Capítulo 3

Después de una larga travesía por el trayecto del viaje nos sentíamos contentos al llegar a la casa de campo. El lugar era hermoso, yo ama a la naturaleza y su alrededor. Aprecié la bella vista de los árboles luciendo sus hojas verdes mientras el sol se posaba sobre ellos, los pájaros corrían de aquí para allá. A mí no me gustaba la caza pero a mí papá sí, le agradaba cazar animales. Solía llegar al lugar cuando le apetecía. 

—Wow que hermoso —murmuré mirando a través de la ventana. 

Mi madre y mi hermana prepararon la cena de esa noche, al otro día nos tocaba a mí y a mis amigas, un círculo vicioso. Donde todos colaboraríamos con todo. Una vez lista nos colocamos a la mesa grande a comer. Cuando terminamos mi madre nos advirtió de tener cuidado en la noche en el campo. Ella sabía lo caprichosa que éramos. Recordándonos su charla en el mini bus.

—Ya les advertí chicas, cuídense —se retiró a la habitación con mi padre.

—Oigan chicas me gustaría atravesar el bosque de noche. ¿Qué dicen? —la miré con asombro y mis amigas confundidas.

«¿Atravesar el bosque de noche? Nooo. De verdad que está loca.»

—¿Qué estás diciendo hermana? —inquirí suavemente al escuchar su propuesta.

—Vamos a ver chicas, creo que no es de asustarte por eso —animó mi hermana.

Estaba decidida a ir, pero que coraje, sabía que iba a hacer lo que ella quería, como siempre, en ella es inútil tratar de convencerla. Su carácter impulsivo no la deja razonar.

—Coreen no creo que sea buena idea —le contradecí a mi hermana.

Me miró con decepción pero eso no me importaba. Quería que se olvidara de esa locura.

—Si ustedes no quieren, yo me iré sola entonces —decidió Coreen muy convencida —. Cobardes, ustedes son cobardes. Yo no le temo a la oscuridad.

En mí surgió pavor por un instante, sentí un salto en mi corazón. «Mi hermana sola en el bosque de noche.» No podía dejarla sola, si mis padres se llegaran a enterar de algo así, me matan.

—No irás sola —le negué su comentario —. Está bien te acompañaré, no sé las demás.

Tuve que hacerlo, tenía que cuidar de mi hermana era una locura pero no sería mal intentarlo aunque sea una sola vez. Pensé por unos segundos si comunicarle eso a mis padres pero no quería que después ella me mirara mal por eso. 

—Conmigo no cuenten —contestó Ana.

—Conmigo menos —prosiguió Lora.

—Yo ni loca voy, vayan ustedes si quieren ir —dijo Sofía.

Las demás chicas se negaron a acompañarnos, era algo de esperarse, por primera vez había acompañado a Coreen en una de sus locuras. Mi hermana en seguida se levantó de su lugar, lista y decidida para emprender la travesía que se le había antojado y la seguí. Antes de dejar la puerta me giré hacia las chicas a decirle algo.

—No comenten nada de esto, pueden poner seguro, menos a la puerta de la cocina, entraremos por ahí, llevo conmigo la llave de atrás —le comuniqué a las chicas.

Ellas asistieron.

Retorné mi ruta hacia la salida, cerré la puerta y seguí a Coreen.