—Espera. No te entiendo. ¿Por qué la estás cagando? ¿Te estás... enamorando de mí?
—Olvídalo. Realmente yo-
—Nada de que lo olvide. Sé sincero conmigo. Si dejamos de ser sinceros el uno con el otro esto se va al carajo. —Yoongi me sonrió y se acercó a mí, para luego tironearme hacia su pecho y abrazarme.
—No me malinterpretes, Daphne. Aún puedo controlarlo. Es sólo que esta noche tuve la ilusión de que podíamos ser felices juntos, como algo más, digo. Todo se sintió demasiado natural entre los dos. Y la verdad es que no puedo concebir tener más confianza con alguien de la que tengo contigo. Te amo, no dudo de eso. ¿Pero hasta qué punto esto comienza a ser algo más que una amistad? Siento que estoy perdiendo la consciencia de ese límite.
Me quedé pensando unos instantes sobre lo que acababa de decir y alcé la mirada para buscar sus ojos. Su rostro pálido, sus mejillas de luna, la curva de su nariz, sus ojos tristes y el esbozo de sonrisa, todo eso me producía sensaciones nuevas.
—¿Qué será? —Pregunté. —¿Qué será lo que ha hecho que todo cambiara así? Es algo más profundo que simplemente tener sexo. Lo que hizo que las cosas entre nosotros se transformaran de esta manera, en este momento, viene desde más atrás. Lo que tuvimos anoche fue simplemente la expresión inevitable de lo que habíamos reprimido.
—¿Crees entonces que esta atracción la arrastramos desde hace tiempo? —Preguntó él.
—No sé si la llamaría atracción. Creo que es un cariño por el otro arraigado demasiado dentro de nosotros que busca expresarse de formas nuevas. Nos amamos, no hay duda de eso. Pero quizás la forma en la que lo expresábamos hasta antes de ayer, no resultaba suficiente para demostrar hasta dónde llegaban nuestros sentimientos, quizás necesitábamos establecer una conexión más compleja. El problema es que sabemos que una conexión con esas características no es posible mantenerla.
—¿Aunque la deseemos? —Asentí.
—Aunque la deseemos. El amor... se extiende como una sombra, y como una sombra se inmola ante la luz. El amor sólo responde a nuestra oscuridad, y acaba con la muerte, siempre. Ya sea con una muerte simbólica o una real. No quisiera destruirte. Y en el amor es inevitable el destruir al otro de alguna forma. Sencillamente sé que de estar juntos llegaría un punto en el que nos distanciaríamos irremediablemente, y no quiero perderte, Yoongi... —Mientras pronunciaba estas palabras entendí a Taehyung. ¿Hasta qué punto llegaba la muerte a corroer la vida? Sin duda ya estaba acabando con la mía desde su ausencia. Y no quería que Yoongi sufriera algo similar. Él volvió a abrazarme, en silencio.
—¿Puedo besarte por última vez? —Preguntó él. Asentí, cerrando los ojos. Lo que sentía por Yoongi era demasiado puro. Trascendía cualquier deseo. Por eso mismo, jamás me permitiría amarlo. No con mi caos a cuestas.
Sus labios rozaron mi mejilla y se deslizaron hasta los míos. Entonces volvimos a besarnos. ¿Sería éste el fin de nuestro paréntesis?
Yoongi acarició mi pelo, sonriendo.
—Quizás sea mejor como dices, continuando con las cosas como hasta ahora. —Le sonreí a mi vez— ¡La sopa! —Yoongi se giró rápidamente para atender lo que estaba cocinando.
Yoongi cocinaba rara vez, pero cuando lo hacía salían maravillas de sus manos. Le hacía falta cuidar más de sí mismo, porque si se cocinara como acababa de hacerlo para mí, seguramente no estaría comiendo solamente el arroz insípido que se preparaba cada cinco días.
Mientras continuaba cocinando, lo observé casi con tristeza. Qué complicado es el amor. Yoongi había sido mi mejor amigo desde que lo conocí en la secundaria. Nunca habíamos peleado y siempre estuvo para mí cuando lo necesité. Incluso cuando me escapé del hospital estuvo dispuesto a ayudarme. Contaba con su corazón incondicionalmente. Y si le sumábamos a eso sus características personales como su perseverancia en el ámbito musical, su talento, su sonrisa y su madurez, se tornaba indudablemente atractivo. Pero ¿cómo permitir que lo nuestro diera un paso más allá si sabía que, de hacerlo, corrompería todo aquello que amaba en él? No podía permitirlo.
¿Y por qué lo permito con Jin? Fue la pregunta que me asaltó, haciéndome sentir culpable de inmediato. Mi mente buscó desesperadamente una respuesta a esa pregunta. Quizás porque con Jin tenía la esperanza de que todo pudiera ser diferente, o porque creía que con él podía llegar a ser una persona diferente, una persona que pudiera acercarse a la luz o algo similar si es que aquello existía, porque de existir, sin duda eso estaba junto a Jin.
Taehyung y yo tuvimos algo así como una explosión instantánea de sentimientos donde la confianza en el otro había sido espontánea, pese al secreto que no podía contarme. Sabía que el amor que me tenía era sincero, y él sabía que el mío lo era también. Confiábamos en los sentimientos del otro a pesar de los desacuerdos y problemas... Pero él estaba tan consciente como yo de lo que significaba amar, y ninguno de los dos tenía otras expectativas fuera de estar dispuestos a soportar el dolor, pese a que al mismo tiempo nuestra naturaleza nos impidiera ver sufrir al otro. Y tal vez por eso me arrojé a sus brazos de esa forma tan salvaje, y sin duda... si tuviera que escoger entre la luz y el caos... no, mejor no pensar en eso. Si era honesta conmigo misma, estaba asustada de saber la respuesta y que ésta significara una verdadera ruptura con la realidad que estaba construyendo.
Después de que comimos Yoongi y yo fuimos a la farmacia más cercana y compramos la cajita que contenía la píldora salvadora... Salvadora sólo en caso de que la fecundación no se hubiera llevado a cabo aún, por supuesto.