Abrió sus ojos de golpe, mientras pasaba por su mente todo lo sucedido durante ese tiempo. No estaba bien y lo sabía. La noticia de que su madre había muerto en manos del hombre que decía ser su padre le había activado su lado Assasin y solo pensaba en devolverle con la misma moneda lo hecho. Su madre había pasado tantos años soportando las injusticias y la maldad de aquel hombre, que con lo único que pagaba era con sufrimiento.
Trató de incorporarse del lugar en donde se encontraba. Ya su cuerpo estaba un tanto calmado, pero no dudaba en que sus pensamientos en algún momento le alterarian aún más e hiciera una barbaridad.
Del otro lado de la estancia se encontraban los mismos que lo llevaron allí. Seok Jin y Jungkook hablaban sentados en una mesa, mientras que los otros dos rubios le vigilaban diligentemente y reían entre ellos por sus pequeñas bromas. Parecían ignorar lo que sucedía en aquella habitación. Sacudió su cabeza, pues le dolía horrible.
—¿Como te sientes?— preguntó el más alto con paciencia y una mirada suave. Yoon Gi no sentía su cuerpo, al parecer seguía adormecido por la inyección
—No muy bien.— soltó. Lo único que pensaba en ese momento era en dominar sus sentidos descontrolados y también en golpear algo.
—Se que es difícil de aceptar lo que te acabo de decir, pero era necesario.—
Yoon Gi asintió un poco y fijó sus ojos en Jungkook que tenía una mirada más suave. Ya no tenía evidencia de la tristeza y desesperación mostradas anteriormente. —Se que en estos momentos lo único que piensas en es terminar con todo esto y vengarte, pero la mejor opción es esperar. Preparar todo y actuar con conciencia, pues aunque tengas un Assasin en ti, tu padre es muy poderoso y puede matarte o más aún, puedes hacer su trabajo más fácil, haciéndolo tú mismo.
El pelinegro enfocó sus ojos en Seok Jin, frunció su ceño confundido. ¿Que quería decir eso? El mayor, entendiendo que el joven no comprendía el sentido de sus palabras, se decidió a explicarle.
—Lo que fue un tratamiento ya no lo es, si no que ha tomado forma después de ser sometido y la persona dominante a sido Yeong Hwan. Esto quiere decir que si llegas, por medio del enojo a un punto que pierdas los sentidos, tú cuerpo puede caer en una clase de hipnosis inducida por la persona dominante. ¿Entiendes ahora?
Yoon Gi lo miró pensativo. Esas palabras lo descolocaban. ¿Cómo es que nunca se imagino a lo estaba siendo expuesto? La respuesta era clara: por temor y porque estaba resignado a seguir siendo el juguete de su padre.
Seok Jin meditaba en lo extraño que habían sucedido las cosas y que todas se estaban volcando a su favor. Era como si el destino había tramado todo esto desde el principio. El solo quería usar a Yoon Gi para destruir el poder de los funcionarios. Jamás imaginó el haber criado al hijo de un de ellos, más que eso conocer su trágica historia y ahora tener a ambos muchachos alli en el mismo lugar y de su lado. Era como una jugada perfecta de una mesa de ajedrez.
—Entonces, ¿que piensas que debo hacer?— preguntó Yoon Gi un tanto adormilado. Al parecer el efecto de la inyección no estaba desapareciendo como empezaba a creer. Estaba a punto de caer en otro profundo sueño.
—Derrocar el poder de tu padre y los demás funcionarios de por medio. Pero debemos estar preparados de la mejor manera.
***
Un golpe sordo en la mesa hizo que las personas ante él se sobresaltaran. Los observó con suficiencia, indignado con esos inadaptados, más que eso furioso.
—¡¿Como es esto posible?!— gritó. Los tendones se le marcaban a cada lado de su cuello enrojecido por la furia.
—No sabemos, Señor. El hizo su trabajo a la perfección, pero en ningún momento nos percatamos que no estaba.
<<¿Porque carajos siempre conseguía una banda de imbeciles?>> Apretó la mandíbula con los ojos inyectados de sangre y apuntó con su arma al moreno frente a él y a sus compañeros.
—Les doy dos horas para que lo encuentren. No puedo creer que lo hayan perdido de vista. Si no lo encuentran ya saben a lo que se enfrentan.
El hombre soltó la pistola en la mesa desesperado. Salió del despacho camino apresurado hasta su habitación, allí tomó una de las botellas que reposaban en el estante y bebió sin remordimiento. Las cosas no estaban yendo como él esperaba. Como ese bastardo desaparecía de la nada sin rastro. Emitió otro trago. Si no lo encontraba, si se descontrolaba y pasaba lo que con muchos Assasin en el pasado, ya no tendría otra manera de mantener a los clanes bajo su dominio.
Embuchó otro sorbo y tragó.
Si con el bastardo no funcionaba, entonces debía buscar al menor.
Alguien tocó su puerta y asomó la cabeza.
—Señor, un joven llamado Nam Joon lo busca.
—Dile que iré en un momento.
***
Nam Joon observaba la ostentosa casa con asombro. Recordaba la última vez que había pisado el lugar junto a Yoon Gi en sus días de adolescencia. Se iban a escondidas y recorrían el lugar entre risas. Jugaban policías y ladrones despreocupados, brincoteando sin temor. A veces Yeong Hwan los reprendía y les advertía que si rompían algún objeto les daría una paliza, pero ellos ignoraban ese hecho y continuaban haciendo travesuras. A Nam Joon nunca le pasó por su mente que Yoon Gi llegaría a cambiar tanto, llevando una vida tan destruída. El único soporte fue él en sus momentos difíciles. El único que le brindo consuelo cuando se deprimía en ocasiones o cuando se rendía ante las maquinaciones de su padre. Aunque a veces se cohibía y guardaba muchas cosas para sí, el confiaba abiertamente en su persona.