Amor del verdadero

Vivían un amor de esos que uno puede llegar a pensar que sólo se leen en las novelas.
Ella era una mujer de impacto, altiva, con mirada profunda que deja una corriente eléctrica al cuerpo y sin siquiera proponérselo.
Él es un seductor en todo su esplendor, con una mirada tan precisa que hace sentir cosas que sólo debiera transmitir a su amada, pero a veces se le escapa, porque él es así, translucido.
Los dos se aman profundamente, tanto así, que la vida se les puede escapar en un suspiro si uno de los dos dejará de existir.
Pero como todo amor, hay pequeñas fisuras. Debido a que no siempre todo es color de rosas y hay momentos de infelicidad y llanto.
Él siente que la está por perder en cuando menos se lo espere y es por eso que se mantiene en constante alerta.
Ella de alguna forma sabe lo que pasa por su cabeza, pero la única forma de demostrarle que la tendrá ahí aún en los momentos más difíciles, es darle su amor incondicional por medio de gestos, palabras sugerentes y miradas que son guardadas especialmente para él.
Y así cada día con gestos y palabras no dichas, pero que dejan marcas en sus almas de forma tan sublime, que llenan sus corazones de gozo. Hace que sigan amándose como el primer día en que sus miradas se cruzaron y supieron que eran el uno para el otro.