De mi a ti solo un paso, se interpone.

Capítulo 20: El miedo es más fuerte que el dolor.

Apenas darse cuenta de aquellos sujetos y al ir ella por delante, Fabiola me dio una patada en el estómago haciéndome retroceder para después salir.
- Vaya, vaya. – Dijo uno de los sujetos que estaban rodeando a Hernán, Genaro y ahora a Fabiola. - ¿Pero que tenemos aquí? – Preguntó con sarcasmo.
- Uno, dos. – Comenzó a contar Genaro, señalándolos a todos – tres, cuatro, cinco, seis, ¡Ah! Y siete cadáveres.
- ¿Siete? – Respondió uno de los otros mirando que solo eran 3 personas. – Pero si ustedes solo son 3, ¿De dónde sacaste a los otros 4?, además de muerto eres estúpido.
- ¿Acaso no viste que los ha señalado? ¡Cerebro de mosquito! – Respondió Fabiola caminando con lentitud hacia todos ellos e incorporándose con los otros 2 panaderos. – Él está diciendo que, lo que tenemos aquí son unos simples cadáveres parlantes y la verdad además de eso, apestan.
- ¿Y tú por qué no hablas, grandote? – Le pregunto a Hernán una chica que venía con los de Saturno.
- … - Él simplemente se quedó en silencio y comenzó a caminar hacia todos, por fortuna esta vez parecía que ninguno de ellos tenía un arma de fuego, y en cambio solo tenían, palos, cuchillos y demás objetos como esos.
Uno de los de Saturno mirando como Hernán se acercaba decidió ser el primero en atacar, comenzó a correr hacia él haciendo su navaja hacia arriba para intentar cortarlo, justo antes de llegar Hernán se movió con elegancia para un lado, le metió el pie y con su brazo derecho que es por donde pasó el sujeto lo empujo haciéndole avanzar aún más rápido hacia Genaro que lo estaba esperando, para darle un golpe tan fuerte que incluso pude escuchar como el cráneo hizo un crujido para así el primero de los 7 haber caído.
- Uno menos faltan 6. – Dijo Genaro, colocando su pie sobre la cabeza del sujeto que quedó completamente noqueado.
Los malditos de Saturno estaban viendo que con estas 3 personas no se debía de jugar y pensando que la chica era la más débil, comenzaron a reír a la vez que todos preparaban sus armas, dos de ellos fueron a detener a Hernán y Genaro y los 4 restantes avanzaron hacia Fabiola, dos de ellos corriendo para rodearla y los otros dos yendo completamente de frente, al ver la escena me asuste por ella y comencé a correr para socorrerla, pero a varios metros de estar siquiera cerca ella me volteó a mirar y sonriendo hizo una mueca como si me dijera: “Estos sujetos, son nada.” Los dos que intentaron rodearla se acercaron por ambos extremos a lo que ella simplemente se hecho rápidamente al suelo y rodo pasándole por el centro de las piernas a uno de ellos, al estar detrás se levantó colocó su mano dentro de sus pantalones y jaló con mucha fuerza el calzón de ese sujeto.
- Hace muchos años, esto solía conocerse como: “Calzón chino” – Decía mientras se reía con fuerza. – Y debo decir que es muy divertido.
El sujeto estaba gritando y los otros, por lo rápido que sucedió no pudieron reaccionar a tiempo, al que le estaban jalando el calzón tomo impulso para quitársela pero a causa del dolor no podía ejercer mucha fuerza por lo que termino cayendo al suelo, ya estando ahí Fabiola le dio una patada en sus partes íntimas dejándolo completamente fuera de combate, se colocó en posición de guardia y los otros 3 sujetos la pensaron para acercarse a ella…
- Parece que ya entendieron. – Dijo Fabiola, dejando su posición de guardia y rascándose la nariz. –
Yo solo pensaba: “¿Quién rayos son estos sujetos?”, cada día que paso con ellos me intriga saber más sobre su pasado… Pues si de algo estoy seguro es que la repostería es simplemente un hobby para ellos y no su verdadera profesión. No pasaron ni siquiera 10 minutos para cuando todos ya habían acabado, de los 7 Saturnianos que se encontraban solo uno quedo consciente y le toco la mala suerte de que Hernán quería interrogarlo, yo hubiera preferido que me interrogara Genaro, pues es el que se ve parcialmente más amable de los 3…
- ¿Y bien? ¿Reconoces esa pulsera? – Preguntó Hernán señalando la pulsera en mi mano, su voz era seria como siempre y su rostro lo único que denotaba era odio.
- No te diré algo. – Respondió valientemente aquel pobre sujeto viendo esa enorme montaña frente de sí.
- De acuerdo. – Contesto Hernán tomando con sus manos el brazo de ese hombre, apretándolo con fuerza y posteriormente torcerlo lentamente. Aquel sujeto solo gritaba de dolor pero no dijo una sola palabra, incluso cuando su brazo fue totalmente roto.
- Si el dolor no te hará hablar quizás hay algo más que sí. – Agregó solamente Hernán, mirando a Fabiola y a Genaro quienes rápidamente comenzaron a gritarle juntos.
- ¡Que acaso estás loco! – Sonaban exactamente al unísono. – No puedes hacer, eso. Tu chip te tomara como de extremo peligro. – Respondió Fabiola acercándose para sostenerlo de los brazos intentando detenerlo.
- ¿Qué más da? – Respondió Hernán sonriendo de una forma muy macabra y comenzando a avanzar arrastrando de los pies a aquel sujeto.
- Hernán, ¡Piensa bien antes de actuar!, eso no es algo que debas hacer… ¡Por favor piensa bien! – Gritaba Genaro colocándose delante de Hernán para detenerle el paso.
- Si no quiere hablar, entonces lo haré. – Replicó Hernán apretando con fuerza el tobillo del sujeto para arrastrarlo y quitándose del paso a Genaro.
- ¡Entiende maldita sea!, jamás vuelves a ser el mismo cuando lo haces… ¡Por favor, déjalo así! – La voz de Fabiola estaba completamente rota y era como si en verdad Hernán planeada hacer algo horrible… Después de todo si dijeron que el chip se tornaría de extremo peligro, es que las cosas no serían para nada lindas, al ser un estado que únicamente los psicópatas pueden obtener…
- ¡Si la conozco! – Grito completamente aterrorizado el Saturniano. – Era de una chica que vimos hoy…
- Como si hablar fuera a salvarte, idiota. – Respondió Hernán continuando con esa atemorizante risa.
- ¡Detente! – Agregó el sujeto. - ¡Por favor!, esa chica sigue con vida… Cuando encontramos a su grupo ella estaba oculta junto con otra mujer, al haberlas encontrado una de ellas entro en pánico y para intentar tranquilizarla la chica de la pulsera se la regaló… El edificio cerca de donde estaban colapso y una de ellas fue enterrada en los escombros, la otra nuestro líder se la llevo con él… ¡Por favor déjame vivir!
Al terminar de hablar, Fabiola, Genaro y Hernán se echaron a reír a carcajadas muy fuertes, Hernán soltó al sujeto y le propino un golpe en el rostro dejándolo inconsciente también. Yo me quede completamente con los ojos abiertos, sorprendido pues no comprendía que había sucedido con el miedo de Fabiola y Genaro por lo que planeaba hacer Hernán, ella se dio cuenta de mi confusión y comenzó a decirme.
- El miedo es aún más fuerte que el dolor, Javier. – Fabiola se reía con fuerza e incluso se le complicaba hablar. – Hernán, jamás planeo hacerle otra cosa a ese idiota, simplemente jugamos con su mente para hacerle pensar que así era. Cuando una persona no quiere hablar por dolor, ten por seguro que lo hará por miedo, solo debes provocárselo y bueno, es fácil que la gente le tenga miedo a ese sujeto. – Termino por decir señalando a Hernán, quien había vuelto a estar serio una vez más.
Yo me quede simplemente callado viendo como esa escena, de ser atemorizante paso a ser completamente ridícula y lo que es peor, ni siquiera le presté atención a lo que aquel Saturniano había dicho...




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