El regalo de Harry Potter

El regalo de Harry Potter

—¿Lo puedes creer? –comenta Harry, sentándose en el pequeño sofá que había en la habitación de Draco y aceptando la copa de vino que éste le ofrecía. —¿Albus y Scorpius juntos?

Draco se deshace de su túnica y se sienta junto a él con su copa de vino en la mano, sonriente.

—Claro que lo creo. La verdad ya me lo esperaba. La amistad de ellos era distinta a la que tenían con sus otros amigos. –Draco bebe un sorbo de vino antes de continuar —¿No me digas que no te habías dado cuenta?

—Bueno, sí… pero sólo creí que eran muy amigos –confiesa.

—¿Tú y Weasley se miraban así y buscaban la más mínima excusa que tenían para tocarse?

Harry abre los ojos escandalizado.

—Claro que no… pero  ¿A qué te refieres?

—Que hace unos meses hice un experimento.

—¿Con nuestros hijos?

—Sí. –dice como si fuese lo más normal del mundo —Un día me dediqué a darle puntos a Albus… En mi clase, en el pasillo, en el Gran Comedor, en la sala común… y cada vez que lo hacía Scorpius lo felicitaba con un abrazo o le revolvía el cabello o le daba palmaditas o algo así. Luego lo repetí con Scorpius, y Albus hacía lo mismo… Sólo era cosa de tiempo para que se declararan.

—Ni si quiera sé que decir… -dice Harry mitad divertido mitad sorprendido.

—Como sea, con o sin experimento se veía venir… Tú no lo viste, claro, que estás realmente ciego… Ni aunque me hubiese presentado desnudo en tu dormitorio habrías caído en cuenta de que me gustabas. –dice Draco, acercándose a Harry para besarle el cuello.

Al pelinegro se le forma una sonrisa en el rostro y lleva su mano hasta uno de los brazo de Draco para acariciarlo.

—Por si no lo recuerdas, fui yo quien te invitaba a salir. –Harry levanta la cejas y le dedica una mirada inocentona al rubio —Vi tus intenciones pervertidas cuando me mirabas.

Draco suelta una risotada antes de beber un poco de vino.

—Bien, sí, tienes razón con lo de invitarme a salir… el resto, no sé qué tanto.

—Como sea –Harry atrae a Draco hasta él y besa su frente. —¿Crees que se molesten cuando sepan que estamos saliendo?

Draco saborea el vino de sus labios distraídamente, meditando su respuesta.

—Es una posibilidad… aunque creo que les molestará más el hecho de que estemos saliendo ahora que ellos están saliendo.

Harry suspira un poco afligido.

—No lo sé. Los niños se enojaron bastante cuando Ginny comenzó a salir con Lee.

—Había pasado menos de un año desde el divorcio… seguramente aún tenían las esperanzas de que ustedes dos volvieran.

—Puede ser. –Harry asiente. Luego hace una pausa y lleva los ojos verdes a los grises de Draco —¿Scorpius… se lo tomará bien?

Draco se queda pensativo unos segundos, meditando su respuesta. Al final se bebe lo que quedaba de su copa y asiente.

—Ya te digo. Puede que no le agrade la idea de que esté saliendo con el padre de su nuevo novio pero terminará por comprenderlo.

—Eso espero. Si Scorpius lo hace, seguramente Al también, y por ende, Lily y James igual.

Draco asiente. Con un movimiento de varita se sirve un poco más de vino.

—Deberíamos dejar ya de hablar de los niños ¿No te parece? –sugiere, volviendo a su cuello para luego lamer el lóbulo de su oreja. A Harry le parece invitación suficiente para olvidarse de todo.

—Vamos, ven aquí –le dice Harry, apuntando a su regazo para que el rubio se sentase a horcajadas sobre él. Draco no espera por más tertulias. Deja en la mesa su copa de vino y obedece al pelinegro.

En cuanto se encuentran sus labios se besan apasionadamente. Lento e intenso mientras sus manos se pierden en el cabello negro de Harry.

 A Draco le encantaba como Harry lo besaba. Como si no deseara nada más que saborearlo y tenerlo cerca, y apretarlo contra él mientras sus manos ya se colaban bajo su ropa y joder, quería follarselo en ese instante.

—Vamos a la cama mejor ¿si? –sugiere Harry en un jadeo ronco. Draco asiente y ambos avanzan a trompicones la corta distancia que había hacia la cama. Harry le quita la camisa y vuelve a besar sus labios mientras sus manos bajan hasta su trasero para apretarlo.

Harry deja una mano en su pecho y ejerce un poco de presión, lo suficiente para que él entendiera que lo quería en la cama. Draco se sienta, pero a diferencia de lo que esperaba, Harry no lo sigue, sino que se queda en el mismo lugar.

Él se lo queda viendo y deja escapar un sonidito de protesta, pero Harry sólo le sonríe. Sus mejillas enrojecidas hacían un contraste jodidamente bello con el color de su cabello y sus ojos. Llevaba la camisa abierta dejando a la vista su trabajado abdomen mientras que el pantalón se apretaba perfectamente contra la erección que tenía en ese minuto. Draco suspira, no sabía si quería lamerla, frotarla contra la suya o sentirla dentro, pero como Harry no se apresurara…

—¿Recuerdas que una vez me preguntaste si había hecho algo tan malo que me hubiesen tenido que expulsar del cuerpo de aurores? –pregunta Harry. Draco asiente. Lo recordaba. Hacía poco tiempo que Harry había llegado como profesor a Hogwarts y ellos de vez en cuando se encontraban en Hogsmeade a beber algo. En una de esas salidas lo había preguntado pero no recordaba el porqué.

—Me dijiste que no.

—Bueno… Hace unos días robé algo.

Draco se larga a reír, pero como Harry solo se encogía de hombros Draco se vuelve súbitamente serio.

—¿Robaste? –pregunta perplejo.

—Sí. Algo del Ministerio. –responde, como quien da el dato de una tienda.

Draco no lo hubiese creído ni siquiera ebrio, pero había tanta sinceridad en el rostro de Harry que se escandaliza.

—¿Cómo que robaste algo del Ministerio? ¿Qué robaste?

Harry se larga a reír pero quizás por su reacción y eso no tranquiliza para nada a Draco.