Mis últimos dos días de vacaciones ya llegaban y me sentía un poco triste por eso. Me encontraba junto con mamá comprando mis útiles y algunas cosas para la despensa.
Ahora sí, estaba dentro de la universidad, era mi primer día como una alumna oficial de la clase de Medicina veterinaria. Estaba muy feliz, nada podría arruinar este gran día, o eso creí, hasta que lo vi. Estaba sentado debajo de un hermoso árbol leyendo un libro, se veía realmente bien, tenía el ceño levemente fruncido, tal vez era por el libro que leía, traía unos jeans azules y una playera café. No lo podía creer, ¿El chico del supermercado y yo estudiaríamos en la misma universidad? No puede ser.
Al ser nuestro primer día, algunos estudiantes de años avanzados nos enseñarían la universidad. Y vaya tan mala suerte que tengo, él sería unos de los estudiantes que nos darían el recorrido, cuando creí que todo no podía ser peor…
- Y por último, ¿Lee Soojin?.- dijo uno de los maestros.
- Soy yo.- dije mientras alzaba la mano.
- Bien, iras con Kim Taeyang.
- Hola, soy yo.- dijo mientras se dirigía hacia mí.- Un gusto señorita Lee, nos hemos encontrado en varias ocasiones y por fin conozco tu nombre.
- Un gusto.- dije solo por cortesía. La situación era un poco incomoda, las chicas me miraban como si tuvieran envidia, ¿hice algo mal?
- Bueno, esta es nuestra universidad, espero sea de tu agrado. Cualquier duda que tengas puedes externarla conmigo.- no parecía notar todas las miradas hacia nosotros.
- Claro, gracias. - le dije
Recorrimos casi toda la universidad y era algo incomodo tener la mirada de todos sobre mí, las chicas hablaban y me miraban mal, escuché que lagunas se preguntaban sobre mi relación con Taeyang, vaya nombre, es bastante lindo, espera ¿qué estoy diciendo? solo es un simple nombre, no es tan lindo.
Nuestro recorrido había terminado y por fin sentí calma, ya nadie nos miraba y pude entrar a mi salón sin sentirme amenazada.
Al sentarme en mi lugar dos chicas se sentaron a mis costados, se veían de un año mayor que yo.
- Hola, soy Eun-ji y ella es Young-Mi, somos de segundo año.
- Hola.- le dije sin importancia.
- Oye, ¿Taeyang y tú se conocían?
- ¿Taeyang?.- el chico del supermercado.- No realmente, solo lo conocí mientras trabajaba.
- ¿En serio? El se veía realmente cómodo contigo, nunca suele ser así con ninguna chica.- dijo la de cabello rubio, Young-mi si no mal recuerdo.
- Cierto, incluso este año él se decidió a ser unos de los que guíen a los de nuevo ingreso, en su segundo año nunca lo hizo, hasta ahora.
- Realmente no sé a que se deba.- estas chicas comenzaban a irritarme y se notaba en mi tono de voz.- Él y yo nuca hemos tenido una relación cercana y si no es mucha molestia, mi clase comenzará pronto. Hasta luego.
- Buenos nos vamos, hasta luego linda.
¿Linda? Acaso tengo un letrero pegado que diga que me llamo así, odio que alguien que no sea mi madre me llame de esa forma. Ya no importa, debo prestar atención, por fin tendría una clase feliz, lejos de Mark y todos mis estúpidos excompañeros.
∆
Terminaron las clases y me encontraba recogiendo mis útiles para poder irme a casa a descansar. Salía de la escuela y estaba caminando para tomar el autobús, pero alguien me llamó.
- ¡Soojin! ¡Lee Soojin!.- gritó, realmente no quería voltear, sabía a quién pertenecía esa voz.
- ¿Qué pasa?.- le dije con un tono notablemente irritado
- Quería saber si…
- ¡Ey! Taeyang, quiero decirte algo.- dijo una chica mientras sostenía una caja con papel de corazones y tenía la mirada en sus pies.
- Lo siento debo irme.
- Adiós.- dije y me fui de ahí sin voltear nuevamente.
Me sentía intrigada por saber que me quería decir. Nunca creí que fuera un chico tan popular y sobre todo con las chicas, vaya que me sorprendió demasiado. Él parecía un chico tímido, pero resulto ser todo lo contrario, bueno ya no me importa, ni siquiera debería estar pensando en él.
Llegué a casa sin ganas de nada, mamá no estaba en casa y solo me digne a alimentar a koongie y subir a mi habitación para poder mirar la televisión y estudiar. El día paso muy rápido y ya me encontraba apunto de dormir cuando koongie decidió irrumpir en mi habitación con una actitud más hiperactiva de lo normal.
- Ya sé lo que quieres, no tardo en vestirme otra vez.- dije con pesadez mientras buscaba mi ropa.
Salí de casa con koongie delante de mí y al llegar al parque está él, vaya, el destino se empeña en ponerlo una y otra vez en mi camino y ya me estaba hartando de esto.
Se acercó hacia a mí, como si de un buen amigo se tratase.
- Hola Soojin.
- Hola.- le dije cortante, realmente no quería hablar con nadie, mucho menos con él.
- Que linda perrita, hola pequeña.- dijo esto dirigiéndose a koongie que ya se encontraba bien feliz recibiendo las caricias del mayor.
- Gracias
- ¿Vives cerca de este parque? Siempre te veo por aquí.- ¿Siempre? Solo nos hemos visto en dos ocasiones.
- No vivo tan lejos.- fue lo único que dije.
- Bueno, ya debo irme hasta luego Soojin.
- Adiós.
Llegué a casa realmente intrigada, ¿Cómo decía que siempre me veía en ese parque? Voy frecuentemente por koongie pero con él solo me he topado dos veces. Sin darle más vueltas al asunto solo regresé a casa y me dormí hasta el día siguiente.