~Alissa~
Algunas personas con los años aman a otras más y más, yo en cambio, cada día lo odio más y más. Lo que me tranquiliza, es que es algo recíproco. Así ninguno sufre por un cariño no correspondido.
Por eso no entiendo la manía de nuestras familias, ¿qué sacan con juntarnos tanto? ¿para que seamos amigos? ¡Eso jamás!
Lo peor era esa costumbre que tenían de que fuéramos cada año, uno al cumpleaños del otro. ¡Una pesadilla!
El odioso siempre hallaba una manera de avergonzarme frente a sus amigos. Bueno, es que en su cumpleaños era la única niña invitada y me las aguantaba, ya me vengaría yo en mi cumpleaños.
La única niña metida entre piratas, bob esponjas, superhéroes, y sorprendentemente ponis, los niños son unos raritos a veces y tienen el descaro de decir que nosotras somos las extrañas. Pero lo peor era, que todos los años nos tocaban personajes en parejas. Sí, porque sus cumpleaños eran con temática auspiciadas por la tía"su mamá" que amaba ese tipo de cosas. Si él era Osito Pooh, yo era la jarra de miel, si él era Peter Pan yo era la niña perdida.
Menos mal que el año pasado fue el último de mis martirios y debo decir que el más vergonzoso. Él fue Batman, y como mamá no arrendó el disfraz con tiempo, no quedaba ninguno de Gatúbela, ni siquiera el de Batichica, ¡tuve que ser el guasón! Y los niños pensaron que era un "niño" ¡maldito Damián!
Pero mi venganza fue en mi cumpleaños, adrede pedí que fuera de temática también, fue de princesas, pero yo pedí a mi madre que todas mis invitadas debían ir de príncipes, y así fue, ¿adivinen quién fue la única princesa?
Y como cada año, los cumpleaños terminaban igual. Claro, eso era después de la torta. Siempre terminábamos estropeándo el cumpleaños del otro, y nuestros padres no querían entender, ¡que juntos no podíamos estar en el mismo lugar!
Menos mal que eso terminó cuando cumplí once años. Me negué rotundamente a invitar a Damián a mi cumpleaños. Por suerte no se negaron, parecían por fin ser iluminados desde algún lugar. Entendían que yo y Damián éramos dos polos opuestos, nunca íbamos a llevarnos bien.
Aunque el hecho de aceptar aquello no fue suficiente para dejar de verlo. A veces cuando sus padres salían, se quedaba a dormir en mi casa, otras yo en la suya. Era soportable a menudo que crecíamos. Las peleas entre nosotros seguían, aunque no con tanta frecuencia como antes.
Hoy por ejemplo hice una de la mías, y estaba feliz.
— ¡Alissa! ¡Te voy a atrapar! ¡Y cuando lo haga me las pagarás! —grita Damián mientras corre tras de mí. 《Se ha dado cuenta que le entregue a Fiona sus cartas de corazones de papel rosa. ¿Quién iba a decir que Damián tenía su corazoncito?》— ¡Alissa! —¡Uy... y si no me apuro éste idiota me alcanza!
Corro lo más rápido que puedo hasta que entro en mi casa, él viene como un ogro tras de mí; empujo la puerta de entrada que esta semiabierta, y subo las escaleras olvidándome de cerrarla. Lo único que me importa es llegar a mi habitación. Una vez allí cierro de golpe con mi corazón latiendo a mil, pongo el seguro a la puerta, voy hacia la ventana y cierro también...
¡Uff eso estuvo cerca!
Segundos después lo escucho tocar mi puerta y decirme— Ali, solo quiero conversar, abre por favor, ¿sí?
— ¡No! Si piensas que te voy a creer estas muy mal —le contesto casi riéndome, 《debo pensar en algo para deshacerme del idiota》entonces, ¡lo tengo!— Damián amiguisímo, ¿recuerdas a la vecina Hana? Bueno, hay algo que no sabes, ¿Quieres saberlo? —pregunto sabiendo su respuesta, y sé que recuerda a la vecina, porque todavía vive cruzando la calle. Además, sé que quiere saber que le diré, no hay quien le gane en lo curioso al igual que a mí, a veces nos parecemos tanto, solo un poco. Eso sí, soy mucho mejor que él.
— ¿Porqué nombras a la vecina ahora, Ali? —suelto una carcajada para nada disimulada— ¿porqué te ríes? —pregunta un poco nervioso.
— ¿Sabes lo qué le paso a su adorado sillón preferido, en el que se sentaba solo ella, ese que adoraba por que se lo trajo su difunto marido de la cochinchina? —espero por una respuesta, y como no contesta hablo nuevamente— sabes querido Damián, ese día andaba probando la cámara digital que mi padre me regalo por mis buenas notas y...—hago una pausa, a la espera que diga algo, pero no lo hace Jajajaj y vuelvo a hablar yo—bueno, capture unas imágenes preciosas de mi querido odioso "amigo" haciéndole varios cambios al hermoso y pobre sillón, de nuestra vecina Hana. ¿Y sabes lo que pasaría si me haces algo, o alguna de mis cosas se perdieran o cambiaran bruscamente su apariencia? bueno pues, muy a mi pesar nuestra vecina tal vez se enteré de quién es la persona que ha andado buscando. ¿Sabes lo que te haría tu madre? — escucho un bufido, ¡creo que he ganado!
— Está bien Ali, tu ganas, no haré nada por ahora. — lo escucho reírse, abro la puerta y me pregunta con esa sonrisa de tonto que lo caracteriza— ¿a qué quedó mejor el sillón? —ambos nos reímos, y luego se hace el silencio. Me mira serio y me da un poquitito de miedo, pero no lo demuestro, antes muerta que demostrarle miedo a éste idiota—bien pero, ¿Porqué le entregaste las cartas a Fiona?
— Porque tú le contaste a Kevin que lo vi con los pantalones abajo en tu cumpleaños, ese en el que me toco disfrazarme de "el guasón" cuando por mala suerte fui al baño. ¿lo recuerdas? ¡Eras el único que sabía eso! El único que sabía que le vi todo. —le reclamo seria y enojada— ¡Ahora no deja de perseguirme! Dice que debemos casarnos porque le vi a "su pequeño"
— Pero si a ti te gusta. —asegura, ahora sonriendo— ¡Lo de Fiona es diferente...
— ¡No! —lo interrumpo— ¡No me gusta! Lo encontraba amable, y a ti sí te gusta ella, ¡Yo te hice un favor...
— ¡Ja! ¿Un favor? ¡Le ha mostrado a todas sus amigas las cartas! —lo dice en tono de reproche poniéndose colorado— Todas las niñas me miran raro ahora, ¡no sé qué hacer, es vergonzoso! —dice frustrado entrando a mi habitación y sentándose en el piso.
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Editado: 06.10.2022