Alvaro me había escrito por whatsapp desde la mañana. E n un momento me habría preguntado que si podríamos vernos ese día, pero no tenía ganas, en el cabo de un rato de que él me habría propuesto vernos, vi que Max me habría escrito también. A Max lo ignoré por completo, sólo le respondía a Alvaro.
Luego de tanto disvareo le dije a Alvaro que podría venir a la casa, le expliqué como llegar y me dijo que se quedaría próximo a la casa, pensé que quizás por vergüenza o por miedo.
Me moví rápidamente a cambiarme de ropa, y sin decirle nada a nadie salí de mi casa a mi punto de encuentro acordado.
Cuando había llegado, alcancé a ver a Álvaro encima de una roca sentado, aceleré mis pasos hacia su ubicación, una vez que yo había llegado me senté próximo a él.
—De verdad que hoy tengo los ánimos en el suelo —le comenté a Alvaro sentándome al lado de él —. Estoy más pesada que esta roca.
—Anímate sólo por unos minutos. ¿Te ha sucedido algo? Parece como si te hubieran sacado al aire o haz perdido el sentido de vivir —me comentó suavemente —. O quizás estás exhausta. Aveces el cerebro se cansa se lo mismo y puedo causar decaimiento. Nuestro cerebro es el motor de nuestro cuerpo, si el cerebro está bien, todo nuestro organismo estará bien; de lo contrario no lo estará.
—No, es que me siento perezosa, sólo es eso —le contesté —. No he realizado nada que me pueda causar cansancio. Ni siquiera había salido a caminar. Estoy en uno de esos días que no tengo ganas de nada.
—¿Te podría invitar al pueblo si quieres? —me preguntó —. No es bueno estar mucho tiempo por estos lados.
—Aceptaré si tu invitación es mañana —le respondí.
—Está bien como quieras. Me hubiera gustado que fuera hoy pero como no tienes deseos de salir; está bien —pronunció —. Descuida yo sabré entenderte.
—¿Será que podré confiar en ti? —le pregunté. Alvaro me miró confundido.
—Por supuesto, yo no te haría daño —me contestó —. Lo dulces porque no nos conocemos lo suficientemente bien.
—Eso espero —le contesté —. Espero poder confiar en ti y que no me defraudes.
—Por supuesto —me respondió.
Continuamos conversando toda tarde, hablamos de nosotros y nuestros planes a futuro. Desde que llegué al campo sentí una conexión con la naturaleza.
—Y hablando de otras cosas... —cambié de tema —. ¿Crees qué soy misteriosa?
Álvaro me miró confundido.
—¿Misteriosa? ¿Te han dicho eso? —cuestionó extrañado —. ¿Te gusta el misterio y todo lo que lo concierne?
—Aveces mi papá me dulce así —le respondí recordando aquellos momentos en que mi papá me decía eso —. Me gusta el misterio y todo lo que lo rodea, pero a la vez soy cobarde, hay cosas misteriosas que es mejor no conocerlas y ni saber de ellas. La ciencia oculta es emocionante y atrapante, pero puede ser peligrosa.
—Bien lo haz dicho Denis, hay cosas que es mejor no descubrirlas. El misterio te envuelve a un punto que te atrapa y se puede volver en tu contra cuando menos lo esperes. Hay cosas que suceden que la mayoría de las personas desconocen y así que quedan comí desconocidas.
Luego él partió hacia su mirada y yo regresé a mi casa recordando aquellas conversaciones que tuvimos sentados en una roca.
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Editado: 29.05.2024