Déjame Amarte

ENTREGA MISTERIOSA

Las noticias que me llegaban de Estambul referentes a mi hermano Ömer no se veían para nada alentadoras. Si bien mi amigo Baymaz había prometido que me mantendría al tanto de todo, sus esporádicas comunicaciones solo causaban en mí un colapso de impaciencia que no podía tolerar. 
Si Baymaz no me cuenta nada es porque no hay nada nuevo que contar o porque han sucedido cosas malas que prefiere no contármelas para no preocuparme —Pensé mientras ingresaba a uno que otro portal de noticias que me dijera alguna cosa ya sea buena o mala— 
La cabeza me daba vueltas al tener que pensar sobre los problemas de mi hermano Ömer y sobre la última actitud de mi esposa. ¿Qué sucede con Agatha? Luego de todo lo que habíamos vivido juntos ¿Cómo podía seguir ocultándome cosas? No era normal que no tolerara mis besos y mis caricias aun sabiendo que la amaba con todo mi corazón y que yo jamás haría cosas que la lastimaran. 
Al amanecer, luego de aquella, noche había decidido confrontarla pero todo lo que le nacía era decir que no podía y esa no era en absoluto una respuesta que yo deseaba oír. Necesitaba que liberara todos sus temores conmigo, que confiara en mí y que si aún existían cosas que la atormentaban que me las contara para que pudiera contenerla como siempre lo he hecho. 
— ¿Qué más quieres que te diga? ¡No tengo nada que contar, Oğuzhan! ¡No hay nada! 
Lo intenté pero no resultó y entre discusiones y reclamos acabó saliendo de la casa con paradero desconocido. Ni aquel reloj inteligente que se supone me ayudaría a mantenerla vigilada, sirvió de nada pues Agatha apagó el celular y su reloj y quedé sin que tuviera la más pálida idea de donde pudo haber ido. 
Me sentí tan desesperado que se me pasaron por la mente todos los lugares donde hubiese podido ir pero ninguno que mi conciencia quisiera admitir. 
Mi Agatha no volvería jamás a ese lugar, ella no lo haría —Me repetí una y otra vez intentando convencerme a mí mismo— Me dispuse a controlar mi pánico y mi desesperación de pensamientos malos y encomendado a la inmensa bondad de Allah decidí aguardar su regreso. 
Ella no dejaría por tanto tiempo a Hatice, mi Agatha no podrá permanecer alejada de nuestra hija sin un motivo en particular. Para despejar un poco mi mente decidí no faltar a mis terapias físicas durante la tarde pues allí creí el único lugar capaz de hacer pasar las horas sin atormentarme. 
HOSPITAL NEERLANDÉS
— ¿Agatha?  
— Dígame que lo que estoy viendo es verdad, Dra. Horst.  
— ¿A qué te refieres?  
— Mi Oğuzhan está caminando.  
— ¿Cómo?... No me salgas por favor con que no lo sabias, Agatha.  
— Lo estoy viendo ahora. Mi Oğuz está caminando.  
— Tu esposo está utilizando el caminador desde hace dos semanas aproximadamente y ya veo que me mintió al decirme que si sabias.  
— ¡Mi amor! ¡Lo lograste cielo! ¡Lo lograste!
— ¡Bueno! Lo está logrando, Agatha. Es una nueva etapa en su proceso de recuperación y también llevará su tiempo.  
— ¿Cuánto tiempo?  
— El tiempo que sea necesario. No puedo decirte cuando volverá a caminar al menos un 40% de cómo lo haces tú o como lo hago yo.  
— ¡Que importa el porcentaje! Da lo mismo... lo único que importa es que logró ponerse de pie.  
— Así es.  
— Doctora Horst, no le diga a mí Oğuz que estuve aquí y que lo he visto.  
— ¿Por qué? Su hora está por acabar, quédate y así se van juntos.  
— Doctora, si mi esposo no me lo contó fue porque desea darme una sorpresa en algún momento. Llegaré antes a la casa y lo esperaré allí.  
— De acuerdo.... Será como quieras.
Cuando abandoné el Hospital Neerlandés todo lo que deseaba era llegar a casa y ver que mi esposa ya se encontrara allí con nuestra hija. Abordé el coche y durante el trayecto recibí el anhelado llamado de mi amigo Baymaz.  
— Tengo algunas cosas que contarte Oğuzhan pero necesito que me escuches atentamente y que no entres en ningún tipo de desesperación. 
¿Qué no entre en ningún tipo de desesperación? —Pensé— 
El solo hecho de su advertencia ya me generaron deducciones poco alentadoras con respecto a mi hermano y decidí entonces estacionarme en la orilla de la carretera para poder oír con falsa calma lo que tenía para contarme.  
— Ömer fue trasladado al reclusorio distrital de Üsküdar y permanecerá allí hasta que se dictamine una orden a favor o en contra suya. Intenté por todas las vías legales posibles que me otorgaran un amparo de prisión domiciliaria pero no lo conseguí. Existen demasiadas personas implicadas en este caso, muchas de ellas que ya no están, a excepción de quienes fueron afectados igual que él y cómplices que siguen prófugos. Lo positivo es que pude conseguir que lo tuvieran en una celda apartada de otros reclusos hasta el día de la sentencia. Hermano, yo te prometo que sacaré a Ömer de esta situación pero llevará su proceso y un tiempo indeterminado. Estaré metido de lleno en este caso por lo tanto no quiero que te desesperes si no hablo contigo de manera frecuente. ¿Tamam mı? 
Quería preguntarle tantas cosas a mi amigo antes de que colgara la llamada ¿Pero cómo? Todo lo que pude hacer fue tragarme cada una de sus palabras como agujas incrustadas en mi garganta, entonces colgué y me hundí en mi abismo para llorar por la desdicha de mi hermano. Una desdicha que pudo haber sido evitada. 
Fui culpable de haber alejado a Ömer de mi vida, el único culpable por no haberme preocupado en buscarlo a tiempo, culpable por no haber asimilado sus sentimientos hacia Nergis y haberme casado con la mujer que él tanto amaba. 
Toda la desgracia embestida en mi vida quizás yo sí la merecía en forma de castigo por todos los errores cometidos y me sentí sin el mínimo derecho de reprocharle mi desafortunado destino a él y por sobre todo a Allah, testigo absoluto de todas mis faltas. 
Quedé al costado de la carretera por largo tiempo sin notar que la noche ya había caído y que quizás mi familia ya se preocupaba por mí. 
— ¿Oğuzhan? ¿Dónde estás amor? ¿Qué te sucede? —Preguntó mi esposa quién me había hecho una video llamada— Cielo, activa tu GPS que iré por ti ahora mismo. 
Me encontraba dentro del coche por lo tanto podía llegar solo a casa y se lo dije escribiéndole un mensaje antes de colgar. Alrededor de 20 minutos más tarde, finalmente llegué a casa y observé a mí Agatha aguardándome en la puerta  
Al menos ya apareciste mi reina — Me dije aliviado abrazándola—  
— ¿Amor, dónde estabas? Un poco más y salía a buscarte. Déjame ayudarte. 
¿Acaso solo ella puede desaparecerse sin decir nada? Casi morí de la angustia imaginándome las peores cosas cuando salió de la casa sin rumbo conocido. 
Pude reclamarle eso al instante pero no tenía ganas de nada. Ingresé a la casa y si no hubiese sido por mi pequeña quien me había recibido entre abrazos, besos y su alegría de siempre, me habría dirigido directo a mi habitación para acabar de hundirme en mi propia miseria.  
— ¡Mi Oğuz! La cena está lista —Dijo irrumpiendo en la habitación luego de haberme dado un baño— No tenía apetito, no tenia ganas de nada más que de dormir y olvidar todas mis aflicciones. Dormir era posible, no así despertar habiéndolo olvidado todo. 
Al amanecer la realidad seguiría intacta y yo debería continuar en una lucha que de tanto en tanto me resultaba absurda y sin sentido en medio de mi desesperación e impotencia. 
— ¿Oğuzhan tú sigues enojado conmigo? 
— ¡Yok! 
— ¿Entonces qué sucede, cielo? 
Únicamente que Farah tuviera ganas de contárselo todo, sabría mi esposa sobre mi aflicción pues yo no la tenía y así la tuviera, no sabría por donde empezar. Era consciente de que mi Agatha debía saber lo que estaba sucediéndome pero algo dentro de mí me impedía inmiscuirla en asuntos de aquella culpa que me carcomía por dentro. 
En aquellos instantes la senté sobre mi regazo y la abracé con fuerzas para sentir su envolvente y delicioso aroma pues a final de cuentas ella era el muro que me contenía y todo el consuelo que necesitaba mi alma. 
— Señor, llegó un paquete para usted y me dicen que debe firmar la entrega usted mismo — Irrumpió Farah— 
¿Un paquete? —Me pregunté con curiosidad yendo a ver de inmediato— 
En la puerta se encontraba el personal de una empresa de envíos, muy reconocida quien me entregó el paquete para posteriormente firmar la entrega. ¿Quién pudo haberme enviado esto? —Pensé en lo que aquel personal se marchaba— 
Intenté abrirlo de inmediato pero como todo paquete de envío, aquel se encontraba perfectamente sellado. Dentro de la caja principal había un sobre con remitente de una Editorial por lo que supuse de inmediato que aquella entrega misteriosa debía ser para mi esposa, no para mí.  
— Señor este sobre posee su nombre —Dijo Farah al revisarlo detenidamente— 
Voltee para ver a mi esposa pero ella no se encontraba cerca y fui entonces hasta la habitación donde se hallaba, para enseñarle el envío que había llegado. 
— ¿Qué, amor? ¿No vas a abrirlo acaso? 
No, porque viene de una Editorial y por lo tanto no puede ser para mí —Pensé entregándole ese paquete— 
— Ese envío no es para mí, Oğuz, es para ti por lo tanto puedes abrirlo —Dijo sonriendo— Iré a vigilar a la niña que está en la bañera. 
¿Si no es para ella, entonces de que se trata este paquete? —Me dije y no me quedó de otra que abrirlo completamente para saber de qué se trataba— ¿Qué tengo que ver yo con una Editorial? 



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En el texto hay: drama, amor, perceverancia

Editado: 30.08.2021

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