De Verano A Verano

26: Por ti

 

— ¿Trajeron mi maleta? —le pregunto a Colt antes de entrar a la sala de entretenimiento.

—Sí, la dejamos en la parte de arriba pero aún no sabemos dónde nos vamos a quedar —avisa antes de empujar la puerta.

—Al fin —Madeleine se levanta y se acerca para quitarle la bolsa de la mano de Colt—. ¿Y no trajeron un tazón? ¿Bebidas?

Colt resopla. —Tienes piernas, Madeleine, creo que puedes ir por lo que necesites.

Lo fulmina con la mirada. —No lo decía con mala intención.

Connor y Joseph están viendo la pantalla, es una película sobre un dinosaurio que se pierde. A Connor le gusta mucho, la ha visto muchas veces, seguramente es su favorita.

—Oye, ¿Dónde nos podemos quedar a dormir? —Le pregunta Colt—. Quiero cambiarme, sigo mojado.

Levanta un hombro. —Pues arriba, las puertas del fondo, del lado derecho —levanta dos dedos—. Hay dos habitaciones y elige a que quieras, son iguales.

—Está bien —dice—. Gracias, voy allá entonces.

Yo lo volteo a ver, negando. — ¿Te vas?

Sonríe. —Nos vamos —toma mi mano de nuevo—. Nos vemos más tarde.

Madeleine levanta una ceja. —Um, sí... supongo que Britt tendrá su propia habitación, entonces…

—Podemos compartir una —Colt afirma.

Mis ojos se abren y lo miro muy sorprendida. Él aprieta mi mano, como si tratara de enviarme un mensaje.

—Ah —Madeleine suelta—. Um… sí, supongo que pueden hacer eso aunque no estoy segura sí, um…

Colt se encoje de hombros. —No pasa nada —afirma—. No será la primera vez.

Mis mejillas se sienten calientes. Si se refiere a la noche anterior, eso fue un error básicamente. Además, no es como él lo está haciendo sonar. —Bueno —yo hablo antes que él siga con todo esto—. Um, nos vemos, sigan con la película.

Tiro de Colt para que me siga, él no opone resistencia. Avanza junto conmigo, antes de cerrar la puerta noto que Joseph está viendo a esta dirección.

— ¿Qué fue eso? —suelto a Colt.

Resopla. —Solo quiero descansar un rato —responde, tocándose la cabeza—. Me sé esa película de memoria, prefiero tomar una ducha.

Asiento. —Sí pero, ¿por qué dijiste lo demás?

Colt bosteza cubriéndose la boca con ambas manos. — ¿Qué tiene de malo que quiera compartir habitación con mi persona favorita?

Ruedo los ojos. —Claro, soy tu persona favorita en todo el mundo.

Llegamos a las escaleras y comenzamos a subirlas, son de madera y son muy anchas. —Claro, ¿Quién más lo sería? Eres tan amable conmigo y tan dulce, jamás en toda tu vida me has hecho enojar.

—Sí eso es porque tú siempre te has comportado como un chico lindo y bueno, ¿no? —respondo con sarcasmo.

—Eres una provocadora —acusa—. Te encanta pelear conmigo.

Llegamos a la parte de arriba, cruzamos a la derecha y veo que ahí están las maletas recostadas a un lado de una mesa de cristal. Me acerco para tomar la mía.

—Me encanta estar lejos de ti —digo, tirando de la mía.

Colt bufa. — ¿Ah, sí? Pues vete, regresa a la habitación con ellos, serás más feliz ahí.

—Tal vez lo haga —contesto aunque sigo avanzando a su lado.

—Tal vez deberíamos dejarte aquí con Madeleine, me olvidaré de ti para siempre —se detiene frente a una puerta—. ¿En cuál entramos?

Señalo la última.

Él se mueve para abrir la última puerta, empuja completamente y enciende el interruptor de luz con su mano libre. Es mucho más bonita que la de la posada, hay una cama grande en medio, un sofá largo frente a una mesa pequeña y dos puertas más al fondo.

La alfombra es de un tono marrón oscuro y las paredes de uno más claro, todo combina muy bien.

— ¿Quieres ducharte primero? —me pregunta.

Entorno mis ojos. —Um… se supone que hay dos habitaciones, ¿no?

Da unos pasos para colocar su maleta cerca del sofá. —Si algo he aprendido de todo este tiempo es que tengo que mantenerte vigilada, un momento estás tranquila y luego rompes algo.

Bufo. —Eso no es cierto.

Ahora se dirige a la primera puerta, es un armario. —Entonces, ¿voy primero?

Me encojo de hombros. —Si quieres, por mí está bien.

Abre la segunda puerta y esa si es para el baño. —Claro, entonces… —regresa con su maleta para revolver la ropa y llevarse lo que necesita—, eso haré. Mientras tanto no rompas nada, no te lastimes y sé buena.

Chasqueo la lengua. —Y tú, espero no te resbales ahí adentro.

Me guiña un ojo. —Si sucede, tendrás que entrar para ayudarme y…

— ¡No! —Cierro los ojos—. Asco, no.

Colt entra sosteniendo su ropa limpia entre sus brazos y soltando carcajadas. Cuando cierra la puerta, yo sonrío en su dirección. Colt sigue siendo el mismo tonto de antes, el que aprovechaba cada momento para soltar sus bromas y eso me hace feliz, por alguna razón.

Yo me siento en el borde de la cama y recorro e lugar con mis ojos hasta detenerse en la maleta abierta de Colt. Tiene un libro ahí, está volteado así que solo veo la contraportada.

Espero a que se escuche el sonido de la regadera para acercarme y husmear. Colt siempre estaba leyendo algo pero normalmente eran libros de no ficción, y relacionados con las leyes. Lo tomo para darle la vuelta, leo el título:

“El segundo camino” escrito por alguien llamado Elizabeth Hollt.

Giro a la contraportada y leo la descripción:

El primer camino es ese que nuestro entorno, nuestro pasado y nuestra familia predeterminó para nosotros. El camino que asumimos es el que viajaremos por el resto de nuestras vidas pues es lo que se espera de nosotros, lo seguro y lo más confiable. Sin riesgos, sin atreverse a ideas locas catalogadas como sueños y sin expectativas altas. El primer camino es en el que la mayoría está.

El segundo camino es el difícil, el angosto y el que atemoriza al espectador distante. ¿Qué habrá ahí? ¿Precipicios? ¿Rocas gigantes? ¿Rajaduras y obstáculos? Ni siquiera yo te lo puedo asegurar, pero lo que sí puedo hacer es prometerte que ese el mejor camino que podrás tomar. No todos llegan a la meta, algunos aprovechan el primer desvío para regresar al camino seguro, otros prefieren darse la vuelta y recuperar lo que arriesgaron.




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