Los triángulos amorosos son uno de los clásicos clichés que existen, a muchos les gustan, yo no soy una de esas personas, porque como ya lo he dicho antes, en un triángulo amoroso, el tercero siempre sale sufriendo. A lo largo de la historia de la humanidad, hemos podido ver muchos triángulos amorosos que han marcado y cambiado la historia como: Carlos, Diana y Camila; Enrique VIII, Catalina de Aragón y Ana Bolena (uno de mis triángulos favoritos, porque de este triangulo nació una nueva religión); y por supuesto, no podemos olvidar el romance que puso fin a la republica de Roma y ese fue el triángulo amoroso entre Cleopatra VII, Julio César y Marco Antonio.
En un triángulo amoroso nunca ganan los tres, excepto en los casos de poliamor, pero esos casos son la excepción, no la regla.
Mi relación con Mike no fue exactamente parte de un triángulo amoroso, pero de alguna manera sentí que estaba en uno y me prometí no volverme a involucrar en una situación igual, pero aquella regla que me puse se evaporó al momento que conocí a Raymond, porque aquí estoy de nuevo, siendo parte de un triángulo amoroso del que no voy a resultar vencedora.
—Voy, voy, voy —grito en dirección a la puerta mientras camino hacia ella y cuando abro veo a Will de pie con su característica sonrisa—. Hola, Will, gracias por venir.
Le escribí antes de salir del trabajo para decirle que Maeve me entregó un sobre para él, que no es una bomba y le pregunté cómo se lo puedo hacer llegar y él me dijo que podía pasar por mi apartamento.
—Hola, Atenea, es un gusto verte. El blanco te queda hermoso, luces como un adorable malvavisco.
Su comentario sobre mi ropa me hace reír y miro momentáneamente mi abrigo blanco que es varias tallas más grande y mis mallas blancas.
—Que extraño cumplido, pero lo tomaré.
Busco en mi bolso el sobre que me dio Mae para él, mientras le pregunto si quiere algo de beber y le digo que se ponga cómodo.
—Y dime, ¿crees que a Mae le gustó mi dibujo? Yo no pude evitar dibujarla, desde la feria no he dejado de tener esa imagen plasmada en mi mente y tuve que plasmarla en papel.
Tomo el sobre y regreso a la sala, donde Will me espera sentado casi al filo del sofá individual, parece algo nervioso y ansioso por mi respuesta, pero intenta disimularlo.
—No dijo que le gustó, pero creo que sí.
Sonrío al ver la forma que se ilumina la cara de Will al saber que a Mae le gustó el dibujo que él hizo de ella.
Le entrego el sobre y él lo mira con atención, pero no lo abre, al parecer está un poco nervioso por el contenido de dicho sobre.
—¿Te importa si te pregunto algo, Atenea?
—No, ¿qué es?
—¿Cómo van las cosas contigo y Raymond? Vi que se besaron en la feria. ¿Están juntos?
Esa no es la pregunta que esperaba, creía que me iba a cuestionar sobre Maeve o sobre lo que yo creía que contenía ese sobre. También me sorprende que él nos viera en la feria y más que todo, la forma amable con la que realiza la pregunta. Will parece feliz al saber que Raymond y yo podríamos tener algo.
Yo suelto un largo suspiro y niego con la cabeza.
—No estamos juntos, solo nos besamos.
—Lo hiciste romper su tercera regla, eso es admirable. En cuatro años, jamás ha roto esa regla por nadie.
¿Debería sentirme feliz? Si es así, ¿por qué no me siento de esa manera? ¿Por qué siento que he perdido más de lo que he ganado cuando aún no ha sucedido nada? No hemos pasado nada trascendental que podamos poner en una balanza y medir sus ganancias, porque él ha roto dos reglas por mí, pero dudo que llegue a romper su regla más importante y es algo lamentable para mí, porque a pesar que él siempre ha dejado claro que no debo enamorarme de él, no sé cómo dejar de hacerlo.
No sé cómo ponerles freno a mis sentimientos.
—¿Will? ¿Podrías hablarme un poco sobre como era su relación con Verónica? No quiero ser invasiva o nada por el estilo, solo quiero saber cómo eran desde los ojos de un espectador.
Will parece entender mi petición y me hace una seña para que me espere mientras él saca su teléfono y empieza a buscar algún archivo que tiene almacenado en su nube, cuando lo encuentra, me entrega el teléfono y veo que es un video de Raymond y Verónica, por lo que me preparo mentalmente antes de aplastar para que el video se empiece a reproducir.
En el video se muestra primero la cara de Will quejándose con Nerea por hacerlo ir a ese viaje solo con Ray y Verónica, de fondo está la hermosa vista del gran cañón hasta que Will cambia la pantalla y enfoca a Raymond y su en ese entonces, prometida. En el video, Ray esta recostado contra una enorme roca y tiene a Verónica entre sus brazos, ella está admirando la vista y él solo tiene ojos para ella, y la expresión llena de amor en su rostro me hace entender porque él se prometió cumplir esas reglas. El video avanza y veo como Verónica se gira hacia Raymond y dice algo que lo hace reír, él se ríe de una forma que jamás lo he visto reírse. El video llega a su fin mostrando como Raymond la abraza con más fuerza mientras recuesta su mentón en su hombro y ambos miran hacia el paisaje.
El video me mostró a un Raymond tan feliz y enamorado, que no puedo evitar sentir pena por él y esa felicidad que le fue arrebatada. Al ver la forma en que Raymond la miraba, puedo entender un poco más lo mucho que le debió afectar perderla y la razón de esas tres reglas.
—Se amaban… él aun la ama.
—A veces creo que él solo ama los recuerdos que tiene de ella, pero que ya no la ama. El problema es que amado su recuerdo por tanto tiempo, que no sabe cómo dejarlo ir.
—No, Will, él aun la ama, porque tiene la misma mirada en su cara cuando habla de ella.
Pongo mis codos sobre mis muslos y entierro mi cara entre mis manos por un largo momento, pensando en mitología, clichés, amores no correspondidos y el drama griego que se ha vuelto mi vida.
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Editado: 20.12.2021