Capítulo 64

Lester entró a mi habitación lentamente, se entró las manos en los bolsillos, y sólo me miraba.

—¿Qué pasa? —cuestioné.

—¿Te haz besado con Osman? —cuestionó. 

En ese momento me faltó respiración, sentí como mi corazón latía más fuerte. Mi cerebro no funcionaba. Quedé estática frente a él. 

—¿Por qué no me contestas? —insistió Lester muy serio.

—¿Haz escuchado algo al respecto? —le pregunté. 

—¿Tú qué crees? Antes de entrar a la cocina, escuché tu plática con Osman. 

—Está bien, te diré la verdad —pausé —. Osman está enamorado de mí, una vez... Nos dimos un beso sin querer cuando fuimos a una discoteca. 

Observé como su rostro se arrugó mostrando su enojo.

—¿Sólo una vez Denis? ¡¿Por qué mermitiste que te besaba?! En la cocina te dijo muy claro de que le dieras un beso por última vez. 

—Pero tú escuchaste que me negué. 

—Sí, pero no quiero ver a ese tipo junto a ti.

—Él sale con Lora, Lester —le recordé —. Vendrá a vivir aquí y se verá con ella. En Brasil le dije que le iba a buscar una novia. Así que por favor, deja tus berrinches.

—¿Y no será que el motivo de él querer vivir aquí es por ti? —inquirió. 

Rodé los ojos.

—Ay, eso no me importa. 

—Pues voy a hablar con él seriamente —dijo entré dientes —. A mí novia él no la volverá a tocar. 

Me dio la espalda dejándome sola. Lo ignoré. Al rato vino a mí de nuevo muy serio. Yo estaba tecleando mi móvil en ese momento. En ese preciso momento escuchaba gruñidos. Me di cuenta de que provenían de mi hermana. Pero ignoré y me centre en mi móvil.

Lester se quedó parado quedando justo pegado a la puerta. Al yo ver que no decía nada, dejé mi móvil a un lado y lo miré.

—¿No vas a decir nada? —le pregunté. 

—No tengo las que decir.

Me moví de mi habitación y caminé la habitación de mi hermano. El bebé estaba durmiendo. Se veía tan tierno y dulce. En ese momento recordé algo. 

«Por Dios. No he usado anticonceptivos». 

Me moví rápidamente hacia la habitación, como siempre estaba frente a su computadora, apartó su mirada de su lap top para mirarme. 

—No me vas a convencer Denis. Así que pierdes tu tiempo —sentencié. 

—No vine para eso Coreen. Es que... Ahora estoy preocupada por algo Coreen.

Alzó una ceja. Y rodó los ojos tocando su computadora de nuevo.

—Olvidé que no he vuelto a usar anticonceptivos Coreen. 

—¿En serio Denis? ¿No tuviste nada de acción en Brasil? —cuestionó Coreen.
—Sí, lo tuve.

Respiró profundamente. Y sonrió.

—Vete a organizar tu viaje y después verificaré algo, nuestros padres me matarán. Te lo cuento el día que regreses.

La miré extrañada, algo ocurría con ella.