Denis dejó la casa, tenía que poner distancia entre ellos y fue a refugiarse a su amado bosque. Estando en su cabaña no dejaba de pensar en la traición de Irina, pero de qué se asombraba, todos los humanos eran iguales, siempre lo habían decepcionado, no veía por qué la mujer que había escogido para compartir su vida iba a ser diferente. Llovía a cantaros Denis desgarró sus ropas se puso en cuatro patas y salió corriendo por el bosque convertido en el gran lobo negro dando aullidos adoloridos.
Fueron tan desgarradores sus aullidos que llamó la atención de los aldeanos, unos cuantos se prepararon para cazar el legendario lobo negro que vivía en el bosque. Por días anduvieron rastreando su rastro, Denis se divertía con ellos, haciéndolos ir de aquí para allá, al menos eso lo distraía de no pensar tanto en Irina, ahora no le importaba nada. En una ocasión cuando los tuvo demasiado cerca decidió enfrentarlos. Los hombres a decir de Denis dieron buena pelea, se alegraba de eso, al menos no salieron corriendo al verlo, se defendieron como pudieron, hubo tiroteos, forcejeos, puñetazos, Denis solo usaba sus garras, no quería morder a las pobres personas y sufrir un destino igual al de él, para cuando terminó cuatro hombres estaban tirados, enzoquetados y sangrando, pero no solo ellos terminaron mal, una de las balas rozó en el muslo de Denis, y este tuvo que salir huyendo a su cabaña.
Se curó la herida lo mejor que pudo, pero la fiebre comenzó a subirle, y agonizando estuvo por días, la luna llena llego transformándolo en humano, agravando más su situación, como pudo subió a su caballo que lo llevó hasta su villa sin que él lo tuviera que arrear, el caballo sabía bien el camino. Por fin llegó, unos sirvientes al verlo en tan mal estado lo cargaron y lo llevaron a su habitación, en sus desvaríos solo el rostro de Irina era el que veía, las luces iluminan el rostro de la mujer que amaba, que le decían que resistirá, sentía que le ponía compresas frías y le cambiaba el vendaje de la pierna, temblaba por la fiebre, se imaginaba a Irina que lo tranquilizaba, cuando la fiebre bajó y despertó de un largo sueño vio la silueta de una mujer parada en el umbral de la puerta de su habitación.
-Parece que la fiebre bajó, mande a alguien por el doctor. – Le dijo Irina a George, él pudo ver claramente que se trataba de Irina.
-Pensé que te habías ido – Le dijo con cierta reclamación.
-No, aquí sigo. – Le dijo con tranquilidad, no quería comenzar una riña.
Denis trató de incorporarse, pero Irina lo detuvo.
-Espera aun estas muy débil, - le dijo regresándolo a la cama,
- ¿Qué estás haciendo aquí? – Irina tuvo que recibir las palabras frías de Denis.
-Me iré, pero no hoy, – en ese momento entró George, Irina tomó un tazón de sopa caliente, se la dio al mayordomo diciéndole… - hágalo comer un poco. – Y salió de la habitación.
Por la tarde Irina regresó a la habitación, Denis estaba dormido, ella se sentó en un mullido sillón que le habían colocado a ella para que lo cuidara mientras estaba convaleciente. Cuando Denis despertó la vio leyendo un libro.
-Tu semblante luce mucho mejor, ¿me vas a decir que fue lo que te pasó? – Denis sonrió recordando el encuentro con los cazadores.
-Fue un accidente, unos cazadores idiotas, me confundieron con un enorme lobo negro. – Irina no comprendió, pero pensó que Denis andaba por el bosque cuando un cazador lo confundió con el lobo disparándole.
-Vaya, ahora no puede uno andar por el bosque, porque le pueden disparar.
-No los culpes, tal vez fue mi culpa, debí ser más precavido - luego se le quedó viendo con esa mirada que Irina ya conoció a la mala.
- ¿Vas a regresar a Kent o te quedaras en Londres? – preguntó con dejo de reclamo, Irina se levantó de su asiento y le dijo…
-Me iré, – Y diciendo esto, levantó las mantas sin aviso, quitó el vendaje y se puso a checar la herida, ante la mirada atónita de Denis por el atrevimiento de la mujer, la pierna era musculosa y fuerte, toda una tentación, - me iré cuando estes mejor, mientras tanto tendrás que soportar mi presencia, veo que tu herida va bien, - volvió a vendarlos y salió de la habitación. Los días siguientes Irina estuvo muy al pendiente de su recuperación, seguía al pie de la letra las indicaciones del doctor, veía que se alimentara bien y cambiaba los vendajes.
Una tarde caía una tormenta, las nubes eran tan gruesas que todo se veía plomizo, Irina estaba en el balcón de la sala viendo caer la lluvia, la brisa fresca le tocaba la cara y el cabello. Denis era la primera vez que se levantaba de cama, solo tuvo que olfatear un poco para encontrar la esencia de Irina, encontrándosela en el balcón, con los ojos tristes perdidos en el horizonte, “estaría pensando en su gran amor” pensó Denis.
-Veo que ya te sientes mejor, has abandonado la cama.
-Me recupero rápido.
-Me da gusto. – Se levantó dejando su cómodo asiento.
- ¿Por qué te vas en cuanto llego?
-Me quedaría, pero mi presencia te es desagradable y hoy no quiero discutir, - se detuvo en la puerta con ojos tristes y le dijo – yo nunca quise hacerte daño, cometí un error al no contarte esa parte de mi vida, pero créeme que solo lo hice por mi prima, ella ama a Felipe – Irina se detuvo – Lord Andersson, la única forma de que él siguiera con su compromiso era viéndome perdida. – los ojos de Irina estaban tristes y llenos de lágrimas.
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amor no correspondido, novela de epoca, un ser sobrenatural muy atractivo
Editado: 04.08.2023