Cenaron tranquilamente la señora Gaby se llevó a las niñas, para hacerlas dormir ya que mañana empezaban con sus clases. Derek se encontraba en la sala conversando con él señor José Miguel.
–Estarás bien. solo tardaras unos meses y después volveremos –repuso el señor José Miguel.
–Lo que me preocupa es el tiempo aquí. No quiero que nada arruine esto. –se levantó y camino por la sala deteniéndose en la chimenea junto la fogata –volví a esta ciudad. Y hay personas que me odian aquí.
–Lo dices por la madre de Nora, ese hombre que los amenazo y por esa chica –intervino el señor José Miguel.
Derek rió –ella no me importa en lo absoluto. Solo es una caprichosa. Los que me preocupan son esos dos primeros.
–Ellos no saben nada de las niñas. Y si lo supieran tendrán que pasar sobre mí. Para llevarse a mis nietas –continuo José Miguel. –Además nunca las han visto.
–Pero deben sospechar algo. Lucio Salvatierra. No es de los que perdonan, ni olvidan.
El señor José Miguel se acercó a él colocando su mano sobre su hombro –tranquilo. Ellas estarán a salvo. Tu céntrate en tu trabajo estos meses, y Gaby y yo nos ocuparemos de las niñas.
–Cuento con ustedes –dijo Derek.
–Claro que sí. Ellas son nuestra vida. Y Nora siempre las cuidara –dijo la señora Gaby apareciendo en la sala.
–¿Cómo están mis brujitas? –pregunto.
–Se quedaron dormidas –respondió.
Bajo la mirada –supongo que también debería hacerlo. Mañana la tengo apretada –dijo marchándose a dormir. –Buenas noches –se despidió.
–Descansa –contesto el señor José Miguel.
…
Ana estaba en su habitación revisando algunos planos e informes del proyecto con que trabajaría con la alcaldía también se enteró que trabajaría junto un joven que estaba disponible para colaborar en el proyecto. Se preguntaba quien seria, lo único que le dijeron, es que es alguien muy capaz para sobrellevar este trabajo, le pareció bien tener alguien así para para trabajar.
Dejo de revisar un momento sus papeles, y recordó a esas niñas que se le hacían muy conocidas, sobre todo esa mirada las había visto en alguna parte, pero no sabía dónde. A pesar de ser tan pequeñas era muy hábiles y tenían una fluidez verbal impecable.
–Sus padres deben estar orgullosos de ellas –dijo para sí misma.
–Orgullosos ¿de quién? –ingreso Jenny a su habitación.
–Unas niñas que conocí en el parque. Son muy listas, y habilidosas –hablo Ana.
–¿Y cuándo serás madre? –dijo Jenny tomando asiento en la cama.
El semblante de ella cambio por uno triste –el hombre con quien quería, formar mi familia ya no se está.
–Todavía piensas en él. ¿piensas en Luis? –dijo Jenny.
–No solo en él. También el canalla de Derek. Si lo vuelvo a ver juro que lo hare pagar, por el crimen que hizo –dijo Ana con odio.
–Sabes si fue él –continuo Jenny.
–Papá me lo dijo –Jenny observo a su hermana interrumpiéndola.
–Y si papá… –se detuvo un instante de completar la oración.
–Si papá. ¿Qué? –cuestiono Ana.
–Bueno. Sabes que papá odia a Derek, por arrebatarle el amor de Nora. Y si papá solo lo dijo para vengarse…
–Papá no haría eso soy su hija. No se atrevería a mentirme –dijo a la defensiva.
Jenny guardo silencio, mirando a su hermana –es tu decisión Ana. Yo solo, trato de ver todo el panorama.
–El panorama es que él asesino a Luis y pagara por ello –dijo Ana.
–Ana. Lo investigaste y no encontraste nada que lo vincule con lo sucedido con lo ocurrido. Pero… es tu decisión. Me voy a dormir, deberías hacer lo mismo. –salió de la habitación.
Ana miro por la ventana, apretando el puño.
En la mañana se levantó temprano como costumbre. Estaba en la mesa desayunando tranquilamente junto a su hermana, pero su ánimo cambio cuando su padre ingreso al comedor junto su esposa, la señora Carlota. Ella no le agrado, y siempre lo demostraba. Tomo una servilleta limpiándose la boca se retiró del comedor.
–Te vas hija –dijo su padre.
–Si. Hoy empiezo con el proyecto con la alcaldía –contesto ella.
–¡que te vaya bien, querida! –dijo la señora Carlota con una sonrisa, que hizo a Ana tener un sabor amargo en la boca.
No dijo nada saliendo de la casa. Subió a su auto, directo a la alcaldía donde la esperaba Subaro, para ponerse al corriente con los preparativos del proyecto.
–Puntual como siempre –dijo Ana al verlo en la entrada de la alcaldía.
–Claro que sí. Estas lista para esto –hablo Subaro.
Asintió –¿has descubierto algo sobre con quien trabajaremos? –pregunto.
–No, y por lo que veo tampoco ha llegado –contesto ingresando a la alcaldía.
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Editado: 03.08.2023