Después de aquel agradable momento que estuve con Alvaro, recordaba aquel primer beso que nos dimos. Mi mente no paraba de recordar los besos de Alvaro sobre mi boca. Obviamente sería un momento único e inolvidable, Alvaro se inclinó a mí y me abrazó en un cálido abrazo, el cual correspondí devolviéndole con el mismo afecto y ternura. Sentía una gran conexión en ese momento que no quería que terminara.
Quedamos quietos y abrazados por un buen rato, luego me estaba pensando el silencio entre ambos y quería salir de la monotonía, decidí romper el silencio.
—¿Te mordieron la lengua los ratones? —cuestioné.
Alvaro se echó a reír.
—Yo iba a decir eso de ti —me dijo dejando su hermosa sonrisa en su cara —. Te iba a preguntar en qué estabas pensando, pero preferí callar y quedarme apreciando tu tierno cuerpo junto a mí.
Le di un golpecito por la espalda.
—Tonto —murmuré.
Giró su rostro y se detuvo dejando su rostro cerca del mío, desde ese minucioso silencio y distancia pude sentir su aliento y su respiración. Yo lo continuaba mirando sin apartar mi mirada de él y él de mí.
—¿Qué? ¿Yo tonto? ¿Y tú dónde te quedas? —cuestionó irónicamente, mientras no borraba una sonrisa de él.
Alvaro solía ser de las personas que siempre muestran una sonrisa amplia en su rostro. Según él no había por qué demostrar a los demás lo que se sentís en el alma y en el corazón, pues era mejor sonreír, la alegría alimenta el alma y la mantiene viva sin desfallecer.
Suspiré.
—Continuemos silenciados por favor —prenuncié —. Me gustaría permanecer por un rato más dónde sólo se escuche lo más mínimo posible.
Así seguimos otro rato más hasta que mi móvil sonó, tomé mi móvil vi que era Coreen y deslicé la pantalla para conversar con ella.
—Dime Coreen.
—¿Dónde estás Denis?
—¿Para qué?
—Quería saber donde estabas... ¿Puedo ir?
—No Coreen, ve a cuidar tu trasero mejor.
—Eres mala Denis, ¿por qué no puedo ir?
—Porque no quiero.
—¿Qué es lo que estás haciendo? ¿Con quién andas?
—Nada que te pueda interesar, busca a Elias y déjame en paz.
—Así eres de...
Colgué y apagué mi móvil.
En ese momento me parecía un poco a Coreen, cuando yo la llamaba me costaba las llamadas y no me decía donde se encontraba mayormente. Después de hablar por el móvil Alvaro me hizo una serie de interrogantes.
—¿Cuántos hermanos tienes? — preguntó.
—Tengo una sola hermana, se llama Coreen —respondí.
«Coreen mi única hermana y tremendo dolor de cabeza».
—¿Qué edad tiene? —prosiguió.
—Tiene 16 —le respondí —. Es un poco testarura, ya sabes como son los adolescentes. Los chicos de su edad suelen tener un espíritu muy elevado de libertad.
—Me dijiste que no tienes hermanos y que tus padres murieron —le recordé —. Eres una persona fuerte a pesar de tu pasado, eres una persona digna de admisión.
Dentro de lo que conocía de él podría de ir eso. Pero no dejaba de pensar de que las persona a aveces no son como uno cree.
—¿Sabes lo que siempre me ha inspirado? La persona que considero mi padre. Él siempre me hizo ver el mundo distinto y ver que valgo la pena.
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Editado: 29.05.2024