En ese momento una brisa atravesó mis palabras, llevando consigo algunos pétalos de las frágiles flores blancas suspendidas entre las ramas de los árboles.
Ni siquiera me había dado cuenta de cómo había pasado el tiempo. La primavera ya se había extendido en la ciudad, y los cerezos ahora lucían tan mágicos y etéreos que te hacían pensar en la esperanza de que la existencia fuera algo más que caos. Aquel sentimiento enterrado durante tanto tiempo, aquella luz dorada...
Pronto regresé de mis pensamientos y miré a Jimin. Estaba callado, mirando al piso con los codos en las rodillas y las manos laxas.
—No es que crea que estás mintiendo, Daphne... Pero sé que estás equivocada. Yo... yo vi el cadáver de Taehyung con mis propios ojos. Es imposible que él esté vivo.
—¿A qué te refieres?
—Como ya sabes, Taehyung... se suicidó. Pero me imagino que no conoces más detalles al respecto, así que te voy a contar. Su familia estaba muy lejos, en Daegu y él vivía solo, en un cuarto cerca de la academia. Él era muy cortés y cálido con todos, pero al mismo tiempo era muy reservado y yo era la única persona que pasaba tiempo con él. Hubo un fin de semana en el que estuve muy ocupado con las prácticas, de modo que no fui a verlo, pero nos mensajeamos la noche del domingo y él me dijo que no iría a clases al día siguiente porque estaba muy enfermo, así que no me preocupé cuando no lo vi aquel lunes en la academia. A la hora de almuerzo le pregunté cómo estaba, pero los mensajes jamás fueron abiertos. Tuve un mal presentimiento, así que lo llamé, pero mis llamadas daban al buzón de voz, de modo que me salté las clases de la tarde y me fui corriendo a verlo. —Jimin se estremeció— Nunca esperé ver lo que vi, Daphne. Pensé que sólo se había quedado dormido en medio de la fiebre, pero no. La habitación estaba llena de humo, un humo espeso e inodoro. No se había filtrado por las junturas de la puerta ya que éstas estaban cubiertas por una cinta adhesiva extra fuerte, así que supe de inmediato que todo había sido intencional. Dejé la puerta abierta para lograr que el humo se disipara algo, ya que los ojos se me habían llenado de lágrimas por la irritación y apenas podía ver por dónde estaba caminando. Dando pasos a tientas, en un momento, con el pie... golpeé su mano. Me agaché de inmediato con la esperanza de que aún estuviera vivo... —Las lágrimas caían por las mejillas de Jimin— Sus manos... estaban frías, e intenté reanimarlo. Ya no estaba llorando por el humo, sólo me puse a gritar mientras lloraba, mientras intentaba despertarlo a gritos. Obviamente no funcionó. Vinieron aquellos que vivían en otros cuartos y llamaron a la ambulancia, a la policía... aquella tarde se llevaron su cuerpo a la morgue, y llegó la familia de Tete. Menos mal el imbécil tuvo la decencia de morir con los ojos cerrados. Ya tuve suficientes pesadillas con el humo por un largo tiempo como para haber añadido una mirada ida. —Sacudió la cabeza— El día de su funeral estuve con la familia ayudándolos, así que pude ver el rostro de Tete. Estaba horrible. Ya habían pasado varios días, además. Su piel... estaba amarilla, y se le habían comenzado a notar las venas... —me alarmé al recordar la visión que tuve de Taehyung el día en que estaba en su casa y él me dijo que me estaba persiguiendo un espíritu— Te digo esto no por dar detalles tremendistas, sino para que sepas que lo vi muerto. Es totalmente imposible que siga vivo. Así que conociste a un impostor.
Me quedé pensando por unos segundos en lo que me había dicho Jimin. ¿Qué significaba todo esto, entonces?
—Jimin, sé que suena absurdo, lo sé, más por lo que me cuentas, pero sé que se trataba de Taehyung la persona que estuvo conmigo. No me explico lo que me dices. Es más, pienso que tú viste morir a alguien que no era- —al decir esto, Jimin me miró con una expresión que no admitía cuestionamiento— Pero si quieres vamos donde Eunjin. Está trabajando en el hospital Garibong.
—¿Cómo sabes de Eunjin? —Preguntó Jimin, alarmado.
—La conocí en los días en los que estuve hospitalizada cuando murió la madre de Yoongi. Taehyung fue a verme y se encontró con ella. Y Eunjin lo reconoció.
—¿Qué? ¿Qué estás diciendo?
—Por eso te digo, si quieres vamos a preguntarle.
—Pero... Es que esto no puede ser posible, Daphne... Por favor, dime que me estás jugando una broma, porque no puede ser real.
—Estoy igual que tú, Jimin. Cuando Taehyung me dijo que había sido enterrado, no pensé que lo decía literalmente.
—Entonces ¿te lo dijo?
—Sí, me contó todo, menos su supuesta muerte. Me habló de ti, de su infancia...
—Mierda, Daphne. ¿Qué demonios significa todo esto, entonces?
—Francamente no lo sé...
—¿Y por qué no me lo dijiste?
—Taehyung me pidió que no lo hiciera. Me dijo que si lo hacía, entonces se iría para siempre.
—¿Y por qué me lo cuentas ahora entonces?
—Porque ya no está. Y porque fue acusado de asesinato. Quería que entendieras por qué no puedo acusarlo a la policía.
—Si lo que dices es cierto... entonces debe haber un enorme malentendido. O quien vi muerto no era él, que lo dudo, o quien conociste no es Taehyung, que en realidad me parece que es lo más-
—Ya te dije que Eunjin lo reconoció.
—Es verdad... Entonces realmente no sé qué está pasando.
—Por eso te digo que tengas cuidado con Jung Hoseok. Él lo sabe todo.
Ojalá nunca le hubiera dicho esto a Jimin, porque no sabía el peligro en el que lo estaba poniendo. Estúpida de mí. ¿Cómo no pude dimensionar la gravedad de lo que estaba pasando? Quise creer que todo lo podría solucionar sola, y arrastré conmigo a Jimin desoyendo la advertencia de Taehyung. Si pudiera retroceder el tiempo...