Deidad Cupido

Capítulo 17

Hay una niña nueva en mi escuela, es la misma niña que también vive frente a mi casa. Mi mamá es muy amiga de los señores que viven ahí.

La niña es mayor que yo, también es más alta e inteligente. Lo sé porque los maestros siempre la felicitan incluso si la ven por los pasillos. Ella se porta bien y es muy limpia.

Pero también es muy aburrida. Nunca la veo jugar con nadie. Solo charla con sus compañeras pero nunca la invitan a ningún lado a donde van, ella tampoco parece querer ir.

° ° °

—¿Cómo te fue hoy en la escuela? —me pregunta mamá mientras estamos cenando los tres juntos. Papá de nuevo llegará tarde por el trabajo.

—¿Hay alguna niña bonita en tu salón? —me pregunta mi hermano mayor, de 15 años. Mueve sus cejas de manera graciosa, lo que me hace reír. Mamá le pega en el brazo y mi hermano mayor se ríe fuerte.

No digo que en realidad sí hay una niña bonita, pero no es de mi salón.

° ° °

—¡Oye! ¡Oye! —grito a la niña bonita, que también es mi vecina, mientras corro tras de ella, cargando mi pesada mochila que me hace ir más lento de lo que quisiera y me deja sin aliento cuando logro alcanzarla luego de lograr esquivar a varios de otros estudiantes que también salen de la escuela.

—¿Me estás hablando a mí? —me pregunta y yo asiento muchas veces con la cabeza mientras trato de encontrar mi voz. —¿Qué edad tienes? no pareces mayor que yo —me mira con una mueca en el rostro. Yo me sonrojo.

Justo cuando voy a abrir la boca para presentarme, escucho mi nombre desde lejos.

—¡Myeong-Seok! ¡Aquí!

Giro la cabeza y veo a mi hermano mayor cerca de la salida de la escuela, con una gran sonrisa, agitando sus manos para que lo vea. Vino a buscarme para que nos fuéramos juntos a casa. Regreso mi mirada hacia la niña y me congelo por un segundo al ver sus ojos brillar y una pequeña sonrisa formarse en su rostro ligeramente rosado, mientras mira hacia la salida.

Sigo su mirada y me doy cuenta que es a mi hermano a quien mira de manera tan soñadora.

Mi estómago se retuerce y me preocupa que sea porque necesite ir al baño, así que corro hacia mi hermano sin mirar atrás ni poder haberme presentado con ella como quería.

° ° °

—¿Te gusta mi hermano? —pregunto sorprendido y asqueado mientras la empujo en el columpio que papá me construyó en el pequeño patio trasero de la casa.

—Sí, ¿Qué tiene de malo? —pregunta a la defensiva.

—Él parece un mono —le respondo. Ella ríe. Yo sonrío.

—Querrás decir que es alguien gracioso.

—Sí, él es todo un payaso, deberíamos ahorrar dinero para disfrazarlo así para Halloween —comento y ella niega con la cabeza con diversión.

—Él es lindo, incluso si se disfraza de payaso me seguirá gustando —me responde con su dulce voz. Mi estómago se retuerce y frunzo el ceño con disgusto por sus palabras.

—Entonces yo también te gusto —le respondo y dejo de empujarla hasta que se detiene por sí sola. La rodeo y me siento en el columpio vacío a su lado.

—No me gustas, ¿Por qué deberías gustarme?

—Porque si te gusta mi hermano por como se ve entonces yo también debería gustarte. Somos hermanos, así que nos parecemos —respondo sin mirarla, sintiendo cómo mis mejillas se calientan.

—Pero los amigos no pueden gustarse —responde con confusión, yo aprieto mis pequeñas manos encima de mis piernas hasta que se vuelven blancas como el papel.

—Entonces... —susurro sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas que no quiero dejar caer para que ella las vea —¡Entonces no quiero ser tu amigo! —le grito y salgo corriendo hacia el interior de mi casa mientras ella grita mi nombre.

° ° °

—No es verdad cuando dije que no quería ser tu amigo. Yo sí quiero. Está bien si los amigos no pueden gustarse. No importa si te gusta mi hermano aunque me da asco el solo imaginarlo —Hago una mueca pero no dejo de perseguirla de regreso a su casa luego de que vino a la mía para recoger unas vasijas prestadas que mi mamá le devolvió.

Ella no deja de caminar hasta cruzar la calle que separa nuestras casas, una frente a la otra, y justo cuando va a abrir el portón al interior de su casa, la sostengo del brazo con urgencia para detenerla.

—Han...

—¡Solo déjame en paz! —Ella sacude sus brazos y cuando voltea me sorprendo al ver su pequeño rostro lleno de lágrimas que salen silenciosamente de sus ojos.

Deja caer las vasijas que cargaba mientras trata de soltarse de mi agarre y como último recurso al ver que no planeo soltarla, me muerde el brazo y me empuja lejos cuando la suelto de la sorpresa y dolor. Tropiezo hacia atrás con una piedra y mi trasero cae en la orilla de la calle.

Escucho los sonidos de un carro pitar y cuando giro mi cabeza hacia la derecha veo a un carro venir hacia mí a toda velocidad. Me asusto mucho pero no puedo moverme. Estoy congelado del miedo.

—¡Myeong-Seok! —Escucho la voz de mi hermano mayor llamarme desde algún lado.

El último recuerdo que tengo junto a él fue el de ayer, cuando estábamos celebrando su cumpleaños número 16 y se le veía triste. Trataba de sonreír pero se veía extraño y feo; se lo dije y al fin se río de verdad.

Siento como mi cuerpo es ligeramente levantado de donde estaba sentado y luego siento un fuerte impacto.

Todo se vuelve difuso a mi alrededor. Hay dolor. Calor. Gritos y sonidos extraños viniendo de muchas direcciones diferentes a mi alrededor.

Mis oídos pitan. Mi vista empieza a nublarse y todo comienza a darme vueltas. Cierro los ojos porque me pesan. Hay mucho dolor viniendo de mi cuerpo aunque no sé de qué lugar en específico.

Hay una ligera caricia en una de mis manos y aunque trato de volver a abrir mis ojos, ya me es imposible.




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