Depht

Capítulo 3

-Pssst. Emma.- la sombra ahora ya conocida me hablaba a mis espaldas.

Estaba molesta con él, aunque no estaba segura de porqué de todos los motivos que tenía para detestarle. Decidí ignorarlo y seguir caminando en la dirección en la que iba.

-Por ahí no es.- se burló y se dejó ver saliendo de las sombras.

-No me digas.- solo cambié de dirección y seguí caminando.

-Puedo llevarte si quie...-empezó a decir.

-No, no quiero nada de ti, que amable. Ahora vete de mi vista, de mis noches y de mi vida, por favor.-le grité.

-Emma, el sabor de tu enojo es asqueroso, ¿Podrías decirme que te molesta?- dijo haciendo muecas como si hubiera comido algo muy ácido.

-Estoy harta de tus juegos, Leviatán, su majestad ¿Podría solo dejarme en paz y buscarse a cualquier otra persona a quien molestar?- lo miré pero no supe describir la sensación que sentí al mirar sus ojos de nuevo.

-Emma, solo déjame llevarte a casa a salvo y me iré.- tomó mi mano y yo la aparté bruscamente.

-Vamos, pero no quiero que hables, ni que me toques.- lo dejé pasar y caminé detrás de él manteniendo mi distancia.

Aunque odiaba admitirlo, le necesitaba para encontrar el camino de vuelta. Después de unos largos e incómodos minutos de caminar, él se paró y giró a verme.

-En recompensa por esa magnífica cena, te responderé las preguntas hasta que lleguemos a tu casa, y luego me iré y buscaré a otra humana.-me sonrió y me tendió la mano para cerrar el trato.

-¿Por qué me acosabas?- solté y él se giro y comenzó a caminar mientras hablaba.

-No te acosaba, Emma. Ya te expliqué que solo deseaba tu miedo, no era mi intención pero una vez que lo probé no pude detenerme.- ni había ninguna emoción en sus palabras, hablaba como una contestadora programada solamente.

-¿Por qué yo?- suspiré.

-Como todo mito satánico, solo puedo alimentarme del miedo de una joven virgen. Y aunque no lo parezca cada vez se me vuelve más difícil encontrar a una.- se rió como si fuera un chiste privado.

-¿Cómo te alimentas? Aún no lo comprendo.

-Es muy sencillo, el miedo humano es una respuesta de los estímulos de su cerebro. Esa mezcla de adrenalina y otras hormonas es visible para mí y solo la succiono, como humo. En algunos casos, me gusta saborear un poco al humano, como a ti en el muelle desde tu oreja.- me quedé muda y solo seguí caminando.

-Algunas veces, suelo cazar humanos por diversión, su carne es como un postre para mí. Antes de que te asustes y me veas como el mounstro que soy quiero aclararte que solo lo hago con quien considero lo merece o le estoy haciendo un favor. Pero desde que te encontré no necesité nada más que tu exquisitez.- giró para sonreír.

-Las pesadillas...-dije muy bajo.

-Exactamente, eso fue obra mía. Era la sazón perfecta. Jamás quise dañarte o lastimarte, y procuraba no ir todas las noches, pero llegó un momento cuando no pude detenerme.

-¿Cómo es que nunca antes pude verte en mi habitación?- todo era tan confuso y me mareaba mas con cada explicación que daba.

-Verás, tengo algunas habilidades extrañas, como que solo puedes verme si yo lo permito. De otro modo, solo soy una sombra más en la habitación de las personas. Esas sombras misteriosas que la gente cree que no están ahí. Soy yo.- volvió a sonreír orgulloso de sí mismo.

-Y...-empecé buscando una nueva pregunta.

-Alto pequeña, hemos llegado, tu sesión ha terminado.- me miró y de pronto ya no estaba más ahí.

-Oh vamos, una más.- dije al aire pensando que me escucharía.

-Descansa, Emma.- susurró de nuevo en mi oído provocándome escalofríos.

Entré en casa consternada por lo que había ocurrido. Cerré la puerta a mis espaldas y me encontré con mi padre en la sala de estar.

-Te esperé como decía la nota, ¿Calentamos la cena y vemos algo en el televisor? Me hace falta distraerme.- dijo mientras se paraba del sofá.

-Claro, yo caliento y tu escoges que veremos.- sonreí y caminé a la cocina para calentar la comida.

Una vez lista, volví a la sala y me senté a su lado entregándole su plato y yo acercando el mío para evitar cualquier accidente. Mirábamos "Terror en lo profundo" hasta que caí en cuenta de que era una terrible decisión después de todo lo que había ocurrido con Leviatán ese días, así que le pedí cambiar de película y terminamos viendo la familia Adams por milésima vez.

Cuando ya había lavado los trastes, mi padre entró a la cocina mientras yo secaba mis manos. Era un gesto extraño y sabía en el fondo que él tenía que decirme algo.

-Mañana quería ir a visitar el pueblo, ¿Vendrías conmigo?- le costaba hablar del tema, pero después de todo, ese había sido su hogar y ahí vivía su familia.

-Claro, ¿A qué se debe la visita?- lo miré curiosa.

-Tu abuelo, pidió vernos, ya sabes que lleva unos años diciendo que presiente su muerte y nos ha citado a todos sus hijos. Claro que si no quieres ir está bien, puedo ir y volver el mismo día.- me siguió mirando con un poco de esperanza en la mirada.

-Claro que quiero acompañarte, iré a preparar mi maleta ahora mismo.- le sonreí y caminé hasta mi habitación.

-Emma, solo nos quedaremos dos días.-me gritó desde la sala cuando yo terminaba de subir los escalones.

El pueblo era una pequeña conglomeración de no más de diez mil habitantes justo en la costa de una de las playas más ocultas. Las casas eran medianas, todas similares y con fachadas blancas en su mayoría.

Cuando era una niña y el tema de mi madre aún no era intocable, solíamos pasar algunas festividades con nuestros familiares, aunque sabía que papá lo detestaba con todo su corazón, también sabía que lo hacía de alguna forma por mí, para que tuviera algo similar a una familia normal con abuelos, tíos y primos. Fuimos por algunos años, hasta que dejamos de mencionar el tema y jamás volvimos a pisar por allá por largos años.

Me emocionaba tener la oportunidad de salir un poco de mi estrés y olvidarme de todo, solo mi padre y yo como antes, como un equipo.



#7677 en Joven Adulto
#15421 en Fantasía

En el texto hay: demonios, romance, reina

Editado: 08.04.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.