De mi a ti solo un paso, se interpone.

Capítulo 25: La realidad de la que no hay escape.

En este momento ya no tenía absolutamente nada que lamentar, por lo cual estresarme o algo que me hiciera sentir triste… Es verdad que aunque perdí a mi mejor amigo sigo conservando a otra de ellos y cuando pensé que se había ido para siempre, aquellos 3 lunáticos regresaron con ella regresándome aquello que pensé jamás volvería a tener.
- Gracias. – Dije abriendo varias latas y repartiéndolas entre todos.
- ¿Qué? – Respondió Genaro masticando y casi ahogándose.
- Les digo que gracias. – Repetí una vez más entrecerrando los ojos y recargándome un poco en Ikoru.
- ¡Oh! – Agrego Genaro. – No nos tienes que agradecer, tú hubieras hecho lo mismo por nosotros. – Termino de decir.
- No. – Replico Hernán con calma desde donde estaba. – No lo hubiera hecho. – Su voz siempre fue tranquila y parecía estar malhumorado.
- ¡Claro que lo hubiera hecho! – Grité con fuerza. – Ustedes son importantes para mí aunque no lo parezca.
- No se refiere a eso. – Me interrumpió Fabiola. – Dice que no lo harías, porque no eres una persona de conflicto, y aun si lo fueras duda que hubieras podido… A eso se refiere aquel tipejo. – Termino de decir lanzándole un poco de Atún en la espalda a Hernán.
Yo no respondí en esta ocasión y simplemente me quede callado, pues de hecho no sabía que podía decir… Moví un poco a Ikoru para despertarla y que comiera, pues ya había pasado algo de tiempo y cuando termino de comer Hernán se levantó, a todos nos llegó otro mensaje con una ubicación y dijo con su ya característica voz.
- Vámonos.
Nadie siquiera intento preguntar a donde nos dirigíamos, supongo que porque los otros dos ya lo sabían y porque Ikoru y yo confiábamos plenamente en ellos; quisiera decir que en el trayecto hubo mucha aventura y acción pero no podría mentir con tanto descaro. Perdí la noción del tiempo desde hace algo de tiempo y ahora lo único que veía eran días, ni siquiera: mañanas, tardes o noches, solo días, todo se veía exactamente igual a cualquier hora, y solo dormíamos cuando nos sentíamos cansados. Por el mapa parecía que a dónde íbamos estaba a quizás 12 horas de camino utilizando la anti-gravedad pero como optamos por no usarla el viaje seria de probablemente un día y medio, quizás algo más.
Nos sentíamos bastante cansados y Hernán dijo que podíamos descansar, estábamos completamente a la intemperie pues a los lados los edificios estaban completamente destruidos, toda esta zona era como un gigantesco pueblo fantasma, no había enemigos, tampoco aliados. Solo estábamos nosotros y ya. Genaro puso un rostro algo preocupado y segundos después nos hizo señales a todos para que nos calláramos, era como si estuviera escuchando algo, pero por más que me concentraba no podía oír algo, Hernán coloco ese mismo rostro y ambos a la vez voltearon hacia la izquierda y movían los ojos como buscando algo, Fabiola avanzo lentamente hacia nosotros y nos hizo señales para que lentamente nos echáramos al suelo y no hiciéramos algún ruido; después de todo lo que había pasado pude sentir como Ikoru apretaba mi brazo por todo el miedo que sentía, era como si pensara que aquellos sujetos de quienes la salvaron nos estuvieran persiguiendo, ella se encontraba tan asustada que pude verla hiperventilar un poco y lo único que pude hacer en ese momento fue acercarme a ella y abrazarla, apretó aún más mi brazo e incluso pude sentir como sus uñas se clavaban en él. Con mi otro brazo acaricie un poco su cabello y le dije: “Todo estará bien” Pero era como si ella no me hubiera escuchado, no sé qué habrá vivido en el tiempo que la tuvieron cautiva… pero sospecho que fue mucho más que horrible.
Hernán se levantó un poco y haciéndonos señales para que nos quedáramos allí, comenzó a caminar hacia la esquina para ver a la vuelta, al hacerlo rápidamente giro y nos gritó “¡Corran!” Evidentemente todos nos quedamos sorprendidos y el continuaba gritando una y otra vez que huyéramos, pasaron apenas unos segundos y varios perros salieron por la esquina, una jauría de quizás 10 perros estaban corriendo hacia nosotros; yo instintivamente tome una roca y la lance, les erre a todos y aunque les hubiera dado no parecían querer detenerse… Después de todo seguramente tienen hambre y no dudo que piensen que podemos ser comida potencial y ante una jauría de 10 perros las cosas serían muy peligrosas para nosotros pues aun estábamos algo cansado.
Corrimos sin descanso y no encontrábamos por donde podríamos huir pues como mencione antes todo estaba parcialmente destruido y los lugares por donde podríamos entrar seguramente serian una idea muy mala, al encerrarnos nosotros mismos. Hernán no sabía hacia donde ir y si él no sabía nadie lo haría… O al menos eso pensé pues sin deberlas ni temerlas Fabiola comenzó a correr delante de todos, no dijo algo simplemente corrió y todos la seguimos sin importarnos algo, ella en verdad se veía convencida del lugar al que se dirigía, nos llevó hacia los edificios a la vuelta de donde habíamos pasado y se metió rápidamente en uno de ellos, este por fortuna se veía en mucho mejor estado que los otros y gracias a que aquellos animales tenían mucha más hambre que nosotros su velocidad era considerablemente lenta; al estar todos dentro del edificio pudimos ver que el techo estaba derrumbado dejando libre el acceso al mismo para nosotros al ser muy alto para los caninos. Trepamos y esa jauría que nos perseguía se quedó abajo esperando un solo error para convertirnos en su cena, los animales se quedaron en la parte de abajo justo por el hueco intentando subir y ladrándonos y nosotros exploramos los alrededores intentando ver por donde podríamos salirnos, quería quedarme con Ikoru para que se tranquilizara pero Fabiola me dijo que ella se quedaba que yo ayudara a los demás a buscar alguna salida, ya que por donde entramos sería imposible salir; aunque el suelo estaba muy destruido, curiosamente el techo se encontraba en mucho mejor estado, los pasillos eran confusos y no se veían signos de un conflicto que hubiera ocurrido allí.
Mientras caminaba vi una habitación que me intrigo en cuanto la vi, la puerta tenía un diseño floral de color verde y a diferencia de todo lo demás esta se encontraba en perfecto estado, no tenía un solo raspón o cuarteadura, intente abrir la puerta y era como si estuviera atascada por el interior, empuje con toda mi fuerza y escuche como varios muebles se movían en el interior, algunos cayendo al seguramente estar apilados.
- ¡Todo está bien, no soy de ellos! – Dije fuertemente y con la voz más calmada que pude, pues supuse que alguien estaría dentro por lo bien cuidado que se veía todo.
Pero no hubo alguien que respondiera, decidí detenerme y mejor intentar que quien estuviera dentro fuera quien abriera la puerta para que no se asustara, pero por más que los minutos pasaban ninguna voz me respondía en el interior, convencido de que por dentro no había alguien intenté empujar con más fuerza logrando abrir la puerta y justo como lo había supuesto ahí había nada. Solo estaba una habitación infantil muy desordenada por las cosas intentando cubrir la puerta pero por la parte derecha de la entrada un agujero muy grande… Los habitantes de Saturno no han venido a jugar, este sitio que parecía ser inaccesible y seguro fue el ataúd de las personas que lo habitaban, al haberse encerrado en él y aquellos malditos haberlo abierto a la fuerza. Ver esto me dio algo de tristeza pues supongo que esto fue un intento cansado de ahuyentar o cansar a las personas de Saturno y todo para que ellos entraran justo por la ventana destruyendo la esperanza de aquellos que aquí estaban, ya había encontrado una salida al exterior pero el cómo solo me hizo entristecerme… Espero que quienes aquí antes Vivian aun estén de pie corriendo por su vida, creo que es preferible a que estén vivos solo esperando a ya no estarlo.




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