Dejarte de amar

Capítulo 1

¡Hola! Para empezar, quiero aclarar que le he agregado a esta historia partes narradas de la misma persona pero años después (estas partes se encontraran en letra cursiva). 
Espero les guste.


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2014
LUNES
INICIO DE CLASES

 

Me presento, soy Alexandra.
Tengo tres hermanas: dos mayores, Nicol y Valentina; y una menor que yo, Lizel.

Las cuatro somos muy unidas y nos contamos todo lo que nos pase, nuestros secretos, amores, etc. 

Debo agregar que soy una chica muy enamoradiza, vivo enamorándome de cualquier chico lindo, aunque hay que aceptarlo, nunca me he animado a hablarle a alguno así como nunca me a gustado tanto un chico como para decir que es mi primer amor, nunca he tenido novio y espero nunca tenerlo, tengo 12 años.

(Lo sé, demasiado pequeña como para decir que me he enamorado de muchos chicos, quizás te burles de esta historia, pero es un simple recuerdo de lo que viví en mi infancia)

Estoy por empezar la secundaria y estudiaré en un instituto únicamente para mujeres, junto a mis hermanas.

...

Estoy por salir de casa para mi primer día de clases y estoy emocionada.
Bajo corriendo y me encuentro con mis tres hermanas ya desayunando.



Soy la última en levantarse, no es mi culpa que la cama sea muy rica. 

– hasta que te levantas – dice Valentina y las otras dos asienten dándole la razón – desayuna rápido o llegaremos tarde por tu culpa – y esta vez solo Lizel le da la razón, Nicol trabaja

– okay okay lo haré lo mas rápido posible – me siento y empiezo a meter la comida a mi boca tratando de no ahogarme 

– dije apúrate... no trágate la comida – espeta Valentina con una expresión de asco 

– shht – digo tirando la comida de mi boca, literalmente – estoy tratando de comer – Valentina hace una expresión de fastidio y sube rápidamente a traer su mochila.

Cuando llego finalmente al último bocado me levanto de un salto de la silla y corro a lavarme los dientes y a jalar mi mochila.

Bajo una segunda vez corriendo cuando veo a mis hermanas al pie de las gradas esperando a que me digne en bajar.
Para fastidiarlas un poco bajo lentamente las últimas tres gradas y al llegar a la puerta doy un salto diciendo:

– ¡lista!

– que bien ya nos hicimos viejas – dice Lizel con un entusiasmo en su rostro, nótese el sarcasmo 

– ya dejen de quejarse y vayámonos ya – digo rodando los ojos

Caminamos hasta la parada del autobús (ya que no podemos ir en carro o en un bus escolar lastimosamente) y esperamos a que llegue.
Cuando llega, subimos y nos sentamos en los asientos de en medio porqué no nos gusta ir hasta adelante o hasta atrás.

– es nuestro primer día y aún así te levantas tarde – me regaña Valentina

– lo siento... pero no puedo evitarlo

Bajamos y caminamos hasta el instituto, al entrar nos separamos y yo voy directo a donde deberían estar mis amigas, pero no han llegado.

Estoy a punto de sentarme cuando escucho que alguien grita mi nombre con emoción así que me giro y encontro a Mónica mi mejor amiga.

– hola – dice 

– hola – me acerco a ella para abrazarla 

– ¿no han llegado las demás?

– no, hoy de puro milagro fui la primera en llegar 

– ya me di cuenta

Nos sentamos en la banca a esperar a que llegaran las demás.

– ¿que tal tus vacaciones? – pregunta

– pues ni tan bien ni tan mal... y las tuyas?

– estuvieron a lo máximo – dice con entusiasmo 

– me alegra que las hayas pasado muy bien 

– gracias — sonríe al momento que desvía su vista a alguien detrás de mí — oh mira ahí vienen las chicas – dice y yo volteo en dirección a su dedo 

– chicas – gritan al unísono Gabriela, Daniela y Penélope 

– hola – contestamos esta vez Mónica y yo, luego de saludarnos caminamos juntas hasta donde estan los listados y afortunadamente nos toco a las cinco juntas.

Entramos rápidamente y justamente cuando nos sentamos tocan el timbre de entrada, luego de unos minutos entra la maestra y hace que nos presentarnos.

Soy divertida y demás pero odio las presentaciones, me pongo como un hielo. Sin exagerar mucho.

Cuando llega mi turno digo lo siguiente:

– soy Alexandra López, primer año de secundaria – digo con algo de obviedad y al no saber que más decir, me siento. 
La maestra me observa como diciendo que quiere saber más sobre mi vida, así que pongo los ojos en blanco y vuelvo a ponerme de pie – mmm me gustaría ser ¿doctora? Y... ¿me gusta el arte?

– esta bien toma asiento – dice la maestra rendida.

Al terminar con las presentaciones ella deja una tarea y el resto de la mañana como es de esperarse, la pasamos presentandonos. 

Al salir del instituto me quedo esperando a que mis hermanas salgan. 

– ¡vaya! solo del instituto sales rápido – dice Lizel atrás de mi 

–claro, es una prisión – digo medio en broma – ¿hace cuanto saliste? – le pregunto

– hace unos segundos... solo quería asustarte pero no lo logre 

– ¿y Val?

– ahí viene – dice señalando a Valentina que sale por las puertas del instituto

– ¡oh! ya vi 

Caminamos a la parada de buses para podernos ir finalmente a casa.
Desde aquí se puede ver que el bus viene lleno, es algo normal a estas horas del día; subimos y nos toca sentarnos en las primera filas, pues tratar de cruzar hasta las filas de en medio sería una tarea casi imposible.

Comúnmente me gusta ir viendo la naturaleza o lo que haya fuera del bus, así que me distraigo con las personas que van caminando de aquí para allá, algunas apuradas y otras a paso lento.

Como siempre yo voy en mi burbuja distraída sin poner atención a lo que hablan mis hermanas, algo normal, no soy mucho de entablar comunicación con las personas.

En un movimiento inesperado termino viendo hacia la entrada del bus y veo que un chico sube (es lindo obviamente) 

(Vale, un cliché ¿No lo crees?)

Lo sigo con la mirada sin pensarlo hasta que se pierde entre las demás personas. 
Cuando caigo de nuevo en la realidad regreso mi vista a la ventana. 

Regresando un poco en el tiempo, este chico me recuerda a alguien que estudio conmigo en la primaria, claro que no puede ser el chico de hace un momento.

Él es lindo.

– ¿por qué esa sonrisa tan enorme? – preguntan al unísono Val y Lizel 

– ¿qué? ¿mía? — borro la sonrisa que no me había dado cuenta que tenía — por nada – digo mostrando otra sonrisa mientras que Val levantaba una ceja 

– esta bien no nos digas – me sentía mal porque esta era la primera vez que no les decía lo que me pasaba, pero iban a pensar que ya me enamoré de nuevo.

Regreso una vez más mi vista a la ventana y me quedo viendo fijamente que él chico que se subió minutos antes camina hacia la parada de otro bus.
Al llegar a esta se apoya en la pared y dobla una pierna hacia atrás, con sus manos en los bolsillos delanteros.

Es tan lindo.

Este chico es como uno de esos chicos lindos que ves un día y nos los vuelves a ver nunca más. 

Hay muchos de esos ¿no crees?




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