No podía creer lo que mis ojos veían, y por más que acariciaba sus mejillas mis manos en verdad la sentían, evidentemente tampoco podía ocultar mi emoción, pues aquella persona que pensé estaba fallecida se encontraba justo frente a mis ojos; voltee a ver a aquellos 3 locos y sin pensarlo dije: “¿Qué son ustedes?” Pues no encontraba una forma en que ellos pudieran haber traído a la vida, Ikoru que estaba aun con los ojos llorosos tomo mis manos y dijo:
- Ya detente. – Pues la acariciaba tanto que supongo se incomodó. – Supongo que pensaste lo peor y que ellos no te dijeron algo… Aunque siempre pensé que eras tú quien los traía, nunca pensé que fueran ellos quienes fueran por mí. – Su voz no parecía estar molesta, solo cansada y feliz.
- Si vine a buscarte… Pero cuando creí haberte encontrado mire lo peor… - Agache la mirada por el recuerdo y después levante la mano donde tenía la pulsera. – Vi esto en la muñeca de otra persona y supuse que habías sido tú… En ese momento ellos estaban interrogando a alguien más y yo por estar inmerso en el pensar de que ya te habías ido no escuche lo que ese sujeto había comentado, por lo que sí. Pensé lo peor.
- Ya veo. – Acerco su mano a la pulsera y aunque yo pensé que la desanudaría para colocársela, poso sus manos sobre ella y agregó. – Se ve bien, quédatela.
- Es importante para ti… no puedo aceptarla. – Respondí sacándola lentamente de mi muñeca.
- Lo es, pero quiero obsequiártela. – Volteo hacia arriba y sonrió sosteniendo la pulsera con su mano impidiéndome que se la regresara.
- Vámonos. – Dijo desde la distancia Hernán.
Hemos logrado encontrarla con vida, pero eso no significa que ya todo haya acabado… Las cosas no han hecho más que apenas empezar en este planeta, deberíamos vivir a la tentativa de huir durante toda la eternidad o hasta donde nuestra vida alcance, pues seguramente la guerra en este mundo está perdida justo como en Saturno y seguramente en Júpiter…
- ¿Qué planeas? – Preguntó Genaro a Hernán, pues le veía muy seguro de la dirección en la que nos llevaba.
- Lo sabes. – respondió el secamente sin agregar algo más.
Fabiola que estaba junto a ellos caminando los 3 al frente de Ikoru y de mí, se limitó a escuchar y solo le dio una palmada en la espalda a Hernán, no sé por qué. Pero estoy seguro que algo significa, y esa fue la primera vez que vi en el rostro de Hernán, dolor, mas no por el golpe, sino por algo más que no puedo comprender al no conocerlo tan bien como ellos dos.
Desde ese momento hasta que lleguemos a donde quieren que vayamos, nos limitaríamos a huir y evitar las peleas tanto como nos sea posible, Ikoru se ve muy lastimada y si algo llega a suceder no sé si podamos protegerla; Un mensaje me llego a mi cabeza que provenía de Hernán, en él se veía un mapa con una ubicación remarcada, la base de la guardia solar aquí en la tierra…
- ¿Y esto? – Pregunté a todos, suponiendo que les había llegado la imagen.
- En caso de que alguien muera, todos sepan a donde ir. – Al decir esto, nos llegó un archivo privado de la guardia solar, con los códigos de pilotaje automático de las naves de ellos.
- … - Me quede callado un segundo y después dije. - ¿Están pensando robar una nave de la guardia solar?
- Es la única manera de llegar a Marte nosotros solos… - Respondió Fabiola con un toque de seriedad. – Las naves de pasajeros son demasiado grandes para pilotarla únicamente nosotros y no solo eso… Son demasiado grandes llamarían la atención rápidamente y seremos un blanco fácil, en cambio las de la guardia solar pueden albergar a 10 personas máximo y ser pilotadas por una sola, nosotros somos 5 y estos códigos harán todo el trabajo…
- Y, ¿Por qué marte? – Pregunto Ikoru. – En estos momentos todo debe ser un caos por la invasión de Saturno, dudo que haya un solo lugar seguro en este sistema solar y no contamos con recursos para ir a otro, estando el más habitable a 100 años luz de aquí.
- Lo último que dijeron las noticias es que parecía ser que Marte era parcialmente ignorado por los de Saturno… De momento lo más seguro es que sea la última línea de defensa para todos los humanos con chip verde, como nosotros. – Respondió Genaro. – Solo tenemos dos opciones, morir aquí a sabiendas de que todo está mal, o morir allá con una ligera probabilidad de poder sobrevivir.
Si hemos de ser lógicos esa parecía la opción más viable, pero robar una nave de la guardia en un mundo completamente acabado la cosa no pinta para nada bien, si hay un lugar en este sitio donde los Saturnianos estarán más conglomerados es sin duda en la base de la Guardia aquí en la tierra; pero quizás no es momento de pensar y darle vueltas al asunto sino de actuar, tenemos que sobrevivir a como dé lugar y como no podremos volar con la anti-gravedad llegar caminando a ese lugar nos tomara a lo menos un día descansando lo mínimo…
Pero si algo he de agradecer es que aquellos 3 parecían saber perfectamente por qué lugares caminar sin que hubiera enemigos por las cercanías; llego la noche y aunque se pensaría que es el mejor momento para avanzar todos decidimos descansar, Hernán, Fabiola y Genaro dijeron que irían a los edificios a buscar algo que comer y que de momento Ikoru y yo nos quedáramos ahí, para que ella descansara y para que no se quedara sola.
- Sabes. – comenzó a decir Ikoru una vez que todos se habían ido y mirando hacia arriba. – Estoy segura que mi padre ya no está más en este mundo o en cualquier otro. – Su voz se quebró un poco pero no lloraba. – Y aunque me siento triste por ello, verte a ti y a aquellos 3 conmigo me ayuda a recuperar un poco de felicidad, pensé que moriría irremediablemente cuando me capturaron y en el momento más crítico delante de mi vi la cara amable de una mujer que me extendió la mano, me dijo: “estarás bien, y hay alguien que te espera” Esa mujer era Fabiola, y aunque no nos conocemos tanto me dio una felicidad gigantesca saber que arriesgaron su vida por mí. Si te soy sincera desde el primer día que los vi les tuve miedo a los 3, especialmente a Hernán… Pero hoy me doy cuenta de que son tan buenas personas como tú y como solía serlo Kolhun… - Al terminar de hablar recargo su cabeza sobre mi hombro y pude sentir como su respiración se tranquilizó, estos días debieron haber sido horribles para ella y estar con gente conocida no puedo ni imaginarme como la hace sentir.
- Cuando fuimos a buscarte todos juntos; la primera vez. Estuve a punto de hacer una estupidez. – Empecé a decir sosteniendo su mano con la mía. – Creí que esos idiotas te habían hecho daño y me llene de coraje y cegado por el camine hacia donde pensé que estaban para hacer algo que hubiera sido incorregible. – Ikoru subió un poco la mirada conectándola con la mía, abrí la boca mostrándole el diente que me había roto Fabiola.
- ¿Ganaste? – Pregunto ella con demasiado asombro.
- Ni siquiera pelee… - Dije con algo de vergüenza. – Esto me lo hizo Fabiola antes de irme, me golpeo tan fuerte que hizo que se me rompiera a muela, y después me ayudaron a tranquilizarme, no solo tú. También yo les debo la vida a esos 3…
Al terminar de hablar Ikoru comenzó a reír diciendo: “Sabía que era una chica ruda.” Refiriéndose a Fabiola, para posteriormente cerrar sus ojos, hasta que se quedó dormida. Cuando todos regresaron y al Genaro ver la escena rápidamente me hizo señales con el pulgar arriba, Fabiola dijo: “Ahora entiendo por qué estabas tan molesto” y Hernán simplemente nos miró y se volteó a otro lado sin decir una sola palabra, yo no respondí, simplemente sonreí, Genaro soltó una bolsa que estaba cargando llena de latas y las repartió intentando no hacer ruido permitiendo que Ikoru durmiera, por primera vez en mucho tiempo pude estar verdaderamente tranquilo…