DREKER.
Probó un sorbo de su vino mientras aplastaba la cabeza de un Shi Gini, un contador de almas. Lanzo la botella lejos para después meter sus manos en los bolsillos del pantalón con algo de despreocupación.
—Tienes dos minutos para decirme con quien estas trabajando antes de que te mate.
El Shi Gini le sonreía mostrando unos pequeños colmillos, fastidiado con la alzada de huevos que tenía el hombre hizo un poco más de presión en la cabeza causando una fractura la suficientemente peligro para causarle miedo, podía saborear el olor del miedo en el aire.
—Nunca te voy a decir quien es mi señor… –Escupía el Shi Gini con la voz impregnada por el dolor. Admiraba la estúpida valentía del imbécil. Tomo un poco de aire antes de hacer lo que iba a causarle un viaje de dolor al demonio, se inclinó y coloco su mano en la cabellera de la criatura y uso sus poderes para leer sus recuerdos y lo hizo lo más doloroso posible, podía sentir las convulsiones del cuerpo que tenía presionado con rudeza en el suelo, los recuerdos fluyeron, pero no había nada lo suficientemente valioso para darle una respuesta, aburrido le quebró el cuello para darle fin a su miseria. Lo único que había resaltado de los recuerdos había sido la imagen de una escuela humana, su trabajo se había vuelto más soporífero de lo habitual.
Los humanos le parecían irritantes, frágiles e insignificantes. Saco un cigarrillo de su chaqueta para después colocarlo entre sus labios, uso sus poderes para encender el pitillo, inhalo y lentamente exhalo el humo mientras miraba despreocupadamente el viejo estacionamiento de lo que fue Corporation Lee, los negocios de bienes raíces no le habían funcionado a la familia acaudala, los humanos podrían ser tan ambiciosos como patéticos.
—¿Encontraste algo valioso en la mente del Shi Gini? –La voz melodiosa de Asher le irrito a grandes escalas. Nunca debió acostarse con ella, ahora aparecía donde quiera que él estuviera, le irritaba que se tomara derechos que no tenía y que nunca iba a tener, dejarle en claro que las relaciones no eran lo suyo, él vivía paras juergas y el sexo sin compromisos.
Volteo a verla, cargaba un vestido ceñido que se ajustaba a su cuerpo curvilíneo, ella sabía que ese tipo de vestimenta le volvía loco de deseo, tenía que admitir que estaba realmente sensual pero ya había probado lo que tenía que probar y él, no repetía mucho menos con las mujeres que buscaban más que sexo en él.
—Nada que te importe Ash. –Encogió los hombros, a ella no pareció gustarle que ignorarse su atuendo. Su lívido se encontraba por los suelos en lo que se refería a ella. Se dio la vuelta y comenzó a caminar a la salida, la escucho protestar, le importo una mierda su enojo.
—¡Dreker! Soy tu novia… –Los chillidos de Asher resonaban por la habitación vacía haciendo una sinfonía irritante que le irritaba los oídos.
Se detuvo y se quedó inmóvil, había que darle un Happy Ending a esta Ángel.
—Voy a decirlo una vez y espero que te quede claro. –Su voz sonaba un poco baja y mortífera, y no midió sus palabras, le importaba una mierda los sentimientos, él no tenía ningunos por lo que no había caso alguno de ser bueno y más con ella. –Si no sacas tu culo de aquí en este momento voy a entregarte en pequeños pedacitos a tus hermanos… –Apareció detrás de ella y la tomo del cuello con fuerza. –Detesto las cosas irritantes, fuiste una follada más al igual que todas las que han pasado, asi que se inteligente y no vuelvas acercarte a mí en lo que resta de tu miserable existencia.
Él era un gilipollas a tiempo completo, sin sentimientos y desvergonzado, por eso hacia el trabajo sucio de su padre y por edén era la misma muerte.
Amaba su trabajo.
TORI.
Ahí estaba…
Aquella sombra negra. Podía verla con claridad. Trago saliva nerviosamente, desearía no poder ver esa aura oscura. A pesar de estar difuminada podía verla con claridad, flotaba como un ángel oscuro detrás del escuálido cuerpo del profesor de historia. Intento desviar su atención mirando hacia la ventana que daba hacia el estacionamiento exterior de la escuela, el otoño hacía que las hojas de los árboles se callearan, el cielo se encontraba nublado indicando que el mal tiempo estaba por llegar, con desinterés recorrió el estacionamiento hasta que vio a un chico, iba vestido todo de negro y cargaba una gorra por lo que no podía ver con claridad su rostro, forzó su vista para mirar más detalladamente al chico, la chaqueta se pegaba su figura atlética, pudo ver que tenía tatuajes sus manos, mostraban imágenes que no podía ver claramente por a distancia desde del segundo piso del edificio ¿cierto? Aquel chico parecía despreocupado mientras se encontraba recostado en uno de los quioscos que la mayoría de los alumnos usaban para tirarse o hablar después de la jornada escolar, lo observo por unos minutos hasta que el profesor comenzó a pasar la lista, por lo que tuvo que dejar de mirar, ¿no había entrado a clases? ¿Qué hacía ahí? ¿y porque ninguno de los perfectos había salido a regañarlo? –Mordió el borrador de su lápiz de forma inconsciente hasta que sintió el sabor amargo de la goma, hizo una mueca y dejo el lápiz en el escritorio. Volvió a ver al profesor y la sombra negra seguía ahí… eso significaba que iba a morir. ¿pronto? No estaba segura.
Su estómago se contrajo de manera brusca, desde que tenía uso de razón, no había entendido que era esa sombra hasta que tuvo los doce años, cuando venía de regreso de la escuela, una joven mujer venia frente a ella hablando por teléfono de forma alegre y la sombra flotaba como si su alama estuviera saliendo, nunca pudo ver aquellas sombras más claras hasta ese día… y ahí fue cuando descubrió el significado de esa aura oscura, la muchacha al cruzar la calle un automóvil la embistió con tal brutalidad que produjo la muerte instantánea de la joven mujer. Ese fue el día que todo cambio para ella, pero no solo eso, sino que también podía ver a las personas muertas y hasta hablar con ellas, aunque estas no le contestaran en lo absoluto. Las preguntas número uno que siempre se hacía ¿Por qué podía ver aquellas cosas? ¿Cómo no estar segura que estaba loca? Parecía irreal si lo veías de esa manera, gran parte de ella deseaba no poder ver a los muertos ni ver aquella sombra oscura en las personas que estaban destinadas a morir, deseaba ser normal como cualquier otra persona humana. Sentía un tirón de dolor en su vientre cada vez que veía aquella sombra en una persona.