Inmediatamente escuché el nombre de Alvaro me llené de dudas.
—¿Cómo qué Alvaro? —cuestioné confusa.
—Sí, así es —afirmó Lester brevemente.
Volví a girarme hacia el lugar de destino y miré hacia allá, a aquel lugar donde había ocurrido una masacre. Luego aparté mi vista de ese lugar y volví a mirar a Lester otra vez. Caí en cuenta a lo que Lester se había referido.
—Llámalo y dile que estoy aquí —le dije.
Lester me miraba extrañado, a través de la oscuridad se podía ver un poco sus facciones de su rostro. Llegué a pensar que no quería hacerlo pero al fin cayó en cuenta de lo que le había pedido y reaccionó.
—¿Estás segura? —me preguntó sorprendido.
Afirmé con la cabeza.
—No es necesario llamarlo, esto podría complicar las cosas si él nos ve juntos. Mírate que ya hay una confusión y verdaderamente no creo que sea conveniente.
—¿Pero me trajiste a este lugar a qué Lester? ¿A ver una cacería? ¿O a qué? Explícame.
Lester respiró frustrado, pude percibir que no le había agradado la idea. Quizás el tenía razón, pero en ese momento ya no me importaba lo que Alvaro pudiera pensar de mí.
Se quedó callado observándome sólo respirando y pestañando.
—Déjame pensar —dijo al rato, se giró hacia la calle observando fin de estaban los lobos.
Más tarde no me contuve al ver el enorme rato que teníamos viéndonos la cara de vez en cuando, tenía ansiedad y mucha curiosidad.
Me levanté de donde yo estaba y sentí la mano de Lester deteniéndome.
—Déjame Lester —protesté.
—No vas a ir sin mí.
Decidí hacerle creer que tenía todo el control y volví a colocarme al lado de él. Aproveché que Lester se había entretenido observando hacia otro lugar y marqué mi objetivo.
Me moví lentamente de ahí sin que Lester se diera cuenta, apresuraba mis pasos cada vez más, hasta que al fin llegué cerca dónde estaban los lobos, quedando al descubierto a ellos y a Lester.
—¡Alvaro estás aquí! —exclamé—. Te he estado observando toda la noche, sé lo que haz hecho hoy. Y lo que haz hecho siempre.
Escuché una voz llamándome. Pero no voltée a ver, ignoré las voces de Lester.
—¡Denis! —Lester continuaba vociferando.
Voltée a mirar hacia su dirección y vi que estaba casi cerca de mí, se había movido muy rápido.
—¡Denis! —exclamaba Lester corriendo hacia a mí—. ¡¿Qué haz hecho?!
Lester se veía agitado y preocupado. Volví a firme hacia donde estaban los lobos. Y vi a Alvaro justamente al frente de mí, me miraba seriamente, ya no tenía la figura de un lobo sino de un hombre. Observé por los alrededores y los demás lobos se habían marchado. Volví a mirar a Alvaro, él me miraba con mucho odio, a la vez miraba a Lester que se había colocado a mi lado.
—¡Ese desgraciado te ha traído aquí! —gritó Alvaro con rudeza apuntando hacia Lester.
—Obvio ¿qué tiene de malo? —cuestioné.
En ese momento me sentía débil hacia Alvaro yo lo amaba con todas mis fuerzas, me acerqué hacia él y tomé su mano.
—No me toques —dijo entre dientes y apartó mi mano de la de él.
Me giré a ver la cara de Lester y observé como se miraban ambos, con mucho odio y desprecio.
—Que odio tan intenso tienen ustedes —pronuncié.
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Editado: 29.05.2024