De mi a ti solo un paso, se interpone.

Capítulo 9: Las apariencias engañan.

Son las 5 de la mañana y estoy despertando para ir por primera vez a mi actual empleo, sé que ayer la cosa se puso tan extraña que absolutamente todos mis sentidos me dijeron que debía correr y no volver a ir hacia ese sitio, pero… Pues la curiosidad mató al gato y seguramente a mí junto con él por andar yendo a lugares donde todo apunta que no debo ir; pero en fin la necesidad es más fuerte que el sentido común. Tras 15 minutos alistándome me despedí de Kolhun quien estaba completamente adormilado en el sillón y simplemente refunfuño algo que no pude entender, salí y me dirigí al exacto lugar donde mi ahora nuevo jefe me estaba esperando, lo bueno es que como no firme contrato de ninguna forma, aquel sujeto no puede meterse en mi cabeza en horario laboral como lo hacía Raúl, entonces no tendría problema de algún tipo si llego a tardarme más de lo esperado…
Al llegar al sitio, estaba esperando justo en la entrada aquél hombre de aspecto aterrador, a la derecha de él una chica de cabello rubio demasiado linda y a su derecha otro sujeto que a simple vista no parecía medir más de 1.40 mts de alto. La chica al verme se acercó tranquilamente hacia mí y me dijo:
- Entonces tú eres el nuevo. Espero que no mueras. – Lo dijo de una forma tan seria que me hacía pensar que este trabajo en verdad era algo en lo que no debía meterme.
- Dudo que sobreviva… - Dijo aquel sujeto pequeño con una voz realmente gruesa, era como si le hubiera robado la voz al hombre del traje blanco y se la hubiera puesto él.
Todo se quedó en silencio un momento y aquellas 3 personas solo se veían entre sí, y todo cambio cuando aquel sujeto con cicatrices en el rostro comenzó a hablar.
- ¡Es una broma! – Dijo gritando fuertemente y riendo tan fuerte que cayó al suelo por el dolor en su estómago.
Las otras dos personas reían de la misma forma e incluso se limpiaban los ojos por las lágrimas de la risa que tenían y nuevamente el pequeño empezó a hablar.
- Hace mucho tiempo que no hacíamos una broma como esta. – Y continuaba riendo. – Es verdad que no hay muchas personas que vengan a solicitar trabajo, pues al verlo a él. – Señalando al sujeto del traje. – y a todo aquello. – señalando detrás de ellos los autos prácticamente inservibles. – Todos piensan lo peor de este sitio y terminan yéndose…
- ¡Pero no podrían estar más equivocados! – Interrumpió la mujer. – A pesar de las apariencias, somos dueños de una panadería.
- ¡La mejor de toda esta ciudad! – Dijo el sujeto con cicatrices. – Y necesitábamos un repartidor y que mejor persona que un chofer privado.
- ¿Entonces el trabajo no es de chofer? – Pregunté yo un poco decepcionado porque no me veía a mí mismo como repartidor de… pan.
- ¡Sí que lo es! – Dijo la chica. – O bueno. Más o menos; serás el chofer de todas las delicias que se prepara en nuestro local y también de nosotros para llevarnos allí, entonces aunque la publicación de empleo mentía, no del todo, jeje.
- ¡Hernán ya vamos tarde! – Dijo el sujeto pequeño y de su bolsillo saco una llave que estaba repleta de llaveros con forma de pan dulce. La lanzo hacia mí y al atraparla presioné el botón para que el auto llegara a nosotros.
Al ver el auto, resulto ser algo exageradamente diferente a lo que esperaba, pues al ver todos aquellos carros inservibles yo esperaba ver algo similar, pero en cambio no fue así. Detrás del edificio donde estábamos salió una furgoneta color rosa pastel completamente adornada con imágenes holográficas de diferentes tipos de pan dulce, que yo supongo eran creaciones de ellos o de su empresa… Se subieron en ella y Hernán, que era el nombre de mi nuevo jefe me mando a mi chip la dirección del sitio donde se encontraba la panadería, apenas subir todas mis percepciones de lo que yo suponían eran estas personas se desvanecieron, durante todo el trayecto no hicieron más que hablar de lo hermoso que es el mundo y de lo felices que estaban por haber encontrado a un nuevo conductor, pues por lo que escuche tenían más de medio año buscando alguno.
- ¿qué paso con el conductor anterior? – Pregunté al no entender la razón de que se hubiera ido, pues la paga es buena y además estas personas se ven realmente amables a diferencia de lo que aparentan.
- Murió… - Dijo la chica volteando la mirada a otro lado.
- Muy graciosa. – Dije yo, tras entender que eran bromistas.
- Esta vez no es broma. – Dijo el sujeto de voz gruesa.
- Tenía una enfermedad terminal. – comenzó a decir Hernán. – Y aunque era fácilmente curable él siempre dijo que no quería ser curado; nunca entendimos del todo la razón de ello… Pero al ser su deseo tampoco lo detuvimos, era un gran hombre, tenía 70 años de edad y también por eso mismo no intentamos detenerlo, pues quizás él pensaba que ya había vivido lo suficiente.
- Oh. Entiendo. – Dije yo un poco avergonzado.
- No tienes de que preocuparte, chico. – Dijo la mujer. – Pero bueno aun no nos presentamos, Mi nombre es Fabiola, él es Genaro y él seguramente ya sabes que es…
- Hernán. – Dije yo interrumpiéndola. – Si, jeje. Yo soy Javier y un gusto trabajar con ustedes.
Tras esa presentación el camino se hizo más corto de lo esperado y al llegar a lo que yo consideraba era la empresa, resulto ser apenas un local pequeño de nombre: “Ironía”, donde los únicos trabajadores éramos justamente nosotros 4, el vendedor de mostrador que era Genaro, por gracioso que parezca el panadero que era Hernán y la creadora de tanto los diseños como los sabores que era Fabiola y puesto como el repartidor.
El día paso muy rápido y ya antes de finalizar la jornada invite a Ikoru para que viniera a ver el sitio, cuando llego estuvo a punto de irse pues por fuera estaban estos tres sujetos de aspecto aterrorizante viéndola con ojos penetrantes por lo que no cualquiera se atrevería a pasarles por el centro, afortunadamente alcance a verla por el cristal y antes de que siquiera intentara avanzar en dirección contraria salí del local.
- ¡Espera! – Dije fuertemente empujando la puerta. – Las apariencias engañan, estos tipos son buenas personas.
- A veces. – Dijo Fabiola.
- Meh. – Agregó Genaro.
- ¿Dónde escondiste el cadáver? – Le preguntó Hernán a Genaro.
- Está a 3 cuadras de aquí, pero no te preocupes, nadie podrá encontrarlo. – Respondió Genaro con toda tranquilidad encendiendo otro cigarrillo. Al terminar de hablar y pasados algunos segundos de ver como Ikoru tenía los ojos completamente abiertos por el susto, se vieron entre si y se comenzaron a reír justo como lo habían hecho conmigo.
Tomé a Ikoru del brazo y la lleve conmigo al interior del edificio, y le di un vaso con agua junto con un pan de los que quedaron para que se tranquilizara. Al darle la primer mordida sus ojos se pusieron casi en blanco y grito con mucha fuerza.
- ¡Qué demonios es esto! – Y se saboreaba los labios una y otra vez.
- Pan dulce… - Respondí yo, porque pensé que es algo que conocerían en todos los planetas.
- ¡Eso ya lo sé! – Replicó quejándose un poco con su mirada y sus gestos faciales. – Lo digo porque esto es lo más rico que he probado en mi vida, ¿Quién lo preparó?
- Ellos. – Dije muy serio apuntando con mi dedo hacia la ventana donde estaban aquellos sujetos recargados.
- ¡¿Qué?! – Gritó Ikoru… Una reacción esperada, en realidad.
- Si, aquellos 3 sujetos de aspecto atemorizante son los responsables de eso que te estas comiendo. Y siendo sincero me quedé igual que tú al probarlos, pero no tienes de que preocuparte son buenas personas.
- ¡Cualquier persona capaz de crear algo como esto, debe ser buena persona! – Respondió gritando aun, Ikoru.
He escuchado durante mucho tiempo que las apariencias engañan, pero con aquellos 3 sujetos, esa frase se vuelve un nivel completamente diferente, la tranquilidad que tengo es que son mucho más agradables de lo que aparenta y me gusta tanto conducir que no importa para quien lo haga, además de que llegar a este sitio y que me reciba ese olor a pan recién horneado creo que es mucho mejor que la paga... La jornada laboral acabó, y aproveche el tiempo para presentarlos a Ikoru y a Kolhun, tengo sospecha de que estos dos se llevarán bien, pero justo antes de que el día acabara algo volvió a suceder… “El sistema solar no está a salvo” Dijo una voz que se metió sin permiso a nuestra mente, y después de ella el mismo mensaje de antes de la guardia solar. “Mensaje ilegal, están a salvo, etc., etc.” Algo está sucediendo sin lugar a dudas… Pero no parece que vayan a aceptarlo esos quienes han jurado protegernos.




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