Delirios [ Taehyung-Bts ]

Uno.

El doctor timbró un manojo de papeles y luego de firmarlos, me los entregó.

—Ésta es la epicrisis... —Dijo señalando un papel entre el montón—Y aquí están las recetas. —Recibí todo con una sonrisa ausente—. Los controles ambulatorios serán una vez al mes con el doctor Kim Namjoon. Ya agendé el siguiente, así que tienes que venir el dieciocho de febrero. No puedes faltar —Al decir esto me obsequió una de sus amables y profesionales sonrisas—. Sabes que estamos aquí para apoyarte ¿verdad?

Asentí con amabilidad.

—Muy bien. ¿Cómo te sientes?  
—Uhm... —El doctor aguardó pacientemente a que le respondiera con algo más de detalle—. La verdad es que estoy terriblemente disociada, doctor.  —Al decir esto solté una risita. Sabía que eso no tendría que ser así, que debería sentirme alegre por al fin salir al mundo, o al menos nerviosa, y que, como mínimo, tendría que sentir algo de consternación por no lograr identificar mis emociones. Pero no, lo único que atinaba a hacer era reír tontamente.
—No te preocupes, Daphne, es normal. En una situación así nadie sabe muy bien cómo sentirse. Trata de no enjuiciar tanto tus emociones, o la falta de ellas. —¿Me estaba leyendo la mente?       
—Muchas gracias, doctor. ¿Ya puedo irme? —Le sonreí mientras me ponía de pie.
—¿No vendrá nadie por ti? —Frunció el ceño en un gesto preocupado, poniéndose de pie también.
—No, la verdad es que recibí una llamada de mi hermana avisándome que no podría venir a por mí, así que tendré que marcharme por mi cuenta. —Esto sí que me causaba un poco de decepción, podía reconocerla dentro de mí. 
—Entonces quédate a cenar en la clínica y luego te puedes marchar. Mi turno termina a esa hora, así que, si quieres, te espero fuera del estacionamiento y te acerco a la estación de metro, ya que está lloviendo a cántaros.
—Se lo agradezco mucho, de verdad. —Y era cierto. Realmente no sabía cómo me iba a ir de allí con toda esa lluvia. Ese doctor era un ángel caído del cielo, sin duda alguna. Todo el personal médico del hospital estaba encantado con él. Era amable, diligente y dulce. Nunca lo vi perder la paciencia con las internas a pesar de la magnitud que a veces alcanzaban sus descompensaciones. Y además de eso, sus facciones hacían de su rostro uno sumamente bello, lo que tenía a todas las internas y enfermeras suspirando cada vez que pasaba por los pasillos y las saludaba.
—Muy bien. Ahora tengo que seguir atendiendo a otros pacientes. —Sonrió, pero pude notar el cansancio en sus brillantes ojos marrones—. Recuerda, te esperaré afuera del estacionamiento a las nueve menos cuarto. Tendrás que mojarte un poco para llegar allá, pero no puedo llevarte conmigo frente a todo el personal. Tus pertenencias estarán en recepción.      
—Nos vemos entonces. Nuevamente gracias, doctor Kim Seokjin. Que tenga una buena tarde. —Esta vez sí le sonreí de verdad y me di la media vuelta para salir de aquella oficina con olor a moho.

Ahora debía dirigirme al pabellón de mujeres y quedarme allí hasta la hora de la cena. No era un panorama desagradable. A decir verdad, me gustaba la comida de la clínica. 

El día estaba frío y gris, y junto con la lluvia había un viento bastante violento que cruzaba a ráfagas los jardines frente a los pabellones, agitando las endebles ramas de los arbustos y dejando caer las hojas que aún pendían de los árboles.

Salí apresuradamente al pasillo con las manos en los bolsillos de mis jeans negros y con la esperanza de llegar lo más pronto posible a la que hasta ahora -y por estos últimos dos años- había sido mi habitación y abrigarme, pero algo se interpuso entre la salida y yo. A decir verdad, era un alguien. Choqué escandalosamente contra su pecho cubierto con un sweater de color beige y al echarme hacia atrás miré hacia arriba para pedir disculpas. No esperaba encontrarme con esa radiante sonrisa ligeramente cuadrada y con esos ojos, que, aunque fríos, tenían un toque travieso. Observé al sujeto que tenía delante bastante asombrada.

—Disculpa —Murmuré sin saber bien qué decir—, No te vi.
—No te preocupes. Yo tampoco te vi, iba distraído. —Sonrió más ampliamente, reduciendo sus ojos a dos líneas brillantes.    
—Uhm... permiso. —Dije nerviosa, mirando al piso y abriendo los ojos desmesuradamente mientras que mis capacidades cognitivas parecían ahogarse sin remedio.     
—¡Claro! Perdona. —Seguía sin moverse—. ¿Cómo te llamas? Yo soy V. 
—¿V? —¿Qué rayos? ¿Qué edad tenía como para presentarse por un apodo? y ¿por qué estaba preguntándome mi nombre? Bueno, estar en una clínica psiquiátrica podía ser muy solitario a veces, pero ¿no se daba cuenta de que estaba temblando de frío? —. Eeh... un gusto "V". Yo soy Daphne. Tengo que irme ahora... —Señalé vagamente en dirección al pabellón de mujeres—. Nos vemos. —Mi tono sonó bastante vacilante. Al fin y al cabo, me marchaba aquella noche y era muy difícil que en una ciudad tan grande como lo era Seúl nos volviéramos a encontrar.  
—¡Cuídate! —Respondió con aparente calidez mientras me daba el paso.

Corrí a mi habitación dejando atrás aquel incómodo encuentro y tras ponerme una chaqueta me refugié sobre la cama ya sin mantas (las habían sacado ahora que me iba). El contacto social aún me causaba ansiedad, pese a que había mejorado notablemente, según el doctor Kim. Bueno, igualmente era difícil saberlo estando encerrada como lo había estado hasta ahora.

Una vez que mi corazón dejó de palpitar tan desenfrenadamente, bajé las escaleras y me instalé en los sillones de la sala de estar. La televisión estaba encendida. Algunas internas se paseaban de aquí para allá en pijama, otras conversaban entre ellas o bien jugaban juegos de mesa.



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En el texto hay: vampiros, amor drama, bts taehyung

Editado: 20.09.2021

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