El chico de ojos inocentes está sentado frente a ella, mirándola directamente. Está nerviosa, porque aunque sabe que es por el trabajo, no se siente realmente cuerda con él tan cerca. Su colonia, su forma de ser, su voz, su sonrisa. Se sentía muerta por fin. Pero estaba equivocada, algo normal en su vida.
Él tuvo que soportar el mal humor y las miradas de odio del monstruo que quería protegerlo del mismo.