De Nuevo Tú

Capítulo 6

–¡No puede ser! Más de una semana eh estado inconsciente. Ahg… Bueno mis heridas eran serias. Será mejor volver. Y explicarle a Nora mi ausencia, solo espero que no se haya preocupado mucho.

Camino de regreso hasta la ciudad, sin tomar algún aventón llegando cerca de la tarde. Fue hasta su departamento a cambiarse de ropa, tomando algo de dinero subió al primer taxi que vio. Su moto se había quedado en casa del señor Lucio.

El taxista condujo hasta la casa de Nora –alto –dijo al ver a Nora y su madre vestidas de forma elegante. Subiendo a un auto negro que supo reconocer al instante.

Hace unos días.

Nora seguía asistiendo a la universidad, pero seguía muy preocupada por Derek no sabía dónde estaba. No respondía sus mensajes, ni llamadas. Lo que si tenía era la insoportable presencia del señor Lucio en su casa, visitándola cada día con obsequios para ella.

Era algo que ya no soportaba, sin importar cuanto dejara en claro que nunca estaría con él seguía insistiendo, incluso la iba a ver en la universidad para trasladarla a su casa. Cosa que aumento los rumores sobre ella, en la comunidad universitaria llegando incluso a tener más problemas con Ana.

–Nora mira el hermoso vestido que te compre –su madre ingreso a su habitación.

–Mamá. Sea lo que sea, la respuesta es no. Es que no te das cuenta, me estas vendiendo a ese hombre –dijo ella.

–Hija –se acercó a ella –todo esto es por tu bien. con el señor Salvatierra tendrás una vida asegurada, no tendrás que pasar penurias.

–Eso lo dices por ti. Eso lo dices por ti. Yo quiero tener todo eso de lo que hablas, pero con esfuerzo y trabajo duro…

–Suficiente –intervino su madre con el tono de voz elevado –he luchado toda mi vida, para que esta oportunidad llegara y no la pienso perder ni por ti, ni por nadie. Vas a tomar este vestido, te vas a poner hermosa y vamos a ir a la cena de compromiso. Vas aceptar al señor Salvatierra.

–¡Mamá! –dijo con la voz gruesa.

–Harás lo que digo. Tú te vas a convertir en la esposa del señor Salvatierra –declaro su madre furiosa saliendo de la habitación dando un portazo.

Nora cayo de rodillas llorando. –Derek ¿Dónde estás? ¡Por favor! Ven, vuelve a mí.

Tomo su celular y volvió a llamar, enviar mensajes donde le pedía que la rescatara. Ya no podía seguir con esta vida. Donde su madre hacia lo que fuera con tal de conseguir sus objetivos, pasando por encima de sus sentimientos. Su madre volvió y la encontró vestida igual al salir y furiosa la tomo del brazo con fuerza.

–Ya basta. Me canse de tu rebeldía –la cacheteo y la llevo al baño –báñate –ordeno.

Nora se quedó de pie, mirando a su madre como sus ojos ardían de enojo con ella. Empezó a desvestirse y mientras lo hacía pensaba. Su madre dejo de tratar las cosas por las buenas y recurrió a las malas, así que ella también debía hacer lo mismo llevar las cosas por las malas. Esa cena era el lugar perfecto.

Sin voluntad se arregló vistiéndose con el vestido que su madre le trajo. Estaba hermosa. Escucharon los pitidos de un auto afuera.

–Está aquí –dijo la señora Carlota contenta. Sus planes estaban en camino.

~Mamá. Si no entendiste por las buenas. Serán por las malas ~pensó Nora.

Ella les iba a dar el peor desplante a ese hombre. No le importaba nada, estaba dispuesta a todo con tal de no ceder antes los caprichos de nadie. Miro el auto negro y al conductor, ellas caminaron subiendo al auto que se puso en marcha.

En la mansión Ana y Jenny se estaban vistiendo su padre les había dicho, que había una reunión importante esta noche y necesitaba que sus hijas estuvieran ahí presentes en esa cena. Bajaron al salón principal.

–Papá. ¿De qué se trata esta cena? –pregunto Ana.

–Debe ser algo especial. Porque estas muy feliz –hablo Jenny.

El señor Lucio se acomodó un poco su corbata –hijas verán… no sé cómo decirles, pero… he frecuentado a una chica –revelo y los ojos de sus hijas se abrieron por la sorpresa –y esta noche voy a pedirle matrimonio.

Las hermanas quedaron en shock –papá no me digas que se trata…

–Si. Ella misma –corto a Ana –estoy enamorada de ella y…

–Y mamá. Ya no amas a mamá –continuo Ana.

–Claro que la amo hija. La amo como el primer día…

–Entonces, no te puedes casar con otra mujer. Cuando tienes a otra mujer en tu corazón –siguió Ana.

–Niñas. Entiéndanme tengo derecho a continuar mi camino, con otra mujer que me acompañe.

–No lo acepto. Ella solo es una arribista –hablo Ana.

–Papá. No puedes hacer esto –intervino Jenny.

–Hijas. Es mi decisión. Soy un hombre todavía joven, y quiero a una mujer que me acompañe en mi vida. Y sin importar si ustedes están o no presentes. Voy a continuar con mis planes –declaro el señor Lucio.

Se escucharon los sonidos del claxon del auto anunciando que, Alberto había llegado con las personas que esperaba y una de ella era su futura esposa. Salió a recibirlas. Las hermanas se encontraban tristes su padre estaba traicionando el recuerdo de su madre.




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