Nuestro programa de radio se emitía todas las tardes, de lunes a viernes de 14 a 17. Un grupo de cinco profesionales lo conformaban: Ismael, el conductor; Reynaldo, periodista; Federico, periodista deportivo; Javier, operador de controles técnicos y yo, co conductora y locutora comercial.
Ismael, el conductor, comenzaba el programa con una historia diferente cada día, tratando temáticas de interés general, que era la orientación que le dábamos a cada una de nuestras ediciones.
De tal manera, las historias iniciales navegaban por la cultura de algún lugar interesante, intérpretes destacados de la música o letras y otras tantas de historias conocidas popularmente pero con trasfondos ocultos.
Es así como una tarde la apertura del programa comenzó con el relatos tradicionales, los denominados Cuentos de Mamá Ganzo, una recopilación de ocho de estas obras escritas por y los Hermanos Grimm y dados a difusión desde . En realidad y en sentido estricto, estos escritores no inventaron ninguna de esas historias, sino que tuvieron el mérito de escribirlas inspirándose en narraciones populares, entre ellas ellas La Cenicienta, Hansel y Gretel, Los tres cerditos, Blancaniev, Caperucita Roja, y Pulgarcito, de las más conocidas.
Pero lo interesante del relato de Ismael no era mostrar los cuentos en sí mismos, contados infinidad de veces por padres, abuelos, etc, sino aportar datos históricos sobre la realidad en la que se gestaron estas historias, colmadas de misoginia, maltrato, explotación laboral y abuso infantil, violencia de todo tipo hacia los más débiles y otros flagelos. Así, el conductor del programa de radio narraba que Pulgarcito y sus hermanitos fueron abandonados en el bosque por sus padres debido a que no tenían cómo alimentarlos; luego el ogro se los quería comer a todos.
La Cenicienta (al parecer, menor de edad) era maltratada por su madrastra y hermanastras, obligada a trabajar y constantemente insultada por éstas. Hansel y Gretel también fueron abandonados por sus padres en el bosque, y allí apresados por una bruja quien obligó a la niña a trabajos forzados y al niño lo encerró para engordarlo y luego comérselos a ambos.
Blancanieves, otra adolescente menor, ante celos de belleza de su madrastra fue enviada al bosque por ésta para que un siervo la matara.
Los tres cerditos eran "cerditos", es decir, menores de edad, y el lobo se los quería comer, previamente destruyendo sus viviendas y obligando al desplazamiento forzado de dos de ellos. También el lobo, que en estos cuentos era humano, engañó a Caperucita Roja, se comió a su abuelita y luego a la misma niña (por desobedecer a su mamá, al quedarse jugando con los animalitos del bosque...) y al Patito Feo, recién nacido, lo abandonó su madre por feo... mientras que el famoso Barba Azul degollaba a sus esposas la primera noche de bodas.
"Emblemática fue la crueldad del cuento de los hermanos Grimm Blancanieves y los 7 enanitos, basada en la vida de María Sofía Margarita Catalina Von Erthal, una princesa alemana del siglo XVIII que sufrió los desprecios de su madrastra. Por razones que se desconocen, María Sophia entró en contacto cotidiano con un grupo de mineros de las Minas de Bieber, que tenían paredes muy estrechas y algunos túneles casi inaccesibles, por lo que se requería del trabajo de personas pequeñas o incluso de niños. Estos trabajadores llevaban gorras y capuchas de colores chillones para protegerse de los golpes, ropas grandes y coloridas para distinguirlos en la oscuridad, al igual que en el cuento. El trabajo en este lugar resultaba brutal y muchos pequeños morían. Estos niños serían lo que los hermanos Grimm retomarían para transformarlos en enanos mineros en su relato", contaba Ismael a su audiencia.
Cuando terminó con su apertura y bajo nuestra total atención y asombro, comentamos sobre lo que para nuestro equipo fue el denominador común de todos estos cuentos: el dolor y el sufrimiento de cada uno de sus protagonistas, presente en todos los relatos.
El programa continuó de manera habitual, con el espacio de música, momento en que los oyentes mandaban mensajes de watsapp sobre lo que habían escuchado. Ante nuestra sorpresa, una de ellas preguntó "qué eran esos lamentos que se escuchaban de fondo", seguido por otro que manifestaba "¿sintieron los gritos de dolor de esos niños? ". U otro: "quien se reía de manera tan cruel". Ninguna de estas personas tenía contacto entre ellas, eran los simples oyentes de todos los días. Revisando rápidamente la grabación, descubrimos que las apreciaciones de los radioescuchas sobre los raros sonidos eran correctas... y escalofriantes. Descartados los efectos de sonido, aún nos preguntamos qué podría haber sucedido, cómo se coló en un sistema de ondas de radio expresiones de dolor y otras como respuesta y reafirmación de los horrores sufridos por seres desvalidos e inocentes... que vivieron y murieron en los siglos XVI, XVII, XVIII.
Cuando finalizó el programa analizamos toda la situación, escuchamos nuevamente los sonidos y concluimos que el fenómeno fue paranormal e investigamos sobre distintas teorías que hablan de ruidos y expresiones fantasmas, que se cuelan en sistemas tecnológicos como televisores, computadoras, celulares y hasta en transmisiones radiales o de radioaficionados. Nuestra impresión y el comentario de los oyentes en torno a lo sucedido duró toda la semana y aún hoy, luego de más de un año, continuamos preguntándonos: ¿Quisieron estas entidades expresar su dolor ante tanta injusticia? ¿Fueron atraídos por el relato de Ismael? Nunca lo sabremos. Pero lo que sí nos queda claro a todo este grupo de trabajo, es que una tarde, desde un programa de radio y sin siquiera sospecharlo, hicimos contacto con el Más Allá.