De mi a ti solo un paso, se interpone.

Capítulo 15: Esperanza.

Capítulo 15: Esperanza.
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Mi cuerpo se sentía más pesado, pues como los chips están conectados directo al cerebro, a estos estar en estado rojo, las conexiones nerviosas del cerebro con el resto del cuerpo se ven realmente afectadas impidiendo el movimiento casi en el 100%.
Por la dificultad para moverme termine por caer al suelo y me di un golpe directo en la mandíbula lo que me dejo inconsciente; al despertar mi cuerpo estaba en una casa muy descuidada, sucia y con un olor bastante desagradable, intente moverme pero no podía hacerlo, solo podía mover la cabeza un poco y los ojos, voltee hacia la derecha y vi a lo lejos en otra habitación una silueta de una persona, aquella persona noto que yo estaba despierto y se acercó a mí. Era una anciana muy mayor con una enorme sonrisa en su rostro, en sus manos tambaleantes cargaba un tazón con un estofado y una cuchara de plástico muy mordida.
- Sé que la impresión de la casa no deja mucho que desear, pero no te preocupes, limpie meticulosamente esto. – Dijo amablemente señalando el tazón y la cuchara con sus ojos.
- ¿Dónde estoy? – Pregunté yo con algo de dificultad.
- En mi casa, creí que eso era obvio. – Respondió la anciana con sarcasmo. – Me parece curioso que una persona como tú posea la alarma roja, pues no pareces una persona peligrosa… - Su mirada me inspeccionaba por completo de pies a cabeza y con su mano me ayudaba a probar bocado de aquello que había preparado.
- Quisiera decir que fue un error, pero no es el caso, esta alarma roja es por haber asesinado a una persona. – Dije yo, lamentándome de mis palabras.
- ¡Vaya! – Dijo la anciana fuertemente, pero no parecía estar asustada de mí. – Y, ¿Cuál fue la razón de ello? Sobrevivencia, quiero pensar.
- Era él o yo. – Respondí secamente y voltee la cabeza hacia otro lado.
- Entiendo. Si lo que dices es cierto, esa alarma roja se quitara en un tiempo más, en caso de que no sea cierto pues supongo que la guardia real vendrá por ti. – La señora decía las cosas como si no supiera lo que estaba ocurriendo en el exterior con la invasión de Saturno, no quise alarmarla, pues parecía vivir sola, por lo que simplemente asentí e intente dormir, tras agradecerle lo que había dicho.
Me quedé dormido y al despertar, era completamente de mañana. Mi chip había vuelto a la normalidad y la anciana que me había ayudado horas antes había desaparecido, ya no podía verla en algún lugar, me levante y camine hacia la puerta notando que en ella estaba una nota con una letra que apenas podía leerse y decía: “Ezpero qe estes bien tube qe zalir en la meza esta algo para ty, tómalo, no te preocupez por lo qe isiste, erez un buen muchasho.” Tome la nota y la guarde en mi pantalón con cariño, pues ayudar a alguien con alarma roja sin siquiera dudarlo es algo que hoy que sin dudar yo no haría. Caminé hacia la mesa y en ella vi una pequeña daga de mango oscuro muy bellamente adornada al tomarla noté que en la parte de metal tenía una inscripción que decía: “Para mi preciada Teresa: A.G” Esta daga es algo que no podía tomar… Pues el valor sentimental que debe tener es exageradamente grande, la dejé en la mesa y camine hacia la puerta para salir, al abrirla por fuera estaba aquella anciana cargando varias bolsas, al verme simplemente sonrió, le ayude a cargar todo y al entrar a la cocina vio que dejé la daga en la mesa.
- Llévatela. – Dijo en un tono entristecido, tomando la daga y ofreciéndomela.
- No puedo. – Contesté yo, alejando mis manos.
La anciana se acercó a mí y con sus manos coloco la daga en los bolsillos de mi pantalón dando unas palmadas donde la había guardado, me volteo a ver a los ojos y repitió: “Llévatela” Metí mi mano para sacarla y regresársela, pero con lágrimas en sus ojos dijo: “Por favor”
- Señora, no puedo aceptar esto…
- Se lo que ocurre afuera, y también se la razón por la que tu chip tenía la alarma roja, Saturno nos ha invadido, mi tiempo esta contado, el tuyo no. Apenas salgas por esa puerta seguramente yo moriré, si no es por mi avanzada edad quizás será porque una persona venga y lo haga, esta daga no me sirve y quiero que la memoria de él siga viva en alguien como tú. Por favor llévatela, sal por esa puerta y no mires atrás, no tienes que preocuparte por mí.
Al terminar de hablar la anciana me empujo fuera de la casa y cerró la puerta, escuchándose como el cerrojo se cerró impidiéndome volver a entrar, por fuera grité: “Gracias”. Ya había pasado mucho tiempo y todo por el exterior era un mundo de guerra constante, el cielo estaba parcialmente iluminado por destellos rojos y a lo lejos se escuchaban gritos desesperados, pero eso no me preocupaba; de repente una interferencia pego en el chip haciéndose presente un intenso y agudo sonido, duro quizás 2 segundos y al terminar todo se actualizo, la comunicación volvió a activarse y no dude ni medio segundo para intentar contactar a Ikoru.
- ¡Ikoru! – Dije en mi mente con fuerza, esperando que la conexión se estableciera. - ¡Ikoru!
- ¿Javier? – respondió tosiendo una voz. - ¿Dónde estás?, creí que habías muerto…
- ¡Ikoru! – Contesté volviendo a respirar pues ahora estaba seguro que ella se encontraba bien. – No importa dónde estoy, mándame tu ubicación, iré por ti.
Al decirlo ella no respondió, la interferencia se había vuelto a hacer presente, pero al menos antes de que se desconectara pude recibir la ubicación de donde ella se encontraba y no solo eso sino que algo más, que me dejo muy tranquilo. Aquellos 3 disparatados panaderos se encontraban completamente a salvo y no solo eso, sino que además estaban muy cerca de mí, no alcance a mandarles mi ubicación o contactar con ellos, pero ellos conmigo si, mandándome una imagen que denotaba directamente donde se encontraban y sabía perfectamente en qué dirección quedaba ese sitio, la panadería: “Ironía”; Me dio tranquilidad la voz que tenía Ikoru, lo que me hizo pensar que ella se encontraba segura, pues se escuchaba muy calmada, decidí mejor ir con aquellos 3 chiflados y entre los 4 buscarla a ella, creo que sería lo mejor. Sin dudarlo active la anti-gravedad y me dirigí tan rápido como pude a la panadería, el viaje afortunadamente no sería muy largo pero el problema no era eso, sino que la zona a donde me dirigía era definitivamente más siniestra y peligrosa.
Intenté no volar muy alto pues, que sepa a donde ir no significa que ya este todo bien, la guerra aun continua y cualquier descuido puede significar cerrar los ojos permanentemente… Solo espero llegar a tiempo con ellos y no encontrarme con una escena que sin dudas no quiero ver, los 3 en el suelo sin vida, o a mí mismo en la necesidad de volver a tener que matar a alguien, es un sentimiento horrible independientemente de que sea para salvar mi propia vida.




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