Treinta y siete.

—Despierta, enana.  
—Yoongi... Maldita sea, déjame dormir...      
—Son las doce de la tarde ¡arriba!       
—¿Y se puede saber qué tenemos que hacer hoy para levantarme tan temprano? —Rezongué con voz somnolienta mientras me daba vuelta entre las mantas de mi cama.
—Bueno, alguien tiene que cocinar. Tengo hambre. 
—¿Me estás tomando el pelo?    
—No. Pero no es sólo eso. Hoy tengo que ir al estudio a grabar un par de cosas. ¿Quieres acompañarme?     
—Eso suena mucho mejor. —sonreí.   
—Bien, alístate entonces.

Después de almorzar Yoongi reunió lo necesario para grabar y nos encaminamos al estudio. No estaba al otro lado de la ciudad, pero sí nos demoramos en llegar. 

—La academia de Jimin está tan solo a unos pasos de aquí. —Dijo él. 
—¿Por qué no le vuelves a hablar? Ya han pasado dos días. 
—Sí, supongo que ya es tiempo. Pero quiero grabar primero. A lo mejor después lo llame. 

Entramos al estudio y Suga habló con el muchacho de pelo largo y blanco que dirigía el local. 

—Primero voy a ensayar un rato para calentar la voz. 

Me senté junto a él y comenzó a hacer ejercicios respiratorios y de voz para luego ponerse a rapear.

—..."ya sean hombres o mujeres/ los movimientos de mi lengua los enviarán a Hong Kong con mi rap"...

Lo miré asombrada. ¿Qué? Sin embargo, no iba a interrumpirlo. Él notó mi mirada de asombro y se sonrió mientras continuaba rapeando. Una vez que terminé lo aplaudí. 

—¡Suga! Si hay algo que amo de tu rap es tu voz. Tiene mucho poder y las inflexiones perfectas para hacer que el ritmo simplemente te invada y tome el control. Me encanta.         
—Gracias, enana. Creo que ya es hora de que vaya a grabar. ¿Me esperas acá? 
—Por supuesto. 

Yoongi se levantó de la silla y me sacudió el pelo para luego irse a la sala de grabación. Mientras lo esperaba decidí ir a comprar cigarros. Había abandonado el hábito desde que salí del hospital, pero lo cierto es que era una forma de pasar el rato bastante agradable pese a su decadencia. 

Crucé la calle hasta el bazar abierto en la acera opuesta y pedí unos Lucky Strike double click de berries. 

La primera bocanada e inmediatamente la tranquilidad se apoderó de mi cuerpo. Relajé los músculos y volví a aspirar. Dios, qué alivio a toda la tensión que había sentido en los últimos días. 

—Hola. —Taehyung apareció a mi lado de la nada sobresaltándome y provocando que me pusiera a toser atragantada con el humo. ¿De verdad tenía que arruinar mi maravillosa experiencia de sumirme en un vicio para evadir mi realidad?         
—¿Qué haces aquí?        
—¿Me das un cigarro?    
—¿Desde cuándo fumas? 
—Diablos ¿me darás un cigarro o no?  
—No. 
—¿Por qué?

No le respondí mientras daba otra profunda calada. ¿Cómo decirle que todavía tenía sentimientos por él y no quería que arruinara su salud?

—Porque hace mal.
—¿Te preocupas por mí? —Asentí tratando de mirar al horizonte para evitar su mirada inquisitiva.
—¿Entonces por qué te fuiste?  
—Porque ya no veía que tuviéramos caso. Las cosas se estaban poniendo raras entre nosotros. 

Taehyung aprovechó mi distracción y me robó la cajetilla de cigarros con el encendedor para luego sacar uno y ponerse a fumar. No se atragantó ni nada, por lo que supuse que ya tenía alguna experiencia haciéndolo.

—¿Raras? No te entiendo, Daphne. ¿No habíamos conversado, dejándolo todo claro?
—Ciertamente. Pero las cosas se pusieron raras después de eso. Devuélveme mis cigarros. —Taehyung me los extendió y los guardé en mi bolsillo—. Ahora ¿Qué haces aquí? ¿Me estabas siguiendo?  
—Claro que no. Te vi porque estaba resolviendo unos negocios en el estudio de grabación. Podría preguntarte lo mismo. ¿Me estabas siguiendo? —Sonrió pícaramente mientras exhalaba el humo. 
—Estoy tan interesada en seguirte, Taehyung... —Respondí con sarcasmo. Realmente no sabía cómo comportarme adecuadamente ahora que me lo encontraba tan de pronto. Mi ansiedad se había disparado, y aunque fumara prácticamente tragándome el cigarrillo no lograba sentirme mejor. La opresión en el pecho y en mi estómago se hacían cada vez mayores. 
—¿Entonces qué hacías por acá?        
—Vine a acompañar a Yoongi a grabar un par de canciones.       
—Ya veo... Y... ¿cómo has estado? —Me miró atentamente. Dudé de si decirle la verdad o no. ¿Pero a estas alturas qué importaba? 
—Bueno, al menos he estado estable, pero emocionalmente estoy bastante destrozada. ¿Y tú? —Taehyung sonrió mostrando ligeramente sus dientes mientras miraba al suelo.         
—Yo... no hago más que pensar en ti, qué quieres que te diga. 

Nos miramos por largo rato, hasta que lo que quedaba de mi cigarro me quemó los dedos. Exclamé una imprecación y Taehyung alarmado cogió mi mano y lamió levemente el dedo que se había quemado. Retiré la mano avergonzada y él se llevó la suya al cabello. 

—Daphne... no creo que sea casualidad que nos hayamos encontrado. Yo creo que...
—Taehyung. Nosotros no...        
—Déjame terminar, Daphne. La última vez que nos vimos me hiciste una pregunta y no la respondí.         
—Sí. ¿Por qué no lo hiciste?      
—Porque no podía creer lo que me estabas preguntando. No podía creer que desconfiaras así de mí. ¿De verdad me crees capaz de hacerte algo así? Te dije que te amaba y lo sigo haciendo. En ese momento no sabía si responderte o no, porque de decirte que no lo había hecho temía que no me creyeras y que a pesar de eso la duda siguiera consumiéndote. No sabía cómo hacerte confiar en mí otra vez, pero entendí que eso no dependía de mí.    
—Taehyung, si tú me hubieras dicho...
—¡Daphne! ¡Terminé!