Paso mis dedos por las cuencas azules de mi collar mientras estudio la escultura frente a mí. Puedo notar claramente que la escultura pertenece a la cuarta dinastía egipcia, lo sé por la precisión de la técnica y la forma majestuosa que han representado a su faraón.
—¿Es granito o diorita? —me pregunta mi pasante mientras se coloca sus guantes.
—Granito—le respondo—. Mira el porte y la forma en que han resaltado su estatus como rey. Además de eso, fíjate en la simetría de la escultura. Es una hermosa estatua-cubo, ¿cierto? Solo observa como el cuerpo y el trono se integran en el mismo bloque, alineándose perfectamente en líneas horizontales y verticales.
Magnus, mi pasante, empieza a tomar fotos de la escultura y yo enciendo la grabadora antes de empezar hablar y realizar mi análisis para la escultura antes de ponerla en exhibición en el museo.
—¿Cuáles son los factores que influyen en el arte del antiguo Egipto?
Magnus baja un momento la cámara y me mira antes de responder.
—¿Lo social, religioso y el factor ambiental?
—Magnus, ¿me estas preguntando o estas asegurando?
—¿Aseguro? Es decir, sí, estoy seguro.
Anoto las cosas que quiero analizar y le doy algunas indicaciones más a Magnus sobre como catalogar las fotos y como detallar el informe que debe realizar para hoy, porque yo lo debo leer, aprobarlo y entregarlo al director departamental, es decir, mi padre. Magnus es nuevo y aún tiene ciertas falencias, le explico que el mundo laboral es un poco diferente a lo que nos enseñan en la universidad.
—Avísame cuando termines de catalogar esta escultura y por favor, no olvides utilizar guantes y ser delicado, es una escultura muy antigua. No queremos repetir los mismos errores del otro día. ¿Verdad, Magnus?
—No, no quiero eso y de nuevo, lo siento.
Yo le dedico una sonrisa, me quito los guantes antes de tomar mis folios y mi grabadora para regresar a mi oficina y seguir trabajando en la traducción del papiro que se ha encontrado recientemente en la cámara de Dashur de la princesa de la familia real, Sesotris II. Dicho papiro, que aún no se ha comprobado si realmente fue escrito por la princesa Secotris II, es un papiro Augusticos, considerados de muy alta calidad y estaba envuelvo en un pergamino, como era normal en aquella dinastía.
Mi trabajo no es solo traducir el contenido del papiro, también debo analizarlo para descubrir si es original o una falsificación, porque cosas como esas son muy comunes.
—¿Dra. Montenegro? Lamento molestarla, pero su hermano dice que conteste el teléfono.
Me bajo los lentes hasta el puente de mi nariz y dejo la luz a un lado.
—¿Te dijo para que llamaba?
—No, solo que era una emergencia.
—Con Miguel, todo es una emergencia. Gracias, Magnus. ¿Ya terminaste el informe?
—Sí, aquí está.
Yo tomo la carpeta y la dejo en mi escritorio.
—Bien, eso será todo por hoy, ten un buen día.
—Igualmente, doctora Montenegro.
Él da un leve asentamiento de cabeza antes de salir de mi oficina.
Yo me levanto de donde estoy y voy a buscar mi teléfono, no me sorprendo al ver que tengo trece llamadas perdidas de Miguel y ya puedo imaginar lo que me va a decir.
Él no contesta en seguida, se hace de rogar como el rey del drama que es.
—Ate, ¿por qué diablos no contestabas tu teléfono?
—Estoy trabajando, Miguel, por eso. Mi trabajo es tan importante como el tuyo. ¿Qué sucede? ¿Por qué me estas llamando?
Escucho a una persona decir su nombre y la voz de mi hermano se aleja un poco del teléfono para responder.
Yo miro mi reloj y veo que deben ser las seis allá en Perú, él debe estar terminando por el día de hoy y deben estar recogiendo el equipo de investigación.
—Escucha bien, al laboratorio forense va a llegar un cargamento con objetos encontrados en una cámara secreta que han descubierto en la tumba de Nefertari y quieren una arqueóloga en el proyecto y yo te sugerí a ti.
Me detengo en seco y observo mi teléfono.
—¿Estás hablando en serio, Miguel? ¿Nefertari? Dios, esto es grande… espera un momento. ¿Por qué me estas avisando tú? Papá te dio el proyecto a ti, ¿verdad? Es increíble, soy yo quien tiene un doctorado en egiptología, quien pasó dos años como pasante en el museo del Cairo y él te da el proyecto a ti.
Es siempre lo mismo con mi padre, no importa lo que haga, ya sea bueno o malo, nunca logro impresionarlo. Nada de lo que yo hago es suficiente para él.
—Ate, Ate, no importa a quien le dio el proyecto, ¿lo quieres o no?
—Sí, por supuesto que sí. Llama al laboratorio y diles que yo iré.
—Eso haré y recuerda hermanita, me debes un favor.
Típico de él, no hace nada gratis, siempre quiere algo a cambio.
—Miguel, tú no hubieras podido tomar el proyecto aunque quisieras, aun te quedan otros dos meses en Perú.
—Sí, pero me avisaron a mí y no a ti. Como sea, Ate, me debes un favor. Estamos hablando, y revisa tu correo, te mandaré ahí la información que necesitas.
Termino la llamada con mi hermano y empiezo a guardar mis cosas para dirigirme al laboratorio forense, donde tienen imágenes del contenido de la cámara secreta. No puedo evitar casi correr hasta mi auto y debo controlar un poco mi emoción para evitar tener un accidente antes de llegar al laboratorio.
Al llegar, el guardia de la puerta me indica la entrada y me lleva hasta la recepción para que me den mi identificación de visitante, ya tienen todo listo porque me estaban esperando y cuando me entregan la tarjeta de visitante, me dirijo por el camino que me indica la mujer de recepción.
—Hola, soy la Dra. Montenegro, es un… ¿Tú? — me detengo cuando termino de acomodar la tarjeta sobre el bolsillo de mi blusa y veo al hombre que está de pie afuera de la puerta del laboratorio, aparentemente esperando por mí—Dr. Larson, que sorpresa.
#4157 en Novela romántica
#1217 en Chick lit
cliche romantico, amistad amistad rota amor humor amoroso, amor desamor drama
Editado: 20.12.2021