Decidí No Amarte

Absurda Resistencia

Toque el timbre, mientras hacía enormes esfuerzos por controlar el temblor de mi cuerpo aunque no lo conseguí, al ver a Lena noté que había bebido demás y eso era señal de que en efecto, no se encontraba bien.

— Buenas noches- digo por cortesía

— No era el plan que me vieras así, Andrés- responde nerviosa mientras me invita a pasar

— Descuida, no tienes que explicarme- me pide silencio colocando su dedo índice en mi boca

En silencio nos sentamos en el sofá, la situación se tornaba más y más incomoda con el paso del tiempo, no me sentía en libertad de contarle las noticias que mis padres me dieron.

— Estas temblando- dijo tomando mis manos con firmeza y mirándome fijamente

— Lena, sabes que esto no es fácil para mi, me disculpo por la actitud que tomé en tu oficina pero- ella sujetaba con más fuerza mis manos

Sin prevenirme ni suponerlo, mi cuerpo comenzó a encenderse con esa cercanía.

— Ambos hemos elegido el camino complicado por eso estamos aquí Andrés- la miré confundido

— ¿A qué te refieres?-

— A todo, tu vida en México, la mía aquí. Nada tiene sentido, sufrimos en silencio aguardando algo que calmé nuestra angustia- por inercia acaricie su rostro con ternura al ver sus ojos llenarse de lagrimas

— Lena, si tan solo...-

Tarde poco en darme cuenta de lo que acababa de decirle a mi jefa, por un momento me sentí desilusionado de no tener algo más con ella. Esas palabras le dieron quizás una señal diferente, que no supe descifrar pues sin más Lena me tomó por el cuello memorizando mi rostro con la mirada, después me beso.

El fuego que instantes atrás encendió de a poco mi cuerpo, me hizo hervir la sangre con el roce de sus labios. Mis manos no querían quedarse atrás y se posesionaron con firmeza en su cintura acercándonos.

Entre susurros Lena me pedía continuar, no era necesario que lo mencionara siquiera pues yo no me veía haciendo nada más que seguir besándola con intensidad. Sus besos eran tan distintos a lo que conocía, en cada uno me dejaba emociones nuevas. Por si fuera poco, parecía que habían pasado años sin estar así, por mucho tiempo Ana ocupo ese lugar en mi cuerpo y en mi alma, no le pertenecí a nadie más.

— Lena, por favor ya no me beses así...- mi cordura me recordó donde y con quien estaba

— Andrés, olvídate de todo por esta noche...- quiso besarme una vez más

— No será solo por esta noche, lo sé. Ese es problema, si dejó que suceda, no habrá marcha atrás-

— Veo que la amas aún- dice Lena acomodando su vestido

— No la menciones por favor. Es que me enteré de algo que no quiero creer-

Me levanté del sofá y fui tras ella, Lena no quería ni mirarme, pero en ese momento la necesitaba, esos besos y lo desconocido me devolvieron un poco de paz. Me apartó con sus manos pero a pesar de eso la abrace por detrás, temblaba tanto o más que yo.

— ¿Qué haces conmigo Lena?- susurre al oído

— Lo mismo que tu haz hecho Andrés- respondió segura de sí misma

Nos quedamos así abrazados, sintiendo el calor y la calma de nuestros cuerpos. Volví a preguntarle, era importante saber porque me doblegue.

— Dime por favor, necesito entender- dije suplicando

Lena giro hacía mi, frente a frente me miró de una forma tan dulce y calida, como si ella pudiera ver en mi algo que yo no, acercó sus labios una vez más, para ese momento mi subconsciente quedo en el olvido.

Lena y yo, déjamos detrás nuestra relación laboral, en cada caricia nos fuimos separando de aquello que mermaba nuestra existencia. Ella me hizo sentir más que especial, que de nuevo alguien me buscaba para amar, fui feliz tal vez entre sus brazos por esa noche.

Al despertar, mi maldita paranoia se hizo presente, sabía muy bien que no debí ser tan débil, que Lena se merecía mi respeto y no darle una aventura o algo parecido. Sin embargo, ella dormía entre mis brazos tranquila y con una sonrisa. Me quede contemplando su semblante, recordando cada segundo de esa noche a su lado, la cuál me dejó marcado como jamás pude ni siquiera imaginar en sueños.

Pero como siempre pasa cuando sueñas despierto, la realidad se manifesto con una llamada de mis padres. Observaba a lo lejos mi celular sonando sin parar, buscando el pretexto para no atender, para no escuchar nada sobre Ana. No quería sentirme mal, ni echar a perder lo que sea que ocurrió entre Lena y yo.

— Debe ser importante- dijo Lena dándome un beso en la mejilla

— Perdona si te desperte- respondí besando su frente

En apariencia, nos veíamos como una pareja normal, tratandonos con cariño y ternura.

— Vamos, atiende la llamada- insistió levantándose de la cama para dejarme a solas

— No, quédate por favor- implore nervioso

Lena me miró angustiada por mi actitud. En el fondo no quería atender la llamada por temor a lo que me enfrentaría.



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En el texto hay: amor, romance, drama

Editado: 02.03.2018

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