Del odio al amor es solo un paso

El reto de ser uno mismo

El sol había comenzado a ponerse cuando Iraide cerró la puerta de la librería, dejando que el sonido del timbre resonara una vez más en el aire. Había sido un día largo, de aquellos en los que no había tenido tiempo ni para sentarse a tomar un café. Las pilas de libros por organizar parecían no disminuir, y las conversaciones sobre el futuro de la librería con Asher se volvían cada vez más intensas.

Se dirigió hacia su oficina, donde las paredes, ahora adornadas con nuevos carteles de eventos, daban cuenta del cambio imparable que estaba viviendo la librería. **Los nuevos eventos de “literatura interactiva”, las charlas y las exposiciones** estaban tomando una forma concreta. Asher estaba convencido de que ese era el futuro de la librería, pero Iraide no podía evitar sentirse una intrusa en esa nueva realidad.

Se dejó caer en la silla, mirando el montón de libros sobre su escritorio, la mayoría sin clasificar. Aunque amaba los libros con todo su ser, ahora había algo más en su vida, algo que parecía pesar más que las páginas de cualquier historia que tuviera entre manos. **¿Era esto lo que realmente quería? ** Las luces brillantes de la nueva visión de Asher se sentían como una distracción, como si estuviera perdiendo algo esencial de sí misma. **¿Dónde quedaba su visión de la librería, la razón por la que había comenzado todo esto? **

La puerta se abrió, y Asher apareció, como siempre, con su porte seguro y su mirada decidida. Pero algo en su presencia hoy parecía diferente. Había una ligera tensión en su rostro, como si estuviera consciente de que los días de cambios drásticos se estaban acercando a su punto culminante.

—¿Todo bien? —preguntó, observando el caos ordenado de libros alrededor de Iraide.

Iraide suspiró, dejándose caer un poco más en su silla. Miró a Asher, y por un instante, no supo si tenía palabras suficientes para explicar todo lo que pasaba por su cabeza.

—No lo sé —respondió finalmente—. He estado pensando mucho en lo que estamos haciendo aquí, Asher. **¿Esto es realmente lo que quiero? **

Asher no respondió de inmediato. En lugar de eso, dio un paso hacia ella y se recargó contra el escritorio, observando los libros apilados. Parecía esperar que fuera Iraide quien continuara, como si ya conociera las preguntas que rondaban su mente.

—Entiendo que sea difícil, Iraide —dijo al fin, con suavidad—. Este no es un cambio fácil para ti, lo sé. Has dedicado años a construir este lugar, y ahora de repente todo está cambiando. Pero lo que te propongo es que no pierdas lo que es importante para ti. Estoy aquí para ayudarte a hacer crecer este espacio, pero **sin que pierdas tu esencia**.

Las palabras de Asher fueron como un pequeño alivio, pero la duda seguía allí, al acecho. **¿Podría hacer crecer la librería y al mismo tiempo mantenerse fiel a lo que ella era? **

Iraide se levantó lentamente y caminó hasta la ventana, observando cómo la luz del atardecer iluminaba la calle vacía. Había algo en el aire, una sensación de transformación, pero no solo alrededor de la librería, sino en ella misma. **¿Estaba realmente lista para ceder? **

—¿Y si me pierdo en el proceso? —preguntó en voz baja, mirando fuera de la ventana, sin esperar respuesta. —¿Y si todo lo que soy se va por el desagüe en el intento de ser algo que no soy?

Asher la observó en silencio durante un momento, como si estuviera evaluando sus palabras. Finalmente, se acercó un paso más y, en un tono que jamás había usado antes, un poco más suave, le dijo:

—Iraide, te he visto trabajar en esta librería, he visto lo que has construido, y sé que no hay nadie que pueda mantener viva esta tienda más que tú. Lo que te propongo no es que cambies, es que **evoluciones**. No es perder lo que eres, es llevarlo más lejos.

Iraide se giró hacia él, las palabras resonando en su mente. No era un cambio radical, no tenía que serlo. **Solo un paso más allá**. Quizás las cosas que había temido, los cambios que la asustaban no eran tan aterradores como pensaba. Tal vez podía ser dueña de su visión y también permitir que el futuro se desplegara a su manera.

**Pero ¿qué era realmente su visión? ** Ese era el verdadero reto.

La conversación continuó de manera más fluida, pero Iraide sentía una calma inesperada en su interior, como si el peso de la incertidumbre estuviera comenzando a desvanecerse. Al final de la charla, Asher le dedicó una sonrisa cómplice.

—Lo que estamos creando juntos puede ser algo único, Iraide. Pero solo será único si ambos mantenemos lo que lo hace especial.

El sol ya se había puesto, y las luces de la librería se habían encendido, iluminando el espacio con una calidez diferente. Cuando Asher se despidió, Iraide se quedó allí, en el centro de la librería, mirando a su alrededor. No había respuestas fáciles, y el futuro seguía siendo incierto, pero por primera vez, se sentía capaz de enfrentarlo.

**Hoy, no tenía todas las respuestas, pero algo había cambiado. ** Algo en ella se había relajado. En lugar de resistirse a la corriente, estaba dispuesta a navegar por ella, con la confianza de que lo que había comenzado, lo que había creado con tanto esfuerzo, seguiría siendo suyo, pero también crecería de una manera nueva.

**El reto era ser fiel a sí misma, mientras permitía que las cosas que aún no entendía se acomodaran en su lugar. **




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