Salí disparado del aeropuerto, Barcelona me recibía con nuevos aires, seguro estaba de que mi lugar era esa ciudad, me urgia llegar a mi nuevo empleo, llenarme de todo el papeleo de lo que fuera, no importaba sólo comenzar, dar el paso decisivo que me cambiaría la vida pero tenía que controlar mi ansiedad de querer comerme al mundo, caminar con paso firme.
Antes de ir a la corporación me dirigí a mi nuevo apartamento, tenía demasiado lujo y muy poco de lo que pedí, aunque también se respiraba un nuevo ambiente, nada de tensión como en la casa en la que viví con ella, basta recordarla un segundo para derrumbarme, Ana hasta cuando me dejarás continuar digo suspirando, tomó el teléfono para llamar a mis padres no les dije a donde vendría por mi tranquilidad no quería correr el riesgo de que le contarán a ella que hui de su hostigamiento.
-Hola mamá, llamó sólo para decirles que estoy bien, como hacía tiempo no me sentía-
-Hijo, me alegra escucharte ¿Dónde estás? ¿Porqué no nos dijiste nada?- pregunta angustiada mi madre
-Lo siento tenía que ser así, por ahora conformarte con saber que estoy bien, tengo nuevo empleo y un nuevo apartamento-
-Pero hijo, no tenías que marcharte-
-No te preocupes mamá, dile a mi padre que tampoco lo haga, en verdad era necesario para mi estar lejos-
-Cariño...-
-Lo siento mamá, solo te pido que no le digas nada a Ana por favor-
-Ha venido diario, dice que no estas en casa-
-Ese lugar ya no era mi hogar, ella se encargó de eso, debo irme a trabajar-
Colgué en mi pecho una sensación molesta, sentí angustia y no quería estar así, me duché cambie de ropa y frente al espejo me obligue a mi mismo a deshacerme de cualquier sentimiento que tuviera que ver con Ana, con nosotros con todo eso que alguna vez me lleno de alegría y ahora me tenían huyendo de mi propio sufrimiento.
Aborde un taxi hacía la corporación al llegar me quedé en la entrada contemplando el imponente edificio, jamás había visto algo así aquello era indescriptible demasiado movimiento, gente entrando y saliendo me emocioné en verdad que fue así, ansioso estaba por darle inició a esta etapa de mi vida, sin más entré convencido de que eso era lo que me hacía falta, darle vuelta a la página dejar atrás a Ana y su recuerdo aunque en ello se me fuera la vida.
-Buenos Días, soy Andrés...- dije hacía mis nuevos compañeros
-Mendoza, si te esperabamos bienvenido- me saluda un sujeto algo extraño
-Así es, mucho gusto-
-Deja la formalidad afuera Mendoza, relajate-
-Lo siento, soy muy respetuoso en mi trabajo-
-Ya lo veo, soy Manuel-
-Gracias por la bienvenida Manuel-
El ambiente me deja un poco desconcertado, nada que ver con la manera de dirigir al equipo de mi antiguo jefe Ramírez, Manuel me indica cual es mi cubículo es raro que no tenga mi propia oficina pero se que debo hacerme de un nombre en este país, colocó mi chaqueta en el respaldo de la silla, voy a sentarme cuando escucho a lo lejos que alguien dice mi nombre en tono autoritario.
-¡Mendoza! Tienes cinco minutos para entrar en mi oficina- todos me miraron inquietos
Me arregle la camisa camine seguro y confiado aunque no sabía lo que me esperaba entrando en esa oficina, Manuel me dijo que era la de mi nueva jefa Lena Sánchez me quedé en silencio al saber que me tocaría lidiar con una mujer como mi jefe, respire profundo entré y lo primero que vi fueron sus bien torneadas piernas, eso me desarmo por completo, hice un gran esfuerzo por retomar mi postura firme.
-Que tal, soy Andrés Mendoza disculpe si no vine antes, todavía desconozco el protocolo- dije con una sonrisa a medias
-Se muy bien quién eres, mi nombre es Lena Sánchez soy directora de esta corporación desde hace ya varios años- su voz firme me dejo desconectado de todo
-Entonces usted será mi...- respondí nervioso como nunca antes
-Soy su superior Mendoza, le pido que por favor se comporte a la altura de su nuevo puesto-
-Claro, aunque no entiendo porque me mandaron como agente especial, sólo soy un detective-
-Si sigue expresandose así de usted mismo, ¿Cómo espera hacer un buen trabajo?-
-¿Qué dice?-
-Necesita confiar en usted-
En un punto de la conversación mi mirada se cruzó con sus ojos avellana, me quede como idiota sin saber que responderle fue tan extraño ella también lo notó, sin embargo, supo disimular muy bien y continuar con las indicaciones mucho trabajo por hacer y aún no me acostumbraba a mi nuevo puesto como agente especial, las misiones serían más arriesgadas y yo tenía que coordinar todo con un nuevo equipo, al menos contaba con Manuel para saber por donde empezar.
Mi primer día fue ajetreado la directora Sánchez no reparaba en dar indicaciones todo el tiempo, salí del corporativo a las ocho de la noche ya para ese momento el resto de mi equipo se había marchado excepto la directora Sánchez. Me acerqué a su oficina para preguntarle si se le ofrecia algo no respondió, supuse que estaba ocupada y me seguí de largo, hasta que la escuché llorar.