—Es que salí de la casa a ver a aquella lechuza —le respondí señalando el objetivo, el joven se giró a ver hacia dónde yo apuntaba, luego se volteó a verme de nuevo —. Pero no era por mucho rato. Me parezco a mi hermana en ese sentido, querer ver cosas que suceden en la noche.
—No te aseguro que andes de noche a esta hora a pie, caminando... — me recomendó —. Pueden aparecer un jaguar, un tigre. O cualquier animal peligroso que en las noches andan por aquí. Vaya si que tienes valor.
—Sí, verdad, es que soy terca —comenté —. Pero tú también. Me dices esas cosas y andas por aquí. Al menos que haya sucedido algo a esta hora. ¿Necesitas ayuda?
Negó con la cabeza.
—¿Vives en aquella casa? —señalando la casa.
—No, estoy de vacaciones ahí —le respondí.
—Ve —me dijo —. Y procura ser precavida.
Tuve curiosidad de saber que hacia caminando de noche por estos alrededores. De su parte tendría y tener una razón muy justificada, o al menos que él fuera como mi hermana, con gustos peculiares e impredecibles.
—¿Qué haces tú por aquí de noche y a pie? —le pregunté.
—Ocurrió algo donde yo estaba, y mi primo salió a buscar ayuda —me respondió —. No pude aguantar las ganas de quedarme con los brazos cruzados, y salí yo también.
Me parecieron extrañas sus palabras. Pero ignoré. Yo no era quien para juzgarlo, y ni siquiera era mi asunto el querer saber sobre sus verdaderas razones. Así que le di validez a su argumento, y olvidé aquel incidente.
—Está bien adiós —me despedí —. Fue un placer el haber compartido un poco contigo, ojalá tú y tu primo logren encontrar lo que están buscando. Buenas suerte.
—Adiós —sonrió.
No duré mucho contemplando su mirada, de noche se podía ver que era hermoso y emanaba misterios. Lucía una mirada dulce y misteriosa a la vez, con un semblante tierno y gentil a la vez.
Me voltée hacia la dirección de la casa de campo, y caminé rápidamente hacia ella recordando aquella pequeña plática bajo la luna resplandeciente que tuve aquella noche. Cuando entré mi padre me vio y se sorprendió de una vez.
—¡¿Qué rayos hacía allá afuera?! —se tensó, pero tenia razón.
«Ay no, lo que me faltaba, quien me manda a estar de loca por ahí afuera».
—Sólo salí a ver algo por un momento, ya estoy aquí, no duré mucho —respondí un poco nerviosa —. Sé que es peligroso de noche, pero era algo que yo quería hacer por un momento muy breve.
—Estás no son horas de que andes por ahí podría ser peligroso —me aconsejó.
Me hablaba desde el sofá; su lugar favorito.
—Sí, lo sé —afirmé.
Proseguí a caminar hacia la cocina, e inmediatamente preparé sopa instantánea, la diluí y luego tomé un vaso de agua.
Pude escuchar a mí padre discutiendo con mi madre, fruncí el ceño sabía hasta donde esa discusión podría llegar. Subí rápidamente hacia a la habitación donde se encontraban Ana, Sofía, Coreen y Lora.
—Chicas creo que nuestro viaje llegará al fin —alerté a las chicas mientras caminaba hacia ellas.
Las chicas abrieron la boca y arrugaron la cara.
—Oigan vamos a dormir por si hay que levantarse temprano —aconsejé.
Las chicas se apartaron Ana y se despidieron a dormir, Lora y Sofía abandonaron la habitación.
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Editado: 29.05.2024