—Max me ha texteado y llamado constantemente —me dijo suavemente.
Mi cara no duró un segundo en arrugarse de enojo. Suponía que algo así era de venir, no soportaba las insistencias de él, ya mi madre me había dicho lo mismo y que también no era sólo él, también estaba Julio. Menudos peludos.
—Ese fastidioso, no lo soporto —pronuncié.
Me puse agria con sólo mencionar su nombre se me subía la sangre en la cabeza.
—No te dejará en paz tan fácilmente hermana, él aún te ama a pesar de lo que te hizo y no justifico que tienes que regresar con él, sólo es un pensar —comentó. Suspiré.
—Desde hace días me está molestando —le dije a mi Coreen.
Aproveché ese momento para contarle a Coreen de las impertinencias de él, esa era la sencilla razón por la que él llamaba a la casa o se comunicaba con mi hermana, era de esperarse.
—Él me ha contado como tú lo haz tratado —me dijo mirándome fijamente. Hice una mueca.
«Claro y que de seguro debe de estar haciéndose pasar por el inocente y herido»
—Vaya hermana te quiere poner como paño de lágrimas pobre de ti —le comenté y me eché a reír.
—Así es la vida Denis —pronunció Coreen acariciándome el pelo.
Coreen tenía su lado sensible a pesar de ser terca, solía relucir su lado tierno y amargo a la vez. Podría decir bipolar. Sus constantes cambios podría desequilibrar a cualquier persona, no me podía imaginar verla a ella con un chico.
—Ignóralo tú también Coreen — le aconsejé —. Por el bien de los dos.
—¿Y si me niego? —inquirió Coreen. La miré con la boca abierta.
Ese lado de Coreen no me gustaba, me desafiaba con todo. La conocía tan bien que podría decir que sería capaz de aliarse con Max. Eso no iba a tolerárselo. A parte de que aveces me desvelaba por ella, no podría dejar que se saliera con la suya siempre.
—Haz lo que quieras —le respondí. Nos quedamos silenciadas hasta que llegó Lora sin tocar la puerta ambas nos volteamos a mirar.
—Chicas... ¿Qué hacen aquí solita? —preguntó Lora muy sonriente. Detrás venía Ana.
«Algún plan tendrán»
—Vengan aquí —comentó Coreen. Se aproximaron y se unieron a nosotras.
—¿Qué haremos? — pregunté con curiosidad.
—Mmmmm.... ¡Vamos a beber vino! —exclamó Coreen. Coreen metió sus manos por debajo de la cama y sacó 2 botellas de vino.
No era de extrañar todos los días yo encontraba botellas de alcohol por debajo de la cama de Coreen, yo le mentía a mis padres diciéndole que eran mías, cuando me veían con ellas en las manos. De ahí producían un sermón de juicios y valores, ya que ellos iban siempre a la iglesia, pero no han logrado de que Coreen y yo nos reintegremos como ellos. La religión para mí no tenía importancia, lo mío era vivir y ya.
—Pero Coreen esas botellas no están frías —protestó Ana.
—Voy a buscar hielo ¿crees qué sería tan loca en tomar vino a temperatura ambiente? Estás loca Ana. Ven acompáñame —le aclaró Coreen a Ana, en seguida Ana la siguió. Me quedé a esperar las chicas mientras pensaba en cosas que me pasaban por la mente.
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Editado: 29.05.2024