De mi a ti solo un paso, se interpone.

Capítulo Final: Mi hogar después de todo.

El mecanismo hizo que una gigantesca, en verdad ¡gigantesca! Plataforma en el suelo se comenzara a abrir; no había duda de que todo esto era realmente viejo pues rechinaba demasiado conforme el tiempo pasaba.
- Es un mecanismo que no se utiliza a menudo. – Dijo Hernán. – Espero que las puertas no se atasquen.
Mientras hablaba el temblor del suelo continuaba y las compuertas se abrían cada vez más hasta llegar al punto de dejar en el suelo una entrada de quizás 800 metros de largo y seguramente 300 de ancho. Como estábamos algo lejos no podía ver al interior lo que se encontraba, aunque la verdad ya me lo sospechaba; Hernán comenzó a caminar y se dirigió a la entrada de aquel bunker, encontró unas escaleras y comenzó a descender sin decirnos una palabra, claro que todos le comenzamos a seguir y cuando mis ojos pudieron mirar lo que se encontraba abajo quede completamente asombrado. Eran aproximadamente unas 15 naves repartidas en todo el edificio las cuales por su tamaño no parecían tener una capacidad muy grande de personal, la gran mayoría se veía en un estado demasiado descuidado y solo algunas parecían ser capaces aun de volar.
- ¿Nos iremos en una de esas? – Pregunte un poco angustiado.
- Si. – Respondió a secas Hernán.
- Y… ¿Funcionarán? - No quería ser grosero con él, o dar a entender que no confió en su juicio, pero mis ojos me dan una información que sin dudas no es muy linda.
- Eso espero. – Agregó el mirando todas las naves mientras descendíamos por la larga escalera.
Al llegar hasta la parte de abajo, Hernán señaló a 4 de las naves diciendo: “Una de esas debería funcionar, en caso contrario no podremos irnos nunca.” Esas palabras no pudieron ser más claras: “Necesito que las revisen para ahorrar tiempo, lo único que deben saber para verificar que aun funcionen”, siguió diciendo mirándonos a todos alternativamente, se acercó a una de las naves más cercanas a nosotros, la cual estaba evidentemente incapacitada y se dirigió a la parte de abajo al centro, se acercó a la parte del ala derecha y con su puño golpeo levemente la intersección del ala con el demás cuerpo de la nave, al hacerlo siguió diciendo: “Solo deben golpear exactamente este punto, y si la nave enciende las luces eso es un indicador 100% confiable de que puede volar.”
Algo tan simple no podía ser cierto, pero considerando la tecnología de hoy día no es como que me sorprenda tanto… Cuando Hernán terminó de hablar se fue con Genaro a una de las 4 naves que había dicho, Fabiola e Ikoru se dirigieron hacia otra y pues yo fui a la última, todo este sitio se veía demasiado triste, los colores característicos de la Guardia solar, siendo Naranja, azul y Negro faltaban en todos lados y únicamente podía verse un color Verde oscuro muy curioso y que los libros no mencionan; a llegar a la nave que me toco revisar a mí, me coloque en posición y busque debajo del ala un indicador que me dijera algo sobre la ubicación exacta del golpe pero todo se veía muy similar… levante la mano para tocar e intentar con el tacto dar con el sitio y justo cuando mi mano se iba acercando al ala, en el metal de la misma se fundió un puño como si hubiese sido golpeada, eso me hizo pensar que esta nave sin duda serviría pues que haya reaccionado a mí era un indicador demasiado convincente, lo toque y no sucedió algo, hice mi puño hacia abajo y lo impulse con algo de fuerza hacia arriba para golpearlo justo como Hernán había dicho, pero nuevamente no sucedió algo, repetí el golpe algunas veces pero la nave no respondía y pensando que esto no serviría decidí mejor irme junto con los demás esperando que ellos hayan tenido más suerte que yo.
A mitad de camino escuche la voz de Ikoru y Fabiola que nos gritaban a todos a la lejanía, corrí un poco asustado al pensar que estaban siendo atacadas y agarre un tubo metálico que me encontré por el suelo, al llegar a donde estaban las vi enseguida de una nave completamente encendida y la compuerta abierta para que entráramos, Genaro comenzó a gritar muy emocionado por el descubrimiento y porque esto decía que podríamos irnos de aquí hoy mismo, Hernán en cambio y como era costumbre permanecía serio y tranquilo, Fabiola igual estaba algo tranquila pero podían verse sus manos temblando e Ikoru no dejaba de tocar la nave, la acariciaba como si estuviera agradeciéndole haber prendido. Hernán entro en ella y nos dijo que esperáramos un poco, que tenía que checar algo antes, todos nos quedamos fuera y nos sentamos a descansar un poco.
- Espero que a donde vamos no esté la situación peor que aquí… - Dijo Genaro. – Ya llevamos unos días sin poder recibir noticias por lo que sospecho que básicamente vamos a ciegas.
- Al menos vamos… - Respondió Ikoru.
- Tenemos que ver el vaso medio lleno. – Agregó Fabiola.
En ese momento salió Hernán y nos ignoró se fue directo a las demás naves cercanas y comenzó a buscar algo, no nos dijo que es lo que quería encontrar por lo que solo nos limitamos a observarlo; pasados unos minutos regreso cargando con dificultad un tanque enorme de color azul muy tenue, Genaro corrió a ayudarle y después Hernán nos hizo señales para acarrear otro, fui hacia ese lugar y Fabiola me siguió para ayudarme, el cilindro ese estaba en verdad muy pesado… Pero pudimos apañárnoslas para moverlo hasta donde Hernán quería, lo ingresamos a la nave y lo conectamos a un compartimiento en la parte de debajo, después Hernán dijo que ya todo estaba listo, se fue a la cabina de mando activo unos botones y en una compuerta a la izquierda del interior de la nave sonó como si se hubiera activado algo.
- Estas naves funcionan con anti-gravedad. – Comenzó a decir Hernán. – No necesitan combustible de ninguna forma, por lo que no tendremos problemas en llegar a marte. – Hizo una pausa y después prosiguió. – La cuestión es… La anti-gravedad es considerablemente más lenta y una vez en el espacio nos tomara mucho tiempo llegar hasta marte, probablemente años… En esa habitación de allá. – Señalando a donde habían salido los sonidos. – Están unas cámaras de criogenización que nos ayudaran a hacer más rápido el trayecto, pero eso es decisión de cada quien.
Al terminar de hablar se metió en una de las cámaras, esta se cerró y comenzó a congelar su cuerpo, al terminar de congelarlo de los cilindros que trajimos comenzó a salir un líquido color morado claro y se comenzó a esparcir por el interior de la cámara criogenizadora, acto seguido toda la nave comenzó a temblar, posteriormente esta se elevó automáticamente por el cielo y comenzó a llevarnos a marte estando básicamente todo automatizado. Genaro y Fabiola se despidieron de nosotros y se metieron en otras cámaras ahí mismo dejándonos al final a Ikoru y a mí.
- ¿Qué harás? – Preguntó ella.
- Supongo que también me meteré, pero de momento quiero estar un poco aquí afuera.
- Tenía pensado hacer eso mismo. – Respondió ella caminando a la parte de la cabina para ver por los cristales, al utilizar anti gravedad, caminar por la nave es completamente seguro en cualquier momento ya que no necesita propulsión y no ejerce fuerza de ningún tipo sino al contrario la anula de alguna manera.
La seguí y me senté junto a ella mirando cómo nos despedíamos de este mundo que en un inicio pensé que sería mi hogar… y todo para irónicamente regresar a aquel sitio de donde me salí.
- Sabes. – Comenzó a decir Ikoru. – Me siento tranquila. – Su voz en verdad estaba tranquila, pero había algo en su mirada que no me dejaba satisfecho.
- ¿En verdad? – Le cuestioné yo, señalando sus ojos.
- Jeje. En verdad, que esta mirada triste no te engañe, al estar dentro de esta cosa. – Continuó diciendo mirando toda la cabina. – Siento como si los problemas se quedaran allá en la tierra y ahora solo nos queda esperar a que la verdadera felicidad llegue… - Se abrazó a si misma desde su asiento al estar haciendo frio por la altitud a la que estábamos y prosiguió. – Hernán dijo que quizás tardaríamos años en llegar a Marte, ¿te imaginas que cuando lleguemos ya todo esté solucionado?
- Si lo pensé… - Respondí yo riendo un poco. – Sería divertido llegar y que ya podamos regresar a este planeta…
- Nunca regresaría. – Replicó ella con fuerza mirándome un poco molesta. – Jamás volvería a poner un solo pie en este sitio, me dejo una experiencia que no quisiera volver a vivir nunca.
- Lo entiendo. De hecho tampoco regresaría a menos que tenga que… - Le dije mirando hacia fuera de la ventana observando el paisaje tan hermoso del universo.
Por unos minutos todo se hizo silencio, y después note que ella me estaba mirando fijamente, me avergoncé un poco por ello y al cruzar miradas le pregunté:
- ¿Sucede algo?
Ella no me respondió y en cambio se sonrojo un poco, sonrió levemente y negó con la cabeza, pero no apartaba su mirada, le sostuve la mirada un poco y después de unos minutos dijo:
- Te volveré a ver cuándo despierte. – Se acercó a mí, me abrazo y me dio un beso en la mejilla, que se sintió… diferente, agradable.
Toque con mi mano mi mejilla y se me olvido responderle algo, cuando caí en la cuenta de ello, ella ya se había ido. Me quede unos minutos más mirando todo alrededor y observando como aquel planeta donde pensé que mi sueño sería cumplido se alejaba de mí, camine hacia la cámara criogenizadora, me metí en ella y por el interior la active quedándome dormido en cuestión de segundos. Al despertar me sentí muy mareado, todo daba vueltas e incluso sentí muchas ganas de vomitar, la puerta de la cámara se abrió y salí corriendo a buscar algo donde devolver, justo fuera de mi ya estaba un bote con una nota que decía: “Sé que vomitaras al salir, esto podrá ayudarte.” Utilice el bote y coloque los desechos el depósito de extracción. Camine a la cabina de mando y en ella encontré a todos excepto a Hernán quien aún seguía durmiendo.
- ¿Dónde estamos? – Les pregunte a todos.
- A una hora de llegar. – Respondió Fabiola.
- ¿Saben cuánto tiempo ha pasado? – Esta era la duda que más ganas tenia de esclarecer…
- Aproximadamente 7-10 años – Respondió Genaro mirándome con una sospechosa mirada.
- No te creo… - Le dije haciendo una mueca.
- No me creas pues… - Respondió el. – Nos vemos de la misma edad por la criogenización pero checa la información de tu chip.
- Sabes que los chips no funcionan… Respondí yo.
- Solo hazlo. – Agregó Fabiola.
Al hacerlo vi que la conexión estaba estable, demasiado diría yo y me aparecía una leyenda que decía: “Modelo de chip protector, anticuado, ¿solo 10 años y ya es una reliquia? Solo eso faltaba… ¡Espera si han pasado 10 años!” Les grite a todos, a lo cual evidentemente se burlaron, posteriormente Ikoru les dio un golpe en el brazo a ambos y dijo: “Gane la apuesta”
- Todos hemos dicho exactamente eso… - Comenzó a decir Fabiola. – Pero le apostamos a Ikoru que contigo sería diferente, evidentemente ella dijo que sucedería lo mismo y pues resulto ganadora.
Al mirar por el ventanal alcance a ver algo que simplemente me dejo atónito…
- ¿Por qué estamos en la tierra? – Pregunté con asombro al ver el gran planeta azul frente de la nave.
- Eso es marte. – Agregó Genaro. – El planeta rojo se ha convertido en el planeta azul y el planeta azul se ha convertido en un museo de la guerra de Saturno contra el sistema solar. Y si, ahora todo es paz y tranquilidad… Solo les tomo 7 años ganarles y durante ese tiempo todo era caos y destrucción, ahora mira. El gran planeta Rojo goza de tanta vitalidad como aquel en su tiempo.
Por estar inmerso en la plática no me di cuenta que Ikoru permanecía viéndome justo como lo hizo antes de que durmiéramos, al mirarla se acercó a mi lentamente y me dijo: “Hola.” No dijo algo más, me abrazo una vez más y recargo su cabeza sobre mi pecho, tendría que ser muy bobo para no comprender lo que sucedía… Pero no quise hacerme esperanzas con algo de lo que ni siquiera tengo seguridad. Tal parece que ya estábamos a salvo y lo que quería encontrar en la tierra y pensé que no lo había hecho, quizás si lo había encontrado después de todo… Solo falta saber qué es lo que depara el futuro, y sea lo que sea, estoy seguro que me gustará.




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