta salió una pequeña tarjeta, cuando la tome esta se comenzó a derretir y a ser absorbida por mi piel, esto me asusto un poco, pues nunca había visto tecnología como esta… Es la primera vez que viajo a otro planeta y no sabía algo de esto, al terminar de absorberse pude ver en mi cabeza (gracias al chip) como la información de actualizaba y ahora me hacía “apto” para viajar a la tierra y por suerte también a Júpiter, Raúl no me habrá dado esos 3000 dólares de regalo pero parece ser que me dio algo aún más elevado… Una visa sin restricción de viaje, ese hombre siempre busca la manera de conseguir lo que quiere.